• Desafío al corazón. Capítulo {74}

10:44

• 15 días más tarde.
Agarró su nueva cámara y apuntó hacia un pequeño pájaro bicolor. Con velocidad y cuidado para que no se fuera volando lejos. Y le fotografió ahí, bajo las sombras del árbol, entre algún pequeño rayo valiente que se atrevía a acariciar con suavidad sus alas mientras el cabello oscuro de ___ se movía con libertad. Danny tiró de su brazo y corrieron hacia el parque. Sí. Danny.
• Flashback.
“Luego aparecieron médicos, médicos y médicos. Me ingresaron en un centro. Sufría bullying constantemente. La gente me hacía mucho daño. Estuve un año allí, recuperándome, lentamente. Y hice amigos, bueno… tan solo dos. Una de esas dos personas, era Danny. Él fue mi primer novio. Pero me marché.”
• Fin del Flashback.
Danny y ___ se habían reencontrado después de muchísimo tiempo. Danny vivía muy cerca de la casa de ella y por las tardes siempre salían juntos. No siempre solos, pero esta vez sus amigas habían salido de compras y ella había preferido quedarse en el pueblo.
- Mira a ese hombre.
- ¿El del sombrero y sonrisa fugada?
- Sí, ese que tiene los ojos tristes y parece que está perdido.
- ¿Qué pasa con él?
- ¿Cómo que qué pasa? ¡Qué está perdido! - ___ frunce un poquito el entrecejo, sólo un poquito y apreta levemente los labios.
- Tal vez se perdió a propósito. Tal vez no quiere que nadie le encuentre, o tal vez está deseando que le encuentre alguien.
- O tal vez sólo necesite un poquito de ayuda Danny.
Ella hace el impulso de levantase del césped, pero él la retiene a su lado, con una sonrisa torcida y un gesto que señala algo que ella no ha visto pero que está a punto de descubrir.
- Mira esa mujer ___.
- ¿La morena con ojos brillantes?
- La de sonrisa alegre, sí. Mírala, pero mírala bien…
- ¿Qué le pas…? Oh.
- Exacto. Ya le han encontrado, ya se han encontrado. No estaba tan perdido porque al final alguien le ha sabido encontrar entre los más de seis millones de personas que hay en el mundo.
- Seguro que ahora se enamorarán para siempre y tendrán cuatro hijos – dice ella con una sonrisa pegada en la cara y la alegría atravesándole las costillas.
- Exagerada.
-Tienes razón, sólo tendrán tres.
Danny la mira con curiosidad y suelta una carcajada. Ella y sus extrañas teorías. ___ se pone en pie y le tiende la mano. Con el ceño fruncido, Danny la acepta y se pone en pie al instante.
-¿A dónde vamos?
-Yo ya me voy a casa. Tengo que ayudar un poco a mi madre y quiero…
-Llamar a Justin.
-Sí. – ella curva sus labios.
-¿Lo extrañas verdad?
-Mucho. Demasiado.
-Vaya…seguro que le verás pron…
-No te preocupes Danny. – apoya su mano en el hombro de él. – Todo está bien.
No quería escuchar una vez más eso de “Tranquila, le vas a ver pronto, no te preocupes”. No. Porque no es verdad. Están demasiado lejos y eso no va a pasar pronto. No se quiere hacer falsas ilusiones, falsas esperanzas. Prefiere aceptar la realidad, aceptar que quizás algún día podrán verse de nuevo. Pero no pronto. Pronto no. Y lo que más odia es despertarse de ese maravilloso sueño todos los putos fines de semana. Y sentirlo como si estuviera completamente cerca. Pero no, está allí, en su parte del mundo, a demasiados kilómetros de distancia del suyo. Completamente lejos.
Danny la mira desconcertado y le dedica una sonrisa. Ella se la devuelve y tira de su mano mientras se van fotografiando y riendo en el camino.
-Llegamos. – susurra Danny.
-Pues sí. Otro día más. – dice ella desbocando una sonrisa.
-¿Mañana nos vemos?
-Supongo. - ___ se eleva de hombros. – Creo que no voy a hacer nada. De todas formas ya lo hablamos. – sonríe de lado y guarda la cámara en el pequeño bolsito negro.
-Está bien. – Danny asiente y se acerca a ella.
Deposita un beso en su mejilla y da media vuelta para volver por donde hacia escasos segundos había venido.
-¡Adiós “low”, nos vemos mañana!
-¡Adiós Danny, cuídate! – grita ella sonriendo mientras gira el pomo de la puerta.
Cierra la puerta y corre hasta el salón. Su madre está preparando un rico flan, receta de la abuela. Curiosa se acerca y el olor se le cuela por la nariz hasta llegar a su estomago que logra crujir de hambre.
-Vaya, alguien tiene hambre. – carcajea su madre. ___ se lleva la mano a la barriga.
-Sí, yo también lo creo. – carcajea esta vez ella. Se acerca a la despensa y coge un paquetito de galletas.
-¿Vas a comer ahora eso? Ya casi está la comida.
-Sí, lo sé. Pero es que tengo mucha hambre.
Se lleva una galleta a la boca y le sonríe. Su madre niega observándola con una sonrisa orgullosa en los labios. ___ se levanta y le da un beso en la mejilla para luego correr escaleras arriba rumbo a su habitación. Al entrar, cierra la puerta y su gata Luna, corre hasta donde ella está. Luna es una pequeña gata persa blanca de ojos azules cristalinos. Se la encontró abandonada en una de las calles justo al poco tiempo de llegar a su pueblo y no pudo evitar quedársela. La gata salta desde la pequeña ventana y se acerca a ___ soltando un leve “miau”. Ésta lanza el paquete de galletas a su cama y coge a Luna en sus brazos.
-¿Cómo estás hoy?
Luna vuelve a maullar levemente, como si estuviera regalándole una respuesta. ___ la mira pensativa y se le humedecen los ojos.
-¿Tú también extrañas a alguien verdad?
Se acurruca en el pecho de ___ y ella se quita las lágrimas con el puño. Luego la deja de nuevo en el suelo y la gata desaparece por la puerta. Ella coge su teléfono y marca su número. Uno, dos, tres, cuatro…cinco.
-¿Sí?
-Hola bonito.
-¡Hermosa!
-¿Cómo estás? Te extraño mucho Justin.
-Yo también ___.
-¿Cómo te va todo por allá?
-Pues bien, mi padre se vino a Canadá una temporada y está aquí con nosotros en casa ahora. Ayer fuimos a casa de los abuelos y Ryan ya volvió al vecindario.
-¡¿En serio?! ¡Qué guay! ¡Me alegro un montón!
-Pues sí. – carcajeó él. - ¿Y a ti?
-A mi bien también. – dijo algo más apagada.
-¿Por qué ese tono?
-¿Qué tono?
-¿Todo va bien ___?
-Sí, claro. ¿Qué iba a ir mal?
-No sé, por eso pregunto.
-Todo está bien, supongo.
-Supones.
-Tengo que colgar.
-¿Me vas a llamar luego?
-Mejor llámame tú.
-Está bien.
-Adiós, te quiero.
-Yo más, hasta después.

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