• Desafío al corazón. Capítulo {65}

9:13

-No lo extraño, porque siempre has sido tú. Pero antes eras mas…no sé. – sonrió y puso casa pensativa. – Yo me enamoré de esa forma tan descarada tuya y ahora te estás volviendo un blandito. No quiero que pierdas tus cositas de chico malo porque piensas que me gustas más de la otra forma.
-Bueno, eso puedo arreglarlo rápido. – llevé mi mano a su trasero. Ella elevó una ceja divertida y carcajeó poniéndose de puntillas.
-Imbécil – curvó sus labios.
-Fea.
-Idiota. – se puso de puntillas, se acercó a mi boca, me mordió y luego entró en la clase. Madre de Dios.
Me coloqué la corbata y me desabroché el último botón de la camiseta. Entré en clases a paso lento y me dirigí a las últimas mesas, donde estaban los chicos. Me senté sobre el pupitre de Ryan.
-¿Qué tal el examen tío?
-Bueno, creo que sumará un 0 más a mi lista. Si sigo así, dentro de poco me compro una finquita cerca de la casa de tus abuelos. ¿Y a ti? – rió divertido.
No pude evitar soltar una leve carcajada.
-Yo creo que bien. – me elevé de hombros. – No sé, espero que sí.
-Seguro que lo sacas tío.
Me chocó el hombro y se acercó a la mesa donde se encontraban Mar y ___ carcajeando. Miré a Chaz. Estaba ausente, más arriba de las nubes.
-¿Qué pasa marica? – le choqué el hombro fuertemente. Este se exaltó un segundo, pero luego me dio un pequeño toque en la barriga riendo.
-Nada ‘man’ aquí. – curvó sus labios y volvió la vista a su iPod.
Durante el minuto, se hizo un silencio espeso, de esos que te empiezan a zumbar en los oídos y te obligan a buscar algo que decir.
-¿Estás bien?
Tío, se tiró media hora hablando a todo meter y no me enteré de nada. Que si Ash estaba con Mario, que si Ash le dijo a Berta, que si Berta le dijo a Mario… ¡Menudo follón!
-A ver que yo me aclare. – intenté resumir. – Tienes un grave problema de celos, ¿no?
-No…- elevé una ceja observándole. Él curvó sus labios y soltó una pequeña risa. – Sí, puede que esté un poco celoso.
-Es normal. – volví a darle en el hombro. – Lo raro sería que no te pasara.
El me miró un segundo pensativo y luego asintió. Se puso en pie y me dio un abrazo. Entró el profesor Phill en el aula haciendo que todos ocupáramos asiento. Esta vez me senté atrás con Ryan y Chaz. ___ estaba dos asientos adelante.
-Justin Drew Bieber.
Al escuchar mi nombre en labios de Phill, me sobresalté un segundo. Este hombre con su mala leche desde que comenzó a dar clases en la universidad.
-Presente. – contesté con firmeza levantando mi mano.
El resto de la clase transcurrió totalmente aburrida. Él nos dio las pautas para el examen que teníamos mañana de su asignatura. Como habla este tío ¡No para ni para tragar saliva y coger aire! Y claro, entre tanto ‘Quiero hojas dobles, el nombre en la primera cara, en cada hoja doble una pregunta…’ se me fue el santo al cielo. Y menudo marrón.
-¿Se encuentra usted bien? – me preguntó con rin tintín mientras todos se mordían la lengua para no carcajear. Elevé una ceja.
-Perfectamente. ¿A caso no me ve? – estiré mis manos. Vaya, esto me había traído recuerdos del pasado.
-Ya me parecía demasiado raro que se comportara tan bien estos meses. – expiró y curvó sus labios. – Sigues siendo el mismo señorito…
-¿Señorito, qué? – le desafié.
-No creo que te guste suspender la materia el penúltimo día por tu comportamiento ¿verdad?
Mi cerebro, trataba de unir las piezas de la información que llegaba, a la vez que se resistía con firmeza a procesar la conclusión que sacaba de todo el asunto. ¿Me estaba diciendo que me iba a suspender la materia de una forma indirecta? Pues no veas con el Phillips de las narices.
-No, claro que no. – asentí seguro.
Éste sonrió victorioso y caminó por el pasillo de cabezas hasta la pizarra. Miré a ___ que me observaba expectante. Yo me elevé de hombros y ella rió mientras negaba con la cabeza y se volvía hacia adelante. Diablos. Que buenas vistas.
Rompí una hoja de papel y cogí el bolígrafo.
• ‘Tienes unas lindas piernas Maslow.’
Formé una bola y se la tiré. Calló justo encima de su mesa. Ella miró hacia atrás y frunció el ceño observándome. Se viró hacia adelante y miró la bola de papel, luego cogió su bolígrafo y la tiró hacia atrás.
• ‘¿Esto no me suena de algo?’
<< Flashback desde el pensamiento de ___>>
-Tocas muy bien. – dije sincera.
-Sí, me lo suelen decir todas. – volvió a sonreír arrogante.
-Eres un hipócrita. – negué y me levanté rápidamente.
-¿A dónde te crees que vas? – preguntó. -Tenemos que quedarnos aquí hasta las 6 y media. – elevó el tono de voz. Volví a ignorarle y me acerqué a unos instrumentos. Pasé la mano por una de las guitarras. Tenía un poco polvo. Acaricié mis dedos dejándolo caer al suelo como si de polvo mágico se tratara. Miré a Justin.
-¿Se puede saber que haces fumando? – le reproché. Él estaba sentado con los pies en alto, sobre el piano. Volví a mirarle a los ojos.
-¿Me vas a decir lo que debo o no debo hacer? – elevó una ceja. Dio una calada y soltó el humo en forma de nube. – Ni mi madre lo hace. – carcajeó. ¿O a caso te preocupas por mí?
-¿Sabes Justin? – suspiré sentándome a su lado. Miró mis piernas mientras subía su mirada lentamente. Me miró a los ojos. – Creo que tienes un grave problema. – sonreí. Él elevo una ceja. – No me importas en absoluto. – Me puse seria. – Pero no quiero que se incendie este lugar y mucho menos que ese humo se cuele en mis pulmones y me acorte la vida por mero gusto de un rubio estúpido descerebrado. Me miró aún con la ceja elevada y echó el humo casi en mi cara. Tosí dos veces y me levanté rápidamente. Pero no tan rápidamente. Tiró de mi brazo quedando muy cerca de él.
-Maslow. – dijo casi en un susurro. – No hagas las cosas más difíciles. – soltó mi muñeca.
-Te odio. – susurré y volví a sentarme. Suspiré dos veces. Todo esto se estaba acumulando. Todo eran problemas en mi vida. Sentí como se me subía el corazón a la garganta y se me comenzaban a llenar los ojos de agua. Respiré hondo y noté como Justin me estaba observando. Cerré los ojos y coloqué las manos en el piano. ‘___, concéntrate. Tienes que aprender.’ Me repetía una y otra vez. Tecleé dos notas. Intenté sentirme sola, escapar de la compañía de él. No pude. Lo miré.
-¿Qué hora es? – pregunté.
-Seis y media. – dijo observando su reloj.
-Vale, pues adiós. – me puse en píe y apreté el botón haciendo que se cerrara el teclado. Se puso en pié el también. Caminé hasta la puerta sin dirigirle ni una mirada.
-Oye. – gritó. Cerré los ojos, tomé aire y di la vuelta.
-¿Qué quieres?
-Tienes unas lindas piernas Maslow. – mojó sus labios.
-Mira, Bieber, en serio. Piérdete.
<<Fin del Flashback>>
• ‘No lo sé nena.’
• ‘Piérdete.’
• ‘Contigo me perdería en cualquier parte.’
O yo soy gafe o el Phill tiene un radar especial para captar las ondas negativas. Le regaló a ___ una mirada de pocos amigos no, le amenazó con la mirada. Mejor dejar el juego para luego. Tampoco era plan de que lleváramos esto al límite y nos reprobara en el último momento.
Nos entregó cuatro preguntas nuevas para estudiarlas. ¡Para mañana! Este hombre seguro que sufría de depresión o algo así y venía a ensalzarse con todos nosotros. Le expusimos razonablemente nuestra dificultad para aprendernos todo lo que ya nos había dicho más esas cuatro nuevas preguntas. Tratamos de machacarle la fibra sensible e incluso le amenazamos con un suicidio colectivo. Pero macho, que no había forma de hacerle cambiar de opinión. Yo no entiendo a los profesores. ¿Qué comen? ¿Piensan que no tenemos vida? Yo creo que piensan que nuestro cerebro es como un PC. Que si abre archivo, guarda, tira a la papelera, corta, copia, pega, tira a la papelera, cierra archivo. Que tío mas pelma.
Rin, rin, rin, rin, rin.
-¡Por fin! – grité al aire cuando desapareció por la puerta.
-Joder, parecía que no iba a terminar nunca de dar el coñazo. – dijo Ryan suspirando con fuerza. ___ se levantó de la mesa, se acercó a la mía y se sentó sobre ella.
-Que clase más terriblemente fantástica. – dijo con suma ironía.
-Cierto. – corroboré. – Yo y Ryan hicimos de DJ mientras Chaz servía las bebidas. – bromeé. Ella rió y clavó la mirada en mí.
-¿Muy graciosillo con el profe no?
Enarqué una ceja y me curvé hacia adelante.
-¿Tú crees?
-¿Te estás tomando en serio lo que hablamos antes verdad? – se acercó esta vez ella desafiándome. Ryan y Chaz, no sé cómo, pero ya no estaban alrededor de nosotros.
-No sé ¿Tu qué piensas? – pregunté acariciándole la rodilla. Ella miró hacia abajo y luego me miró.
-Yo pienso que me pones mucho cuando te comportas así, sólo conmigo.
De pronto me dio un ataque de calentura. Le observé mientras mi interior producía cantidades enormes de líquidos y mi boca se comenzaba a secar. Me quedé esperando su continuación. Por eso me quedé sin habla cuando añadió:
-Y no quiero que pierdas esta faceta que me vuelve loca.
-Gatita…
Continué acariciando su rodilla, encontrándome con la falda y subiendo un poquito más hasta su muslo. Ella frenó mi mano y con una risa saltó de la mesa y sin dejarme terminar se colocó en mi rodilla. Oh bien, la cosa ahora iba a peor.
-¿Qué? – me dijo divertida.
-No es un buen momento para que te sientes sobre mí. – ella rió y se movió sobre mí.
-¿Por qué?
-Estás jugando sucio.
-¿Por qué? – volvió a preguntar con picardía.
-Porque estamos en clases. – respondí. – Aunque si quieres puedo echarlos a todos a fuera y hacértelo encima de la mesa.
Zas.
¡Qué euforia me entró tío! Me sumergí en tal estado de…vamos, que perdí hasta la noción del tiempo. El olor a frutas de su cabello penetró mis sentidos y la textura de sus labios me dejó atontado perdido. Pero lo mejor fue ver su cara al recibir mi respuesta. ‘Tierra, trágame’. Noté como se ruborizó e incluso os puedo asegurar que se puso cacho…que le gustó.
-Es una oferta bastante tentadora.
Me quedé completamente helado. Quería sacudirme las sensaciones que aún flotaban dentro de mí.

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