• Desafío al corazón. Capítulo {36, 37 y 38}

9:54

Nadie puede engañar al corazón, nadie puede negarse a los sentimientos de éste. El corazón es más fuerte que la mente y nuestros sentimientos son más fuertes que los pensamientos. Nadie puede controlar al corazón. No hay nadie quien pueda dominarlo. Es rebelde y ama a quien se le plazca. Todo es cuestión de tiempo, para que los dos se den cuenta que tienen posibilidades para estar juntos, aunque parezca imposible. Aunque ellos no parezcan personas compatibles, si lo son. Los dos son compatibles, lo parezca o no. Porque los polos opuestos, se atraen. Y son difíciles de separar.

|| Narra Justin ||

Nuestras lenguas empezaron una batalla que sin duda ya estaba ganada. Era increíble hacer eso. Besarla, sin que se resistiera.
-¿No te rindes no? – volvió a susurrar contra mis labios. Yo sonreí sobre los suyos y me separé lentamente de su boca. Aparté un pequeño mechón de su cabello con mi pulgar que rápidamente se posicionó en sus labios recogiendo su textura.
-No, no me rindo.
Ella sonrió y rápidamente una sonrisa divertida se clavó en mis labios. Está claro. En cuanto te tocan la fibra sensible te vuelves estúpido. La agarré por la cintura y le planté otro beso en la boca. ¡El sexto! Nunca se me olvidará. Estuvimos casi una hora besándonos, no podíamos separarnos, parecía como si un gran imán no me permitiera abandonar su exquisita boca. Ahora estábamos recostados en el césped. Eran las ocho y media de la noche, llevábamos allí casi dos horas y media. ___ tenía su cabeza sobre mi pecho mientras yo con mi mano acariciaba su cabello, produciéndole en ocasiones escalofríos.
-¿Por qué te va tan rápido? – preguntó girándose, quedando a un lado de mí, mirándome. Lo cierto era que el corazón me iba como una locomotora. Cambiaba de velocidades sin pedirme permiso. Cogí su mano y la puse sobre mi pecho, encima de mi corazón.
-¿Puedes sentirlo? – ella asintió.
-Que rápido va…- susurró.
-Sí. Va así porque tú, estás aquí conmigo y cada milímetro que te acercas a mí, mi corazón acelera un poquito más. - ___ se acerca un poquito más a mí.
-¿Y ahora?
-Ahora va más rápido. – yo sonrío levemente y ella rompe unos centímetros más, quedándose a apenas 15 centímetros de mi cara. Acariciando mí cabello. Muerde su labio inferior.
-Ahora va a cien.
-¿Sí? – se acerca un poco más, consiguiendo unos 6 centímetros en la separación de nuestras bocas. - ¿Y ahora?
-Ahora a mil.
-¿Y si rompo totalmente la distancia, - vuelve a morder su labio, seduciéndome. – crees que pase algo?
-Lo único que puede pasar es que yo, me haga más adicto a ti y que tú, aceptes por fin que te tengo loca. – ella elevó una ceja divertida y a mi se me escapó una leve risa, cancelada por el tacto de sus labios en las comisuras de los míos.
-¿Hace falta que te diga de nuevo eso?
-S…-me interrumpió.
-¿Por qué no me dices tú a mí que también te traigo loco? – susurró de nuevo contra mis labios, tirando de mi inferior y soltándolo levemente. - ¿Por qué no me lo dices? – comenzó a trazar una fila de besos desde mis labios hasta mi cuello, subió por este y llegó a mi oreja, volvió a bajar. Volvió a mis labios. – Dímelo.
-Me tie…- volvió a interrumpirme besándome en la boca. – loco.
-¿Cómo? – vaciló. – No te entendí. – elevé una ceja y carcajeé, girándola con cuidado, dejándola en el césped, quedándome justo encima.
-Sabes que me tienes loco. Y además, ¿Sabes? – susurré esta vez yo sobre sus labios. – Me encanta cuando haces así…-dije acercándome a sus labios, quedándome a un centímetro. Nuestros ojos estaban cerrados. Se escuchaban algunos grillos en la oscuridad de la noche. – Y poquito a poco me besas.
Ella fue a contestarme algo, pero la silencié con mis labios sobre los de ella, moviéndose esta vez un poco más alocadamente. Si sigue besándome así juro que no podré hacer nada. La deseo infinitamente y algo podría pasar. Pero es que es imposible. Yo no soy así. Yo no era así. Yo cuando deseaba a una chica la deseaba y me la tiraba el mismo día, a la hora. Con ella me bastan los besos y las caricias que me da. Esto me asusta. No quiero reconocerlo. El toque de su lengua volvió a inquietarme.
-Drew. – susurró.
-¿Qué? – me separé lentamente.
-Vámonos ya. – depositó un fugaz beso con sonido en mis labios. Me dejé caer a un lado. – Es tarde y tenemos que llegar antes de las diez a la universidad. – miré mi reloj, eran las nueve y media. Media hora. Se puso en pie y me ofreció su mano. La agarré y me puse en pie en un salto. Ella rió.
-Anda, vamos.
Ladeó la cabeza y la seguí, quitándole las bolsas de las manos de nuevo. Después de apenas cinco minutos llegamos al coche y nos dirigimos hacia a la universidad. En veinte minutos y con el tiempo justo, corrimos hasta la universidad. Subimos las escaleras. Me miró.
-¿A dónde vas? – elevó una ceja observándome.
-Contigo.
-No, vete a tu habitación. Al final nos van a ver. – me quitó las bolsas. – ¿Mañana nos vemos vale? – se acercó a mí y me dio un beso mojado en los labios. Stop. Semáforo en rojo. Se despidió. No me gritó. No me empujó. No me dijo nada. Me besó. - ¿Vale? – sonrió.
-Está bien. – reí. – Descansa bonita.
-Es un poco raro que me digas esas cosas. – subió unos escalones y volvió la vista hacia atrás. – Hace tan solo unos meses me decías cosas horribles.
-Sí, es cierto. Per...
-No te justifiques. No la cagues ahora.
-Está bien, gatita. ¿No me das un beso de buenas noches?
Ella curvó sus labios y negó con una sonrisa. Me sonrió de esa forma tan suya y se la devolví. Subió las escaleras con su típico movimiento de caderas y se perdió. Suspiré. Me quedé sin beso pero…la vena sensible estaba más sensible que nunca. Miré hacia mi lado y caminé hasta las otras escaleras, para subir a mi habitación. Las subí veloz. De repente, me sentía enérgico. Cerré la puerta y me quité la blusa, lanzándola encima de la cama. Abrí el cajón de Ryan en busca de un cigarro, cuando fui a encenderlo, me detuve observándolo. No cigarros. No más cigarros. Lo lancé en su mesa de noche y me acerqué a la ventana. Esa estrella. De nuevo. Mi estrella. Melancolía. Mamá. Los abuelos. Jazzy. Jaxon. Estoy cansado de ser Justin Bieber, el que todo lo tiene, el que no tiene nada que quiere. El que está todo el día en líos, el que corre a mil por hora en moto. Quiero volver a mi pueblo, a Canadá. Respirar el aire de Stratford. Suspiré y apagué la luz. Ni si quiera tiré de la manta. El sonido de un ‘bip’ me asustó por un instante. Estiré mi mano hasta la mesa de noche y cogí mi teléfono móvil. Había recibido un mensaje desde ‘WhatsApp’.

• Ha recibido un nuevo mensaje de ‘Maslow’.

Otra vez el corazón me iba rápido. Demonios con la balanza de la adolescencia. Abrir.

• ‘Hola feo, no tengo sueño.’
• ‘Eres odiosa. Estaba a punto de quedarme dormido’. – mientras escribo, una sonrisa estúpida se me cuela en la cara.
• ‘Tu sí que eres odioso.’
• ‘No tanto como tú’
___ Maslow, está escribiendo un mensaje…
• ‘Hoy me la pasé muy bien. ¿Lo ves que cuando quieres puedes resultar no tan egocéntrico y estúpido? *carita risueña*
• ‘Tú también puedes resultar menos orgullosa. Y también me la pasé muy bien’ *cerdito bailando*
• ‘¿Qué haces con eso? *muñeco riendo* ¿De dónde has sacado ese muñeco? *muñeco riendo*
• ‘Hay muchas cosas que aún desconoces. Aún no conoces mi lado divertido’.
• ‘¿Tienes un lado divertido?’ *muñeco con la boca abierta*
• ‘Yo tengo muchos lados que te gustaría descubrir gatita.’
• ‘¿Quién te dice eso? *ceja elevada* Yo también tengo muchos que desconoces’.
• ‘Me lo dice tu cuerpo cuando estás cerca de mí.’

___ Maslow, está escribiendo un mensaje…

Silencio. Pasa un minuto.

___ Maslow, está escribiendo un mensaje…

Ninguna respuesta.

Estoy por seguir escribiendo, cuando me asalta la duda. ¿La he vuelto a cagar? En esta ocasión no aparece ningún animal absurdo. Sin embargo, ___ no responde. Y aunque comprendo que no puedo poner el grito en el cielo porque tarde unos segundos, minutos, en responder…lo cierto es que me pongo bastante nervioso. Respiro tres veces. Lo borra.

• ‘¿Yo?’
• ‘Sí.’

___ Maslow, está escribiendo un mensaje…

• ‘¿Por qué no saliste este fin de semana?’
• ‘Me iba a ir a Canadá con mi familia, pero el estúpido de mi padre pospuso el vuelo’ *carita triste*
• ‘Own. ¿Y ahora cuando vuelves?*
• ‘No lo sé’.
Tic. Vacío.
• ‘No te preocupes, seguro que irás pronto y lo pasarás genial.’
Mi corazón se descontrola.
• ‘Gracias linda. ¿Tú porque no saliste? *cara interrogante*’
• ‘Mi mamá vive muy lejos.’
• ‘¿¡Qué!? Me lo hubieses dicho y te habría llevado.’
• ¿Bromeas? Está a casi seis horas.’
• ‘Seis horas conmigo. ¿No es una buena oferta?’
• *Dedo medio* Estúpido. *cerdito riendo*
• ‘Gracias, eres muy amable.’
• ‘Me voy a dormir, ya me entró sueño.’ *carita dormilona*
• ‘Está bien. Hasta mañana bonita. *caritas morreándose*
• ‘Eres absolutamente insoportable. *cerdito carcajeando*
• ‘Pues a ti te gusta este insoportable.’
• ‘Idiota. *carita enfadada* Hasta mañana Justin, descansa. *cerdito durmiendo*
• ‘Hasta mañana preciosa. *corazón bailarín*’

Fin de la conexión.

Dejo el móvil sobre la mesa de noche y suspiro de nuevo. Me quedo observando el techo por unos segundos. Y lo último que recuerdo fue ver a ___ sonriendo mientras me besaba. Lo demás…se volvió oscuro. Muy oscuro.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Dos rayos de sol atraviesan la habitación. Suben por los bordes de la cama, por el edredón, por su cabello, por sus brazos destapados. Tira del edredón y se tapa hasta la cabeza. De repente suena el móvil. Molesto e insistente. ___ se mueve desganada en la cama, alarga el brazo buscando el móvil sobre la mesita. Deja de sonar. Lo vuelve a dejar esta vez sobre la cama. Lentamente cierra los ojos y se vuelve a dormir. Se abandona en aquella especie de sueño, agradable. Donde aparece él. Otra vez ese insistente sonido. Gruñe. Estaba a punto de besarla de nuevo. Pulsa el botón verde.

-¿Quién? – pregunta desganada con los ojos cerrados.
-¡Loww! - grita Anahí al otro lado de la línea. Ella sonríe levemente pero aparta el teléfono un segundo ante el fuerte grito.
-¿Qué te pasa? – carcajea. Comienza a abrir los ojos.
-¿Saliste con Justin? ¿Te comió la boca? – gritó Pau arrebatándole el teléfono a Any. Se escucharon carcajadas detrás. Abrí mucho los ojos.
-¡Oye! – grité riendo. Me acomodé lentamente en la cama.
-¡Que me lo cuentes!
-No…- vacilé. – Bueno, un poco. – carcajeó ___.
-¿Te dejó a medias? – volvió a carcajear. – Vale, no. Cuéntamelo todo.
-¡Estúpida! – carcajeó ilusionada. – Sí, si nos besamos.
-¿Y cómo fue?
-¿Qué?
-¡Como fue el beso!
-¡Paaaau, no es el primero!
-¿¡QUÉ!? – gritaron a la vez.
-¡¿Tienes el manos libres?! ¡Quítalo! – gritó ___ riendo.
-¿Y entonces como nos enteramos nosotras? – gritaron Ash y Any a la vez. - ¡Pero cómo que no es el primero! ¡Por qué no nos contaste nada!
-No.... – carcajeé. – Lo sieeento. Ya os contaré. ¿Cuándo regresáis?
-¡No cambies de tema! – chilló carcajeando. Volvemos a las nueve. –rió Pau.
-Si bueno, nos hemos besado unas cuantas veces. – mordió su labio inferior.
-¡¿Tú?! ¡¿Con Justin?! ¡No entiendo nada!
-Yo tampoco. – dije sincera. – Tengo que cortar, voy a ducharme.
-Vale Low, te queremos. – dijo Pau. Sonrió.
-Yo también las quiero mucho. Hasta después.

Se escuchó el sonido de la línea caer y dejó el teléfono encima de la mesita de noche. Se dejó caer hacia atrás y suspiró fuertemente abriendo las manos, dejando el cuerpo relajado, sonriendo. Después de unos segundos subió al cuarto de baño y tras esa ducha de casi media hora, comenzó a cepillarse los dientes. Le gustaba cepillarse los dientes cuando se despertaba, aun así luego tomara el desayuno, volvía a hacerlo al rato. Se colocó un vestido, era negro, totalmente moldeado, pegado a su cuerpo. Parecido al que se había puesto en la sesión de fotos. Quitó la toalla de su cabello, y lo peinó. En lo que esperaba que este se secara, bajó las escaleras veloz y sacó de la cajita los tacones que se había comprado el día anterior con Justin. Se los colocó y se miró al espejo. Después de unas vueltitas volvió al cuarto de baño. Enchufó la plancha y dio calor a su cabello, consiguiendo un total alisado. Dejó la plancha reposar en el suelo mientras cogía la cajita de maquillaje. La dejó sobre el lavamanos y esparció una crema hidratante sobre su rostro para luego ponerse una base de maquillaje bastante suave. Al terminar esto, lineó sus ojos con un gel eyerliner negro, consiguiendo un toque estupendo resaltando su color de ojos claros. Sacó el rímel y peinó sus pestañas. Y así terminó. Luego coloreó un poco sus pómulos con un polvito dorado muy claro. Cogió una barra labial, de color roja y se los pintó, aumentando el volumen de sus labios. Terminó. Lo guardó todo y recogió aquel desastre inmenso. Bajó las escaleras y casi se tuerce el tobillo con las prisas.

-Dissh. – susurró con una expresión dolorosa. Lo giró unas pocas veces y el incómodo dolor ya no se hacía notar tanto.

Se acercó al espejo y se observó. Estaba hermosa. Lucía preciosa el día de hoy. Sonrió al espejo y cogió su teléfono móvil, guardándolo en su pequeño bolso. Cerró la puerta con fuerza y bajó las escaleras. Si Justin la viera, toda la sangre que reúne su cuerpo, se le acumularía…en otra parte. Terminó de bajar las escaleras y se acercó a Will.

-Voy a salir Will. – dijo observándolo seria. Will la observó impactado.
-Bien Maslow. – dijo con cara de baboso.

Ella tragó saliva asqueada y siguió su camino hacia las afueras de la universidad. Bajó los pequeños escalones y se posicionó en la carretera. Un camión.

-¡¡Eh morena, quien te cogiera!!
-¡Vete a tomar por culo! – gritó.

Suspira pesadamente. Un taxista la observa ella niega y él sigue su marcha en busca de una carrera. Una moto. Tragó saliva. Venía rápido. Bastante rápido. Ya estaba cerca. Siguió caminando. Observó la moto, ya estaba cerca. ¿Justin? La moto frena con estruendo delante de ella.

-¿Gatita? – preguntó él frenando en seco, quedándose congelado, observándola. Se veía preciosa, la miro de arriba a abajo. Desde sus pies, lucía los tacones que había comprado ayer, que hacían que sus piernas fueran más deseosas. Fue subiendo su mirada, admirando aquellos muslos de infarto, que cubrían su hermosa piel con una fina tela negra. Siguió subiendo, se detuvo un segundo en sus pechos y luego se detuvo en sus labios rojo pasión. Jodida mente masculina, haciéndole pensar depravaciones. No podía evitar pensar en ___ bajo de su cuerpo, sudorosa, diciendo que quería más y más….

-Deberías controlar la velocidad. – siguió caminando. Él carcajeó fuertemente y giró en su dirección, observándola nuevamente. Estaba terriblemente…sacudió la cabeza.
-Me gusta la velocidad.
-Algún día te va a pasar algo. – dijo ella girando, observándole. – Y algo malo.
-¿Por qué eres tan mala conmigo? ¿Y por qué vas a sí? ¿Sola? ¿Por la calle? ¿No te das cuenta que eres una tentación para todo hombre?
Ella pestañea. Son muchas preguntas. Muchas preguntas a la vez, sin sentido.
-Todos los hombres sois unos idiotas. Una enseña un poco de carne y ya os volvéis como locos.
-Ustedes las mujeres nos volvéis locos.
Un grupo de atractivas muchachas con los ojos perfectamente pintados, con pestañas largas y vestidos minis pasan al lado de ___. Se quedan observándola y dialogan algo entre ellas, la miran de arriba abajo. La están criticando. Luego dirigen la mirada a Justin. La vuelven a ___.
-¿Algún problema? – preguntó ___. Justin carcajeó entre dientes.
-Sí. Tú. – dijo la castaña.
-¿Yo? - ___ elevó una ceja y luego, soltó una gran carcajada. - ¿Que pasa conmigo?
-Esa ropa, no va contigo. Es demasiado ‘cool’ para una persona como tú.
-¿Conmigo? - ___frunció el ceño divertida y se elevó de hombros. – Prefiero ser como soy a ser una hueca como tú. – sonrió falsamente. – Si me permiten, tengo cosas más importantes que hacer que hablar con plásticas descerebradas. Con permiso.

Dejándolas con la palabra en la boca, echó a caminar. Justin no dejó de observar su contoneo de caderas mientras mordía su labio inferior. Aunque no se lo había dicho aún, le ponía a mil cuando sacaba su carácter. Miró a las chicas que le observaban con deseo. Él les guiñó un ojo y aceleró, alcanzando a ___.

-¿A dónde vas?
-No lo sé.
Justin carcajeó.
-¿A dónde piensas ir?
-A un lugar bonito.
-¿Un lugar bonito?
-Quiero fotografiar.
-Yo conozco un sitio. – dijo él en alto. Ella se detuvo. – Si quieres puedo llevarte.
-Llevo vestido.
-No, no me había dando cuenta. – Justin negó con una ceja elevada mientras ella se acercaba, mostrando por fin una sonrisa.
-Eres un tonto.
-¿Me vas a dar un beso?
-No, creo que no.
Se apoyó en su hombro con fuerza y se montó en la moto, abrazándolo con fuerza. Aún le temía mucho a las motos. Justin carcajeó. Le estaba agarrando fuerte. Aceleró con fuerza y en veinte minutos, ya habían llegado. ___ abrió los ojos.
-Listo, llegamos.
-¿Para qué me traes a la playa? – dijo ella deshaciéndose poco a poco de su abrazo, bajándose de la moto.
Justin paró el motor y bajó también. ___ observaba la playa. Era la playa a la que él siempre iba para olvidar las cosas o para sentirse un poquito mejor. Era un lugar precioso, pero no lo que buscaba ___. Y menos vestida de aquella forma. Ella pensaba fotografiarse…quizás en un parque, o…
-¿A que es bonita? – dijo él abrazándola por atrás. Últimamente se cumplía esta tradición siempre que estaba con ella.
-Sí, es muy hermosa. – susurró ella quitándose los tacones.
-¿Vamos? – preguntó observándolo con una sonrisa.
El asintió y se quitó los zapatos, haciendo tacto con la arena caliente. ___ corrió carcajeando hacia la orilla ya quemaba muchísimo. Justin la siguió y mojó los pies en el agua.
-Está buena. – susurró. Lo miró. – ¿Por qué no hay nadie? Es una playa muy bonita para estar…tan desierta. – dijo observando los alrededores. Volvió a clavar su mirada en él.
-Muy poca gente la conoce. – dijo desabotonando su blusa. ___ lo observó curiosa.
-¿Qué haces?
-Tengo calor. – susurró.

Justin continuó desabotonando su camisa, hasta que llegó al último y observó a ___. Otra vez seduciéndola. Y lo peor es que lo conseguía. Canalla, sabía cómo seducir a una chica a la perfección. ___ tragó saliva y observó el mar, mirando el horizonte, era infinito. Se giró, sacando de su bolsito la cámara de fotos. Enfocó el horizonte y tomó algunas fotos. Soltó los tacones en la arena y comenzó a caminar, fotografiando el cielo, las conchas que el agua soltaba en la orilla, el simple burbujeo que las olas dejaban en la orilla al marcharse. Las huellas que ella dejaba marcadas en el suelo o la simple gaviota que vagaba sin rumbo por el cielo.
-Obsérvalo. – dijo Justin a su lado señalando a un pajarito. Tenía el pico alargado y unas patas largas, daba saltitos seguidos. ___ rió.

-Es muy gracioso.
-Siempre que vengo que está ahí. – dijo él observándolo con melancolía.
-¿Por qué vienes aquí, solo?
Él la miró un instante y apretó su mandíbula, volviendo la mirada hacia el pajarito que intentaba coger un pez en el agua. Quizás para llevárselo a sus crías. Quizás para sobrevivir.
-A veces me gusta estar solo. – dijo con voz ronca.
-A veces es bueno estar solo. – dijo ella colocando su mano en el hombro. Él la miró y le sonrió.
-Dame. – dijo arrebatándole la cámara.- Sonríe.

Y así lo hizo. Sonrió. Una. Dos. Tres. Quizás seis u ocho veces. Se remangó su corto vaquero y tiró la blusa, enfocándola a ella.
-¿Puedo sacarte una a ti? – dijo ella. Él asintió y le dio la cámara.
___ comenzó a fotografiarlo. Era increíble, no tenía ningún perfil malo. Cuando estaba despistado, flash. Cuando la miraba, flash. Cuando sonreía observando el mar, flash. Se acercó a él y colocó la cámara enfocándolos, flash. Alejó la cámara, observando la foto. Miraron la pantallita y luego ___ elevó la cabeza hacia un lado, clavando su mirada en él, sonriendo.
-Vamos a guardarla.

Cogieron el pequeño bolsito de ella y guardaron la cámara. Después de unas discusiones de ‘No’ ¡Sí! ‘No’ ¡Sí! ‘No me da la gana’ ‘Confía en mí’ ‘¡NO! ‘Bueno, vale.’ Guardaron el bolso detrás de unas rocas. ___ temía por si se la robaban. Comenzaron a caminar hacia la orilla de nuevo. Ella se dejó caer en la arena, mucho antes de llegar a la orilla.

-¿Te llevo en brazos preciosa?
-No. – elevó una ceja.
-Sube. – le ordena.
-No. – masculló riendo mientras le observaba.
-Anda, sube.
-¿Por qué? No. Eres capaz de bajar hasta la orilla y lanzarme al agua.
-Hmmm…-mordió su labio inferior. – Es una gran idea. Sube.
-No me voy a subir en tu espalda. Me niego.
-Bueno…pues nada. – la mira. – En mis brazos entonces. – Sonríe pícaro y se agacha hasta ella.
-No. No. Y no.
Pero demasiado tarde. Ya está alzada. Grita pataleando, intentando deshacerse de su agarre. Justin ríe y la deja en el suelo.
-Eres un bruto. – le pega en la barriga.
-Tú una caprichosa.
-Encima la caprichosa soy yo. – pone sus brazos en jarras.
-Sí, sí. Eres muy caprichosa. – dice él acercándose a ella, tirando de su cintura.
-Yo no soy caprichosa.
-Bueno vale. El caprichoso soy yo. Y quiero un beso.
-Tú siempre quieres besos. – giró. - ¿No hay ninguna rubia plástica o alguna morena escandalosa que te satisfazca o qué? Creo que ya te hace falta…-paró. ¿Qué coño estaba diciendo? Se giró, observándolo.
-La mujer que quiero, no me hace caso.
-¿Cómo se llama? – preguntó ella frunciendo el ceño. Él se acercó y la tomó por la cintura.
-Gatita.
-¿Gatita? – ___ frunció el ceño y enredó sus brazos en el cuello de Justin, poniéndose de puntillas.
-Sí, gatita.
-Que feo. – dijo ella sonriendo.
Se acercó a él para besarlo, ya casi estaba cerrando los ojos, cuando se separó. Corrió a la orilla y lo dejó metros más atrás. Justin avanzó hasta ella y la agarró de nuevo por la cintura, elevándola, entre sus brazos. Avanzó al mar.
-¡¿Qué haces?! – gritó. Justin siguió avanzando. Treinta centímetros de su pantalón, estaban completamente empapados. __ ahora gritaba totalmente en serio.
-¡Justin! ¡Que me bajes! ¡Qué voy en serio! – pataleó con fuerza. Justin la agarró aún con más fuerza sin decir nada. Siguió avanzando.
-¡Gilipollas! ¡Cómo me tires al agua, te mataré!
-Mátame.
-¡Que me bajes Justin!
-Si te bajo, te mojarás.
-¡Vale! ¡No me bajes! ¡Pero cómo se te ocurra soltarme, mueres!
-¿Contigo en brazos?
-¡Que te dejes de boberías!
Justin siguió avanzando, carcajeando. Sin detenerse. Quería tirarla al agua. Mojarla. De pies a cabeza. Tirarla al mar. Suya.
-Justin, no me vas a ver más en tu puta vida.
-Ya me has dicho eso unas tres veces. – siguió avanzando. El agua ya cubría hasta su cintura. Se detuvo. – Y nunca lo cumples. – susurró observándola.

Ella se agarró a él, a su pecho. Él carcajeaba y ella observó su vestido. Él por inercia dirigió su mirada hasta este y volvió a mirarla con la ceja elevada. Este plan era interesante. Y le gustaba. Le gustaba mucho. Soltó su mano derecha y ___ se aferró a él. Justin dejó caer las piernas al agua, mojándola completamente de cintura hacia abajo. Ella maldijo por lo bajo y rápidamente enredó sus piernas en la cintura de Justin y rodeó su cuello con sus manos. Pues sí, su plan estaba resultando bastante entretenido. Justin la cogió en brazos de nuevo y siguió avanzando hasta que ya no pudo más y se dejó hundir con ella en brazos. Al salir a la superficie ___, elevó las manos y dirigió su mirada hasta su ropa. Poco a poco, fue subiendo la mirada hasta encontrarse con la de Justin. Él carcajeaba. Elevó los hombros y echó a nadar.

-¡Gilipollas! – le gritó. - ¡Eres un reverendo estúpido! – gritó ___, corriendo tras de él. Todo su pelo chorreaba, su ropa estaba totalmente empapada. Lo maldecía.
-¡Vale, vale, me rindo! – dijo Justin echando las manos al aire. ___ lo alcanzó y se lanzó a su espalda. Justin carcajeaba sin cesar. Casi clavó sus uñas en su espalda. - ¡Ay! – gritó esta vez él.
-¡Te odio Bieber! – le gritó. - ¡Mira como me has puesto imbécil! – Justin tiró de su mano y la dejó caer de nuevo al agua. Carcajeó. __ salió a la superficie. Se quedó observando su cuerpo. Maldita sea. Se transparentaba.
-Eres un… - tiró de nuevo de su mano, aferrándola a su cuerpo.
-¿Un qué? Mordió su labio inferior. ___ fue a pegarle una bofetada, él paro su mano. - ¿Un qué gatita?

|| Narra Justin ||

Nuevamente, fue a contestar, y me proveché de su boca entreabierta para volver a atacar. Vi sus labios entreabiertos y todo se fue por el caño. Me lancé para conseguir lo que llevaba ansiando desde ayer por la noche. Su boca. No pude aguantarme más y me lancé para tomar sus labios. Mis labios se estamparon con furia sobre los suyos, desesperados y ella perdió sus manos en mi cabello, tan desesperada como yo. Su inmediata respuesta me confundió. Se acercó más a mí, cuando coloqué una de mis manos alrededor de su cintura. Su lengua se mezclo con la mía y el sabor de su boca era una mezcla paradisíaca de agua de mar y su propio sabor. Era dulce, a la vez salado y totalmente adictivo. Llevó sus manos a mi nuca y el beso se volvió más profundo. Como cada vez que la besaba, mis ojos estaban totalmente cerrados y disfrutando de ello como el resto de mí. La calidez de su boca en mi boca y sus caricias intensas en mi cabello comenzaban a encenderme. Resbalé mi mano por su mano hasta llegar a su cadera de nuevo y volví a subirla. Hallé la cremallera. Se me escapó un gemido ahogado en su boca cuando ella volvió a enredar sus piernas en mi cintura, apretándose contra mí. Me estaba volviendo totalmente loco, y esto era mi culpa.

-No sabes, no tienes ni la menor idea de cuánto yo te deseo - le susurré al oído mientras comenzaba a besar su cuello otra vez.

Gimió levemente y eso fue como apretar el acelerador en mí y no sacar el pie de allí. Resbalé mis labios por su mentón y bajé a su cuello, subiendo de nuevo. Desesperado volví a su boca. Mordió suavemente mi labio inferior y luego se alejó para mordisquear desde mi mandíbula, hasta mi oreja. Regresando a su boca, mezclé mi lengua con la suya y mordí con cuidado su labio. Susurró algo que no logré entender, pero me dio un placer inmenso.

-Yo también. – susurró ella contra mi boca.

Volví a deslizar mi mano, llegando esta vez a sus muslos, acariciándola levemente. Llegué de nuevo a la cremallera de su vestido. Si tiraba de allí, no habría vuelta atrás. Estaba totalmente excitado. Y mientras, se separaba de mis labios solo para pegarlos a mi cuello, haciendo que la electricidad avanzara por mi cuerpo, centrándose en la parte baja de mi cintura con fuerza. Quise estirar mi mano y acariciarla, pero me guardé las ganas. Desee hacerle el amor como nunca había deseado. El amor. Por dios, ¿Qué pasa conmigo? ¡El amor! Acabo de pensar en hacerle el amor. Yo nunca he hecho el amor. Sexo. Puro sexo. Adrenalina, rapidez. Eso es lo que he deseado siempre. Pero, ¿Hacer el amor? Si joder, ahora lo necesitaba. La necesitaba.

-Espera, espera. – susurró apartándose lentamente. – Vamos muy rápido gatito.
Gatito. Suspiré contra su boca y besé sus labios con ternura, era perfecta, toda ella era perfecta.
- ____. – susurré contra sus labios.
-¿Ajá? – dijo a penas en un susurro, acariciando mi cabello.
-¿Quieres ser mi novia?
-¿Estás de coña? ¿Qué dices? – dijo ella observándome, congelada.
-Que si quieres ser mi novia. Yo no puedo…no puedo. – besé sus labios de nuevo, con ternura. – No puedo, te juro que….no me hago a la idea de que venga otro chico y te lleve con él. Te juro que me muero si eso pasa. No soporto la idea de que te otro pueda tocarte. Creo que…
-¿¡Qué!?– repitió observándome, curvó sus labios y una pequeña sonrisa salió al rescate, dándome la total certeza de lo que iba a decir.
-Creo que…te quiero.
Te quiero. Tragué saliva. Mi primer te quiero. Ahora venía ese duro momento de las telenovelas que mamá veía. Esas en las que una sola frase dependía del resto de tu vida. ‘Yo no, yo no te quiero’. Eso, era lo que más temía. Cogí aire.
-Yo también te quiero Justin. – susurró. Estallaron millones de fuegos artificiales en mi estomago. La besé con delicadeza, largo y suave. Me separé un poco.
-Aún no me respondiste.
-¿A qué? – preguntó riendo.
-¿Quieres ser mi novia? – mi corazón amenazaba un posible infarto.
-No. – vaciló...-Sí. Si quiero ser tu novia.

Entonces aquello fue más fuerte que yo, me acerqué a ella, rompiendo toda la distancia que nos volvía a separar y la tomé de la cintura para acercarla más a mí y besarla apasionadamente. Sus pequeñas manos invadieron suaves sobre mi pecho, y luego subieron a mi nuca. Su boca me respondió de la misma manera y nuestras lenguas se volvieron a juntar. Besar su boca y sentir su sabor era una de las cosas más maravillosas que había en este puto mundo. Me alejé despacio y me alejé para mirarla. Tragué saliva y acomodé un mechón que caía sobre su cara. Volví a besarla suavemente, apoyando apenas mis labios sobre los suyos. Y me volví a alejar, centímetros. Milímetros.

-¿Entonces eres mía?
-Tuya.
-¿Qué eres?
-¿Qué? – elevó una ceja divertida.
-Dímelo.
-Tuya.
-Repítelo. – Justin mordió su labio inferior.
-Soy tuya. Solo tuya. – se inclinó de nuevo, besándolo con delicadeza.
- Y yo soy tuyo. – dijo esta vez él.
-¿Sólo?
-Solo tuyo. – susurró.
-¿Me lo prometes? Acabas de renunciar a todas las plas.….-le corté.
-___, te prometo que no hay otra cosa que no desee más que estar contigo.

Ella sonrío y volvió a besar lento los labios de Justin. Sus corazones amagaban estallar en cualquier momento. En este preciso instante. Eran novios.

You Might Also Like

3 comentarios

  1. PERO QUE FUERTE ME PARECE!!!!!!!!!!!! ES INCREIBLEMENTE PRECIOSO!!!!!!!! SOLO DE PENSAR QUE DE VERDAD PODRIA PASARME A MI!!!, CON JUSTIN O CUALQUIER OTRO, PERO LA SITUACION ES INCREIBLE!!!!

    ResponderEliminar
  2. OHHHHHHHH DIOSSSSS!!! NO PUEDE SER!!!!!! ¿¿ENSERIO?? LE HA DICHO QUE NO PODÍA IMAGINARLA CON OTRO CHICO, QUE NO SOPORTARÍA QUE LA TOCARA OTRO!!!! OXÍGENO POR FAVORR!! Y DESPUÉS UN: "SOY TUYO" ¿¿¿ENSERIO??? ¡¡¡¡¡JUSTIN!!!! ¡¡¡¡VEN A MI CAMA A LA VOZ DE YA!!! jajajajaja *o*

    ResponderEliminar
  3. ESE MOMENTO EN EL QUE SE HACEN NOVIOS, EN EL QUE SE DICEN MUTUAMENTE QUE SON EL UNO DEL OTRO.. ESE MOMENTO ES PRECIOSO. ME ENCANTA, ME ENCANTA TODO. ES PERFECTA.

    ResponderEliminar