• Desafío al corazón. Capítulo {35}

16:15

• Capítulo 35.


- Ven, por aquí.

Susurró Justin dirigiendo a ___ en la dirección correcta. Había bastante gente en el centro comercial. Justo al entrar, Justin se había encontrado con unos amigos que se habían quedado observando a ___ como a una diosa. ¡Si y qué! ¡Pero era su diosa! ¡Nadie tenía por qué mirarla así! ___ les sonrió y se presentó, luego se giró y dejó a Justin con los chicos conversar a solas. Entró en una tienda de vestidos y comenzó a mirarlos, jugando con el tacto de las telas entre sus manos mientras los tocaba al pasar. Justin no tardó mucho en llegar hasta donde ella estaba.


- Me gusta este. – dijo Justin señalando uno de color negro. Era corto, por encima de las rodillas obviamente. Era totalmente lizo pero ajustado y tenía un escote señalado, pero no de rubia plástica. Ella lo miró y elevó una ceja, luego carcajeó y siguió caminando. Después de ver todos los vestidos salieron de la tienda. ___ no quiso comprarse ninguno. Total, para que iba a querer un vestido estando en una universidad. Justin quería entrar en una tienda de deportes. Entraron y se dirigieron a la zona de las zapatillas deportivas. ___ quedó alucinada. Él cogió en sus manos unas supra de color roja con la suela azul. Ella cogió en sus manos unas negras con la suela de color turquesa. Se acercó a él.

- Me gustan estas. – dijo ella enseñándole las supra.

Se miraron y rieron. Había dicho lo mismo que le había dicho él hacia unos minutos. Justin las miró y volvió la mirada a ___.


- A mí también.
- Pruébatelas, a mi me encantan.

Justin se sentó y se las colocó. Dio unos pasos y caminó un poco por la tienda mientras ___ lo miraba.

- Sí, me voy a llevar estas. – dijo él.

Se dirigieron a caja y Justin pagó. Salieron de allí y entraron en otra tienda, esta vez de chica. Se adentraron en miles de prendas. Justin cogió un montón de ropa para ___ mientras ella estaba en el probador con unas camisas.

- Linda, mira lo que te traje. – dijo él.

Ella frunció el ceño mirándose en el espejo. Asomó la cabeza, tapándose con la tela del probador y él la miró curioso. ___ miró la montaña de ropa que le había traído y elevó una ceja.

- Ni pienses que me voy a probar todo eso.
- Si, lo harás. Venga, toma. – le tiró una falda.

___ soltó la cortina para cogerla por puro impulso. Y maldita sea la hora. No se acordaba que sólo tenía el brasier. Justin tragó saliva observándola y ella rápidamente volvió dentro, cerrando la cortina. Se apoyó en la madera que creaba la pared del probador y suspiró. Qué vergüenza acababa de pasar. Se quitó los vaqueros y se puso la falda y luego la blusa que él le había dado. Le gustaba, Justin era bueno con los gustos. Le hacia el cuerpo bonito.

- ¿Te lo pusiste? – preguntó una voz masculina.
- Sí. – dijo ella desde adentro.
- Déjame verte.
- Olvídate. No voy a hacer de modelito. – dijo ella.
- Ya lo hiciste una vez.
- No voy a desfilar para ti.
- Es una idea bastante llamativa. – dijo él irónico. Ella sonrió entre dientes.

Abrió la cortina y salió. Justin recorrió desde sus pies hasta su cabeza con su mirada y luego se detuvo en sus labios.

- ¿Qué tal? –dijo ___ sonriendo. Al ver que no respondía, volvió a preguntar. - ¿Tan mal me queda o qué? – Los labios carnosos de ella, ligeramente rosados se mueven al pronunciar aquello y regresa con preocupación volviéndose al probador, observándose en el espejo. Volvió la vista hacia él. - ¿Justin? – Después de varios segundos, pestañea y eleva la vista hasta sus hermosos ojos.
- Ah…sí, no. – soltó una leve carcajada. Ella lo observa con el ceño fruncido. - Me encanta.
- Eres medio raro.


Y cierra la cortina nuevamente. Justin agita su cabeza y observa el montón de ropa que le ha traído. Mira hacia el probador, la ve. La cortina de tela azul está mal colocada y se refleja a través del espejo, él se muerde el labio observando sus piernas, lo que puede ver.

- Toma. – dice él desde afuera acercándose al probador.

Ella tira de la cortina y se cubre totalmente con esta, dejando ver tan solo su cabeza por la esquina derecha. Lo mira y luego dirige su mirada hasta su mano. Justin le da un vestido cortito de color negro es sencillo pero bonito. Ella saca su pequeña mano y lo coge, luego lo mira y él eleva una ceja. Ignora su cara de estúpido y entra en el probador. Deja deslizar una falda por sus finas y delgadas piernas para colocarse el vestido. Malas noticias. No alcanza a subir la cremallera situada justo atrás, en su espalda.

- Avísame cuando te lo pongas. – dice él.

- Ya me lo puse. Ya me lo quité. – miente ella con el tono un tanto elevado. Justin sonríe entre dientes. La está viendo por la esquina.

- Mentirosa. – dice esta vez él. Se acerca al probador y se detiene.
- ¿Mentirosa? – dice ella con un tono sarcástico.

Justin abre la cortina y entra dentro cerrándola de nuevo. ___ lo observa. ¡Pero tendrá poca vergüenza!

- Sí, mentirosa.
- ¡Se puede saber que haces! – exclama ella agarrándose el vestido.
- Ayudarte. Voltea.
- ¿Qué? - ___ abre como platos sus ojos. - ¡Estás loco! ¡Salte ya!
- Venga, date la vuelta. – insiste.
- Que no me da la gana gilipollas, que te salgas. – dice observándole furiosa.


Él eleva una ceja y aprieta su mandíbula. La gira rápidamente y coloca su mano en la espalda de ella, quemándole la piel con el tacto. ___ traga saliva mientras él sube lentamente la cremallera, totalmente a posta.

- Pero bueno, ¿Una chica tan buena como tú dice esas cosas? Tan fina y tan mal hablada. ¿No te enseñaron modales? – la gira y la observa de pies a cabeza. ___ no sabe que decir. Le cuesta hasta respirar. Justin sonríe divertido y repasa nuevamente su cuerpo. Maldita sea su vida, ___ está terriblemente buena.
- Eres un canalla. – dice ella saliendo del probador, empujándole. Él carcajea detrás y la sigue.
- ¡Eh! ¿Piensas llevártelo ya puesto?


|| Narra Justin ||


____ no dice nada, se acerca a la dependienta y tras unas sonrisas corta la etiqueta del vestido. ___ se vuelve hasta mí y camina sin dirigirme ni tan solo una mirada, rosa mi hombro con fuerza y yo río entre dientes. Se acerca al probador y recoge su ropa, metiéndola en una bolsa. Recoge las prendas que anteriormente se había probado y vuelve a acercase a la caja. Las paga y recoge la bolsa. Luego, sale de la tienda. Me pregunto si me he quedado lo suficientemente estático como para no seguirla. Observo a la dependienta y me despido con un cordial ‘Hasta Luego’ y corro hasta ella.

- Oye, espérame. – digo alcanzándola. Ni siquiera se gira. Me planteo la opción de llegar hasta donde está, dos metros más adelante. Repito que ese vestido le hace unas curvas condenadamente hermosas y las vistas desde aquí atrás son estupendas. Que buen gusto tengo.

- Que simpática eres. – digo posicionándome a su lado. Ella gira su mirada hasta mí y la vuelve hacia adelante. Santo cielo, si las miradas matasen…

- Eh, no te enfades conmigo. – digo riendo mientras ella se dirige a otra tienda enfurecida. ¿Me he pasado?

Coge unos tacones corridos del mismo color del vestido que tiene puesto pero con la suela de madera y un poco altos. Los observa y luego se sienta en una pequeña butaca, retira las sandalias que tiene puestas y se los coloca. Luego se pone en pie. Yo intento no ponerme nervioso. Se acerca al espejo y se observa, haciendo posiciones. Intento no ponerme más nervioso.

- Me gustan. – digo con los brazos cruzados, observándola. Ella me mira a través del espejo y pone los ojos en blanco. Se vuelve a la butaca y se los quita volviendo a colocarse las sandalias negras como su vestido. Rápidamente se acerca a la caja y paga. A paso rápido sale de la tienda.

- ¿Me vas a evitar todo el tiempo o qué? – pregunto tirando de su mano.

- ¿Te vas a comportar como un completo idiota todo el tiempo o qué? – dice por fin. – Eres insoportable.

Yo elevo una ceja y ella suspira cansada, volviendo a coger un paso rápido. Se acerca a una cristalera y se apoya en la pequeña valla. Yo me acerco y la rodeo por atrás. Ella se exalta un segundo.

- Perdóname anda. – digo susurrando en su oído. Ella niega levemente.
- Anda. – vuelvo a decir. Sus labios se curvan y puedo apreciar una leve sonrisa que rápidamente anula. – Anda. – susurro por tercera vez.
- Está bien. – dice quitando mis manos de su cintura. Una bolsa cae y rápidamente la recoge y me mira. – Pero como te pases de listo no me vuelves a hablar en tu vida.

Yo carcajeo y luego asiento intentando parecer serio. Puedo observar una pequeña franja de su dentadura.

- ¿Tienes hambre? – le pregunto y observo sus manos. Rápidamente cojo las seis bolsas que lleva. Seré estúpido que no me he dado cuenta antes.

- Yo puedo llevarl…
- Cállate tonta. – digo cogiendo la última. - ¿Quieres comer?
- Bueno. – se eleva de hombros.
- ¿A dónde vamos? – pregunto. - ¿Quieres ir al Fontanelly?
- ¿Estás de broma? Yo me conformo con un Mcdonals.



Y eso me sorprende. Recuerdo que todas las chicas a las cuales e invitado a comer quieren ir allí. Es un restaurante caro y de lujo.



- ¿Mcdonals? – pregunto con el ceño fruncido.
- ¿No te gusta? – pregunta esta vez ella.
- ¿Bromeas? Amo el Mcdonals. – carcajeo y ella sonríe.
- Genial, pues vamos. – dice ladeando la cabeza en la dirección contraria. Llegando al Mcdonals, después de cinco minutos.

- Buenos días. ¿Qué pedirás? – preguntó una chica de unos diecinueve años observándome con una mirada penetrante. Luego observó a ___. – Ups, pedirán. – carcajeó descarada. Miré a ___ que la observaba con una ceja elevada. Reí entre dientes.

- Quiero una Big-Mac. Con Coca-cola. – dijo ella. ¿Big- Mac? ¿Nada de ensaladitas ni bebidas estúpidas?

- Bien. – asintió la rubia. - ¿Y tú? – me miró sonriendo. Conocía esa mirada. Me estaba seduciendo.

- Yo quiero lo mismo. – dije con desdén. Ella frunció el ceño y se giró. Miré a ___ que ya no se encontraba a mi lado si no sentada en una mesita, al fondo. Hm, buen sitio. Recogí las bandejas y me senté enfrente de ella. Cogió su bandeja y la giró. Abrió la cajita contigua a donde estaba la hamburguesa y dejó caer allí todas sus patatas, llevándose una a la boca. Me miró.



- ¿Qué tengo?
- Nada, n..ada. – dije algo nervioso. Mierda, mierda. Odiaba ponerme así.
- ¿Por qué tartamudeas? – preguntó riendo observándome. La miré yo.
- Yo no tartamudeo.
- Lo acabas de hacer. – dijo llevándose otra patata a la boca, riendo mientras me observaba.

- Alucinaciones.
- Ay Bieber, Bieber. – carcajeó.
- ¿Qué?
- Nada. – sonrió y cogió la hamburguesa en sus manos.

….

- Oye. – dijo tomando de su Coca-cola.
- ¿Hm?
- Jeremy me dijo que ya estaban diseñando la revista. – me miró. Yo la miré. – Que cuando queramos que pasemos a buscar las fotos.
- Ah, bien. – intenté decir. Estaba masticando. Ella rió.
- Hazte así anda. – dijo pasando su mano por la boca. Yo fruncí el ceño sin entender. – Que te hagas así. – volvió a decir. Negó cansada y cogió una servilleta, se hizo hacia delante y la pasó por mi boca.
- ¿Gracias? – dije riendo.
- Eres un patoso comiendo.
La miré y fruncí el entrecejo ella rió y me robó una patata.
- ¡Maslow, eso no se hace!
- Hmmm…están riquísimas eh. – dijo riendo. Yo elevé una ceja y carcajeé también. – Toma. – dijo volviendo a hacerse hacia adelante, colocándola en mi boca. No entendía porque de repente mi corazón estaba cambiando de velocidades sin darme ni si quiera una explicación. Abrí la boca y la mordí, mordiendo sin querer un poco su dedo. Ella simuló un ‘Ay’ pero luego rió.
- Gracias. Si quieres traigo más y me las das una a una en la boca. O con la boca.
- Ya te estás pasando de listo.
- Era tan solo una broma. – carcajeé. – Bueno en realidad no lo era.
- Estúpido.
- Linda.
- Estúpido.
- Hermosa.
- Deja de alagarme ¿Qué te pasa?
- Nada. – tomé un sorbo de mi Coca-Cola. – Absolutamente nada.
- Que insoportable eres de verdad.
- ¿Eres demasiado bipolar no?
- Tú lo eres más.
- Ya, deja de molestarme Maslow. – dije simulando la voz de un bebé. Ella me miró anonadada. ¿Qué mariconada acababa de hacer? De repente, rompió en carcajadas y yo la observé con una media sonrisa.
- ¿Qué? – reí.
- Nada, nada. – decía carcajeando. – Eres extremadamente extraño. – volvió a carcajear. – Dios, eres…eres...- no pudo terminar la frase, ya estaba riendo de nuevo. – Va Drew, que yo no te molesto más, vamos anda. – dijo imitándome.
- ¿Drew?
- Bieber.
- ¿Bieber?
- Hay Justin, déjame. Vamos. – carcajeó.

Se puso en pie y depositó los restos en la basura, dejando la bandejita encima. Hice lo mismo y cogí sus bolsas, la seguí.

- ¿Soy raro? – me miró.
- Un poco.
- ¿Por qué?
- No lo sé. – rió.
- ¿Te gusta lo raro? ¿Lo diferente?
- A veces.
- Ah, entonces es una buena noticia. – ella giró los ojos riendo.


|| Narrador ||

Entraron en unas pocas tiendas más y ___ compró otras cuantas prendas. Bajaron por la escalera eléctrica a la planta baja y a Justin se le había antojado un helado.

- ¿De qué te gusta? – le preguntó.
- Chocolate. – dijo ella.
- Dos de chocolate por favor.
- Aquí tienen.
- Muchas gracias. – dijo ___ cogiendo el suyo. – Tome.
- ¡Yo pago! – dijo Justin rápidamente. - ___ le entregó el dinero al señor que sonreía observándolos mientras se alejaban.
- ¿Por qué hiciste eso? – preguntó Justin.
- ¿Piensas que me lo vas a pagar todo o qué?
- Claro. – dijo él riendo. – Sales conmigo y te invito yo. Pago yo.
- No. – dijo esta vez ella.
- Sí.
- Bueno da igual. – dijo ___ lamiendo el borde de su helado. – Ya me invitarás otro día y punto.
- ¡Ah! ¿Me estás diciendo que quieres que te invite otro día a salir?
- Yo no he dicho eso. – dijo ella volviendo a comer de su helado mientras bajaban unas escaleras.
- Si lo dijiste.
- Mira. – dijo ___ señalando un parque. – Vamos, vamos.

Al llegar, se sentaron bajo de un árbol terminando sus helados. Justin lo terminó antes de ella y comenzó a rebuscarle en el bolso.

- ¿Pero qué haces?
- Buscar.
- ¿El qué? – preguntó ella. – Dame mi bolso.
- ¿Dónde demonios metiste las llaves del coche? – dijo Justin registrando. - ¿Trajiste la cámara? – preguntó sacándola.
- No, es sólo una alucinación tuya. – vaciló. Él la miró y elevó una ceja divertida. __ carcajeó y lamió sus labios pues había terminado su helado.

Justin encendió la cámara y apuntó hacia ella que se encontraba despistada, buscando las llaves del coche en el bolso. Flash.


- ¿Qué haces?
- Sacarte una foto.
- Borra eso.
- No. Esta me la imprimes y me la regalas.
- ¿Qué? Estás loco. Bórrala.
- No voy a borrarla. – dijo él riendo. ___ bufó. Volvió a enfocar hacia lo lejos pero ___ se volvió a colar en su cámara. Flash.
- ¡Que no me captes a mí!
- No lo puedo evitar. – ella lo miró e hizo un gesto extraño con la boca.
- Toma. – dijo lanzándole las llaves. Justin las cogió casi en el aire en un acto reflejo. ___ elevó una ceja y sonrió.
- Maslow…-dijo Justin.
- Dime.
- ¿Te sacas una foto conmigo?
- No sé. Tendría que pensarlo.
- ¿Cómo te puedo convencer?
- Hmmm…

Justin carcajeó y ella le sonrió. Observó a la cámara e hizo una regañiza que Justin no tardó en fotografiar. Él se acercó a ella lo suficiente como para tenerla justo a su lado y pasar su mano por la espalda, colocando la cámara justo enfrente y dándole al botón. Flash.


- A ver. – dijo ella. Justin apretó el visualizador.
- Es bonita. – dijo otra vez y lo miró. Estaban muy cerca.

- Tu también.
- Yo no soy bonita.
- Es cierto. Eres hermosa.
- Tampoco soy hermosa. – Justin dejó la cámara a un lado.
- Cierto. Eres preciosa. - ___ elevó una ceja divertida y Justin sonrió tocando su mejilla suavemente.
- No me piropees más, no me gusta.
- ¿Pero por qué?
- No lo hagas más, o me enfado.
- Linda.
- Bien, déjame. – dice ella girando la cabeza.
- No puedo. En serio, esto es más fuerte que yo. Tengo que darte un beso. – gira su mejilla lentamente.
- Te he dicho que me dejes. Estoy enfadada.


Justin se aproxima lentamente a sus labios. 

- Te prometo que después te dejo, pero ahora déjame besarte.
- ¡Que no quiero que…!



Justin se aprovecha y la besa al vuelo, sorprendiendo sus labios desprevenidos a penas entreabiertos. ___ cierra la boca decidida y se produce entre ellos un simulacro una lucha y una batalla. Ella se deja vencer, se rinde y corresponde su beso. Él, abandona sus labios, dejándola con ganas y luego ríe.

- Te odio.
- Yo también te odio. Te odio mucho. – susurra él.

___ se queda observando los ojos miel de Justin y se pierde. Él suelta una leve carcajada que hace volverla aterrizar. Justin rompe con unos cuantos centímetros más, ya casi sienten de nuevo su aliento. Ella no lo esquiva. Él se inclina sobre ella lentamente, dejándola caer hacia atrás en el césped. Labios carnosos suaves y cálidos. Justin le pasa una mano por su cabello, apartando unos cuantos que se han colado en el rostro de ella. Le sonríe. Justin muerde su labio inferior y ella no aguanta, desea besarlo. Y lo besa.



- Eres un maleducado. – susurra ella entre los labios de él.
- Es cierto. ¿Qué quieres que te avise cada vez que te vaya a besar? – pregunta él con una ceja elevada mientras la observa con ternura. Ella ríe.
- Estaría b…- la interrumpe.
- Te voy a besar.

La besa delicadamente en el cuello y dirige sus labios de nuevo hasta su boca, respondiendo ella esta vez con más ardor. Ella se separa lentamente en busca de aire.

- Te voy a besar.

Carcajean sobre sus labios y ella le rodea con sus brazos. Otro beso. Y otro. Y otro. Justin abre los ojos y esboza una sonrisa. Se gira sobre un costado y se deja caer a su lado. ___ rápidamente se levanta, no se acordaba que habían dejado la cámara allí y se la podían robar junto con las bolsas. Justin la mira carcajeando.

- Estás loco.
- Lo siento. Era mi oportunidad de besarte.
- ¿Imaginas que me roban la cámara? Moriría.
- ¿No podría besarte más nunca?
- ¿Quieres dejar de pensar en los besos?

Justin se pone en pie y se acerca sensualmente a ella, atrapándola en el árbol.

- No. – dice negando.
- Pues deberías de sabe…- vuelve a interrumpirla.
- Gatita.
- ¿Qué?
- Te voy a besar.

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