• Desafío al corazón. Capítulos {91 y 92}

13:39

Después de desayunar con ___ y estar un rato con ella y mi madre hablando, ella se fue a casa. Mamá me hacía infinitas preguntas, pero no le dije la verdad. No le dije que la conocía de antes, ni que había estado con ella, ni que era mi novia. Simplemente le había dicho que me gustaba demasiado. No quedó muy convencida pero la verdad que eso era lo que menos me importa en este momento. Muy pronto le contaré toda la verdad. Ella lo merece.

Cierro la puerta de mi habitación y me miro en el espejo. Aún se me nota un poco el golpe de la ceja. Frunzo el ceño pasándome la yema de mi dedo pulgar justo por encima. Luego entrecierro los ojos y miro hacia la cama. Abro mi armario y saco unos boxers para más tarde dejarlos justo encima del lavamanos. Dejo caer los boxers que tengo puestos y abro el grifo. Agua templada. Me abro paso en la ducha y cierro la mampara. Luego dejo que el agua me lleve durante casi media hora a un lugar lejano.

Salgo de la ducha, sacudo mi pelo y me enrollo una toalla en la cintura. Con una toalla me seco la cara y salgo a mi habitación. Me paso la toalla por el cuerpo y me pongo los boxers. Abro la ventana. Miro hacia mi izquierda, hacia su casa, y puedo ver su sombra en su habitación. Sonrío como un estúpido y me quedo observando su sombra. Suelto una pequeña sonrisa y me siento en el escritorio. Abro el portátil y después de varios minutos esperando que se encienda entro en Messenger. Ahí está ella. Pico sobre su nombre.



• Justin dice:
¡¡Fea!!

• Maslow dice:
¡Hola idiota!

• Justin dice:
¿Qué estabas haciendo?

• Maslow dice:
¿Cuándo?

• Justin dice:
Hace tres minutos…

• Maslow dice:
Pues…me estaba duchando. ¿Por qué?

• Justin dice:
Deberías comprarte otra cortina.

• Maslow dice:
No me jodas que me estabas espiando…

• Justin dice:
No. Bueno, sólo un poco.

• Maslow dice:
Eres un guarro Justin.

• Justin dice:
Guarro no joder, estoy falto de cariño.

• Maslow dice:
¿Eso ha sido una indirecta?

 • Justin dice:
Tómatelo como quieras gatita. Pero me tienes que recompensar por todo este tiempo.

• Maslow dice:
Ni que yo tuviera la culpa de todo. Aquí el que decidió ponerme a prueba de celos fuiste tú. Yo sólo te seguí el juego. Más bien…recompénsame tú a mí.

• Justin dice:
No hay ningún problema con eso gatita.

• Maslow dice:
Eres un tonto.

• Justin dice:
¿Quieres salir conmigo hoy a dar una vuelta?

• Maslow dice:
Me encantaría. ¿A dónde vamos?

• Justin dice:
¿A dónde te apetece ir?

 • Maslow dice:
No sé, a mí me da igual. Cómo tú quieras.

• Justin dice:
A mí también me da igual. Yo sólo quiero estar contigo. Como si nos quedamos encerrados viendo una peli.

• Maslow dice:
¡Oye! ¡Vente a mi casa! Mi madre y Rick fueron a casa de mi tía y no vendrán hasta por la noche, queda bastante lejos de aquí. Si quieres vemos una peli y hacemos palomitas.

• Justin dice:
Me encanta la idea. ¿A qué hora quieres que vaya?

• Maslow dice:
Son las 14:48h. Hm…cuando quieras Justin.

• Justin dice:
Vale, entonces almuerzo ahora, estoy un rato con mis hermanos y a las 16:00h más o menos estoy ahí.

• Maslow dice:
Vale, mi amor. Por cierto, te quería decir algo…

• Justin dice:
¿Qué pasa?

• Maslow dice:
He estado pensando y creo que voy a dejar de trabajar en tu casa.

• Justin dice:
¿Qué? ¿¡Por qué!?

• Maslow dice:
Porque…joder, eres mi novio. Me estás pagando un sueldo tú.

• Justin dice:
Te lo está pagando mi madre no yo.

• Maslow dice:
Ya Justin, pero me da mal rollo. Prefiero buscar algo por ahí.

• Justin dice:
___, no seas tonta, sabes que es muy difícil conseguir un trabajo.

• Maslow dice:
Ya sé, pero es que no me parece bien que mi novio me esté pagando un sueldo. No lo veo lógico Justin.

• Justin dice:
Estás loca.

• Maslow dice:
No estoy loca, es que tengo razón. Pero me da lástima decírselo a tu madre. Es una mujer fantástica, yo estoy super contenta con el trabajo lo que pasa que…eso.

• Justin dice:
No le des más vueltas, vas a seguir trabajando aquí.

 • Maslow dice:
Bueno, lo tendré que pensar.

• Justin dice:
Nena, voy a comer. Luego nos vemos.

• Maslow dice:
Vale, yo también.

• Justin dice:
Hasta después. Te amo.


Justin ha cerrado sesión.

El corazón me iba a mil por hora con ese “te amo” nunca solíamos decirnos cuantos nos amábamos si no, cuanto nos queríamos que es muy diferentes. Amar, es algo muy grande. Algo tan grande como lo que yo siento por ella. Te vi hace media hora y ya muero por verte de nuevo. Disimular que no me muero por besarte. Tengo ganas de acercarme poco a poco a ti, sin que tú te dés cuenta. Es muy divertido, aun que sea una tontería y dure poco.

En los momentos en los que estoy junto a tí y nos separa 1mm me gustaría quedarme así una eternidad. Notar que estas tan cerca de mí, oler tu perfume, y mirarte sin que tú te dés cuenta. Y no es nada, lo sé, pero...me encanta. Cojo una bocanada de aire y una sonrisa estúpida se me cuela en los labios desde ese entonces. Y es casi imposible arrancarla. Aunque no me importaría que se me quedara ahí para siempre. Pero…tampoco es plan de que mis padres me vean con esta cara de imbécil. Bajo a la cocina, ha llegado papá. Le choco la espalda y él me tira para darme un beso. Le doy un puñetazo en el abdomen y él carcajea mientras coge a Jazzy en brazos. Jaxon sin embargo, se está comiendo algo bastante pringoso que mamá le está dando. Me pongo a hacer gestos bastante extraños y él ríe sin pausa. Mamá me reprocha por hacerle reír mientras Jaxon está comiendo pues en una de las veces parecía algo asfixiado. Paro de hacer el gilipollas y abro una caja. Papá ha traído pizza. ¡De mi favorita! Un pedazo, dos, tres, cuatro, cinco…se me termina. Tomo de mi Nestea y dejo la caja encima de la papelera. Se me escapa un eructo.

-        Justin, no seas guarro.
-        Lo siento.

Suelto una carcajada mayor y salgo de la cocina. Me tiro unos minutos con mi padre en el sillón. Están echando un partido de los Lakers. Y justo cuando miro el reloj son las 4:20h. ___, ¡me va a matar! Pego un bote del sillón y corro a mi cuarto. Me lavo los dientes rápido y me meto el móvil en el bolsillo. Me pongo una camiseta blanca y  corro de nuevo escaleras abajo.

-        ¡Mamá, me voy! – grito abriendo la puerta.
-        ¿A dónde vas? – grita ella con más fuerza.
-        A dar una vuelta por ahí. – grito por última vez y cierro rápido.

Corro hasta su puerta y pico dos veces en su timbre. Tarda un rato en abrirme. La aparto rápido y cierro la puerta quedándome con ella justo enfrente.

-        Casi me pillan. – murmuro. – Lo siento por llegar tarde gatita. – le digo. Ella eleva una ceja y suelta una risa. Luego se gira y camina hasta su salón. Lleva un pantalón corto vaquero y una blusa de rayitas rojas y blanca. 



-        Tu casa es bonita. – digo observando cada rincón.
-        Es igual que la tuya Justin. – carcajea.
-        No, la tuya es más…
-        Está un poco recogida. Pero yo no tengo hermanos. – ríe. Yo sonrío y justo entonces me exalto al sentir una cosa en mis pies.
-        ¿Tienes un gato? – ella se gira y ríe, luego llama al gato que sale como un tiro hasta sus brazos.
-        Sí, es una gata. Me la encontré al poco tiempo de venir aquí. – la acaricia y luego, le da un pequeño besito.
-        Espero que te laves la boca antes de besarme a mí. – le digo divertido. Ella se ríe con gracia.

Se pone en pie y lleva la gata a una pequeña sala, luego cierra la puerta y se va a la cocina. Supongo que se lava la boca pues escucho agua caer. Me siento en el sillón y miro hacia la pequeña estantería, donde está ubicada la tele. Hay una foto de ella hace mucho tiempo atrás. Me pongo en pie y me acerco a la estantería. La observo curioso. Aún lleva gafas y aparatos. Aunque me parece preciosa. Paso el dedo por encima de su cara y justo entonces siento sus manos en mi espalda.

-        ¿Qué haces? – carcajea suavemente sobre mi oído y me comienzan a saltar alarmas por todo el cuerpo.
-        Nada, viendo lo bonita que eras.
-        Era horrible.
-        Eso es mentira. -  me giro y ella se muerde el labio inferior. La estrecho hacia a mí y escondo un mechón de pelo detrás de su oreja.
-        Antes no decías lo mismo.
-        Antes yo era un gilipollas.
-        Bueno y ahor…-la corto con una risa y paso el dedo pulgar por el contorno de sus labios.
-        Ahora también lo soy. Pero ya no tanto.
-        Bueno, eso habría que discutirlo.

Solté una risotada fuerte. Amaba cuando me retaba y me intentaba poner de los nervios.


La acerqué a mí y la besé suavemente. Ella se dejó llevar y enredó sus brazos en mi cuello. Succioné su labio inferior y luego le di un pequeño mordisquito para abandonarlos.

-        ¿Qué peli vamos a ver? – pregunto curioso. Ella se acerca a un cajón y saca una caja de cartón.
-        Mira, aquí hay muchas. – dejó la caja sobre el sillón.

Nos sentamos y cogí unas cuantas. Me gustó una, pero era de mucha acción y suponía que esa no le iba a gustar a ella. Hasta que encontré con su película favorita. “A tres metros sobre el cielo”. No era de mis películas favoritas, pero sabía que esta le gusta a ella muchísimo. Se la mostré y como una niña pequeña asintió unas diez veces.

-        Pero si no quieres ver esa, podemos poner otra…
-        No, esta está bien. – dije sonriendo.
-        Pensaba que no te gustaban las pelis románticas.
-        No son mi tipo la verdad. – me sinceré. Ella me observó con el ceño fruncido. Y antes de que dijera nada le regalé su respuesta. – Pero sé que es tu película favorita.
-        Podemos ver otra de verdad no…-la interrumpí.
-        Has dicho que es tu película favorita. Y quiero verla.

Me sonrió, se acercó y me dio un suave beso en la mejilla. Cogió la película al vuelo para luego meterla en el reproductor.

-        Espera, voy a preparar las palomitas.

Y diez minutos después vino con una tarrina enorme de palomitas y dos refrescos. Las puso sobre la mesa de cristal y se ahuecó contra mí. Le dimos al play y…comenzó. La verdad que estaba muy bien. Además me sentía bastante identificado con el personaje. Yo no paraba de tocarle el pelo a ella Demasiado identificado. En una de las partes, el protagonista le decía a la protagonista “Fea” y justo entonces, ___ me miró y me dijo: “Ves, ¿ahora entiendes por qué es una de mis películas favoritas? Se parece mucho a nuestra historia.” Y joder, tenía muchísima razón. Hasta que llegó a un tramo de la película donde Step y Babi, tenían sexo. Yo no paraba de reír con las expresiones que ella ponía de vergüenza.

-        Esa tía sí que es patosa.
-        Joder Justin, es su primera vez.
-        Pero si no se mueve.
-        Joder pues y yo que sé, pregúntale a ella porque no se mueve. Yo tampoco me movía en nuestra primera vez.
-        Sólo hemos follado una vez. – le recordé.
-        No me pongas nerviosa con ese tema ahora.
-        Además, tú si te movías. Demasiado. – me miró, echa un tomate andante y me pegó un puñetazo en el hombro. Luego volvió a mirar hacia la pantalla con una media sonrisa. Amaba verla así, sonrojada.

Comenzamos a comer palomitas, ella me daba a mí, yo le daba a ella. Entonces “Pollo” uno de los amigos del protagonista, murió. Y a ___ se le escaparon unas lágrimas.

-        Oye, no llores. – le dije estrechándola hacia mí.
-        Es imposible. Siempre lloro con esta parte. – dijo en un hilo de voz. – Que gilipollas. ¿Por qué se tenía que morir?
-        Es una película nena. – carcajeé.
-        Eres un insensible. – me acusó. Yo volví a reír y me lleve una palomita a la boca.

La verdad que daba pena ver a la novia y amigos del tío, hechos polvo. Una hora después, la película terminó. ___ se giró y me miró.

-        ¿Te gustó? – preguntó risueña.
-        Estuvo bien. Me la imaginaba diferente.

Justo entonces pasó algo bastante curioso. Se puso en pie y se sentó a ahorcadas encima de mí a la velocidad de la luz. Tragué casi saliva en un abrir y cerrar de ojos. Tenía una sonrisa pícara que me ponía a dos mil por hora y los ojos le brillaban muchísimo. Se lanzó a mi boca, como nunca había hecho (pues casi siempre este paso lo daba yo), y me besó…joder, me besó con bastante pasión. Tan solo en un beso ya se me estaba comenzando a reunir toda la sangre en un punto exacto. Encima, la situación era bastante curiosa, pues la tenía sobre mí y esto ayudaba a que mi colega reaccionara aún más rápido. Siguió besándome, mordiéndome, lamiendo mis labios, jugando con mi lengua, riéndose sobre mi boca. Hasta que paró y comenzó a besar mi cuello. Sentía su respiración tan rápida como la mía bastante cerca y eso me encantaba y me ponía más aún.

-        ¿Qué te pasa ___? – murmuré con una risa mientras ella seguía besando mi cuello. 

Me mordió. Cerré los ojos. No respondió. Sentí como me estaba haciendo una marca en el cuello. Y a estas alturas me daba igual de qué tamaño lo estaba haciendo, pues era lo mejor del mundo sentir sus labios mojados sobre mi piel.

-        Vamos a jugar a un juego. – dijo por fin en un susurro.
-        Me encantan los juegos. – susurré esta vez yo.


Ella me sonrió y sin bajarse de mí, giró un poco y cogió la tarrina de las palomitas. Cogió una y se la puso en la boca. Sobreentendí que ahora tenía que robársela y así hice. Sólo que ella luchaba por que no se la quitara, hasta que por fin lo hice y de paso, también le mordí el labio con delicadeza.


-        Te toca. – me dijo.

Cogí una palomita, y la miré. Se la puse justo en la clavícula y luego me acerqué, me la comí y también la besé por allí. Esto me estaba matando por dentro. Ahora le tocaba a ella, cogió otra y me la puso en el cuello. Se la comió y después, volvió a besarme el cuello, pero esta vez muy diferente. Estaba besándome de una manera demasiado erótica que acababa de ponerme demasiado. Me iba a estallar el pantalón del chándal. La bajé de mis piernas y la acosté en el sillón. 



-        Ahora me toca a mí.


Coloco como diez palomitas en fila, desde la altura de su ombligo hasta donde comienza su brassier. Sobre su blusa. Pero hizo algo que me terminó de volver completamente loco. Lanzó las palomitas al suelo y se quitó la blusa. La lanzó también donde segundos antes habían caído las palomitas. Tenía un brassier negro de encaje que le hacía unos pechos preciosos, y lo mejor es que los rellenaba estupendamente. Se me estaba haciendo la boca agua de tan sólo mirar. Carcajeo con una sonrisa divertida. La miro a los ojos,  envuelto de deseo y vuelvo a repetir el camino. Comienzo a comer una a una. Lentamente. Y justo cuando llego a la última, la miro a los ojos, como la última palomita y me incorporo más hacia adelante. Ella tira de mi cabeza para besarme y yo le correspondo el beso deseoso.  Un beso intenso como el deseo que experimento. Nuestras lenguas están dulces, adormecidas, perdidas, borrachas de amor. Hasta que de repente se despiertan del todo. Del todo dueña en mi boca, parece que quiera entrar de nuevo dentro de mí y devorarme y clavarse en mi corazón. Aunque su intento queda fallido pues en mi corazón se clavó desde hace bastante tiempo atrás. Mi manó se desliza ávida por su tripa, ascendiendo despacio por sus costillas hasta alcanzar a la  cumbre de su pecho. 

La acaricio suavemente por encima del encaje de su ropa interior y ella se arquea en respuesta sobre la palma de mi mano. De su garganta brotó un ligero gruñido y una risa mía se coló en su boca al quitar mis manos de allí y volver a repetir el camino. Nuestras lenguas baten en una lucha continua y mi mano, comienza a viajar por su cuerpo. La atraigo más hacia mí. Le beso el cuello, se echa el pelo hacia atrás y yo, pequeño vampiro, sigo lamiéndola mientras la saboreo, su perfume y hasta su respiración. Empecé a mordisquearle el labio inferior hasta el punto que le hice casi sangrar, no podíamos parar de devorarnos, estábamos realmente frenéticos y ella estaba fuera de sí, mordiéndome el cuello y tirándome del pelo mientras yo le susurraba algunas cosas subidas de tono al oído. Empecé a devorarle la boca, sus labios me volvían loco, su mirada, el olor de su pelo, el sabor de su cuerpo, todo.

Mientras mi lengua y mis labios se deslizaban por su largo cuello y mis dientes la arañaban con una mezcla de ternura y agresividad a partes iguales, mi mano parece avanzar sola por sus caderas, por su cintura. Desabrocho el botón del pantalón vaquero corto que tiene y me pierdo sobre sus braguitas.  La noto suspirar despacio, después ligeramente más deprisa. Mi lengua sigue jugando con la suya, al igual que mis dientes con sus deliciosos labios, aproveché la privilegiada posición de mis manos para apretarle el trasero y atraerla a mí. Y con fuerza se gira y me deja justo debajo. Se queda justo encima. Abandono sus labios y la miro fijamente a los ojos un segundo con una sonrisa curvada, ella sonríe. Dirijo mi mirada hacia su tripa y observo su pequeño tatuaje. Paso las yemas de mis dedos  justo por encima y un escalofrío le recorre el cuerpo. 

-        Vaya, gatita. Tienes un tatuaje en el mismo sitio que la protagonista. 


















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