• Desafío al corazón. Capítulo {64}

9:11

|| Narra Justin ||
Primera noche en la universidad. Joder, nunca pensé decir esto pero…Dios bendiga esta cama. Después de cinco días en una cama de un centímetro de grosor a pasar a una de treinta, es como el paraíso, la autentica gloría.
No sabes qué esfuerzo hay que hacer para levantarse sin haberse despertado tío. Me ocurre cada mañana. Es como si te tiran al agua sin saber nadar. Encima a mi querido amigo Chaz le sucede exactamente lo contrario, parece un canario. Pío, pío, pío…Como no me entero de lo que me pregunta porque estoy sumamente dormido, le respondo ¡Claro, claro! y ¡claro! se enfada porque dice que desde que estoy con ___ no le hago ni puto caso. Y bueno, luego está Logan, que se levanta una hora antes casi todas las mañanas para pegarse una ducha de hora y media más o menos y nos deja sin agua caliente. Y finalmente Ryan. Este básicamente no pega ojo hasta las tantas de la madrugada viendo revistas y revistas, y por la mañana no hay quien le levante.
-¿Alguien se va a duchar? – gritó Logan desde el baño. Me sobé un ojo y bostecé por decima octava vez.
-Yo. – dije en un intento de gritar.
Ryan se revolcó en su cama y se colocó la almohada sobre la cabeza. Chaz sin embargo está con el portátil. Suele cogerlo todas las mañanas para hablar con su familia.
Me pongo en pie y me acerco al armario, cojo unos bóxers y subo las escaleras despacio. Echo prácticamente del baño a Logan que está colocándose la blusa, mientras me grita cosas que no logro descifrar. Cierro la puerta con el pie, paso el pestillo y tiro los bóxers al lavamanos. Me miro al espejo.
Dios, que pena doy.
Abro la mampara y dejo templar el agua caliente mientras lanzo el pantalón de pijama y los bóxers que llevo puestos a la ropa sucia. Me rasco la cabeza y vuelvo a mirarme al espejo. Agito mi cabeza y me meto en la ducha.
Casi una hora.
Salgo empapado y me envuelvo una toalla en la cintura. Agito mi cabeza y millones de gotitas salen disparadas en todos los sentidos. Con una toalla me seco el cabello y me pongo los bóxers para luego lanzarla a la cesta. Bajo las escaleras por fin despierto y Ryan me mira aún medio dormido. Me echo desodorante y me lanzo en mi cama boca arriba. Como nuevo.
-Colegas, hoy nos espera un día duro. – dijo Chaz desde su cama.
-Ya te digo. – dije esta vez yo.
Dentro de tres días son los exámenes finales. De estos dependemos. Y aquí tengo que darlo todo si quiero sacar mi carrera.
…………………………………………
22 de Junio de 2011. – Exámenes finales.
Estrés. Estrés. Estrés y más estrés. En mi vida me había pegado a un libro a estudiar. A pesar de que siempre me decían que si quería podía sacar unas notas muy buenas, nunca me aplicaba al tema. Es que vamos a ver, ¿Para qué quiero saber yo la historia de Napoleón? ¿Y cómo iba a atender si delante tenía a la tía más buena de la clase? Encima, cuando estaba en casa, mamá no entendía como podía estudiar con música. Hombre, es verdad que me esfuerzo poco, pero tampoco quiero ser un ‘pringao’ como mi primo Zayn. Me acuerdo que se pasaba todo el día estudiando y se le iban a salir los ojos de las órbitas. El caso es que mi padre presume de enrollado. Dice que estudiemos lo que queramos. Pero si le insinúo que quiero ser cantante, ni te cuento.
-Justin, repasa. – me dijo Logan al otro lado de la mesa.
¿Cómo voy a ponerme a estudiar si ya casi no me quedan neuronas? No puedo dejar de pensar en ___ y en lo que nos deparará a partir de pasado mañana. Encima eso. Me pego una empollada hasta arriba pero siempre, termino pensando en ella. Si es que, esto del amor es una locura. Pepito grillo a mi lado, un aprendiz.
-Mi amooooor.
Unas suaves manos se deslizaron con total agilidad por mi cabello hasta mi nuca y luego por mi espalda hasta sentir la textura de sus labios en mi mejilla. Bien, muy bien. Ahora sí que iba a ser difícil concentrarme y repasar en los últimos minutos antes de que apareciera la profesora por la puerta.
-Hola preciosa. – le dije a ___ que se sentaba sobre el pupitre. La miré de arriba abajo. Siempre me encantó como le quedaba el uniforme. Le da un punto de chica mala que me vuelve loco.
-¿Te lo sabes? – me preguntó mirando el libro. Yo suspiré cansado.
-Sí, si me lo sé. Pero me va a pasar lo de siempre.
-¿El qué?
-Voy a ver el folio sobre mi mesa y me voy a quedar en blanco.
-No tiene por qué. Confía en ti tonto, que lo vas a hacer muy bien. – dijo ella con esa seguridad que siempre tiene.
Me sonrió, se bajó del pupitre, se colocó la falda y dio media vuelta. Se acercó a Logan. Le dijo algo que no logré entender y este empezó a reír. Clavé mi mirada en el libro. ‘Napoleón I Bonaparte fue un militar y gobernante francés, general republicano durante la Revoluciónosequevoya hacer cuando todo esto termine y tenga que volver a casa.
La profesora Bárbara, entró en clases. Los miércoles esta mujer siempre venía con pilas duracel. Todos se colocaron en sus sitios, ___ a mi lado. En dos segundos ya nos estaba soltando una charla y nos estaba llenando la cabeza de teorías absurdas. Pero fuimos interrumpidos por un:
-¿Puedo pasar?
Todos dirigimos nuestras miradas hasta la puerta y Jasmine miró a ___ llena de fuego. ¿Qué demonios hacia con el pelo verde? La carcajada abarrotó el aula. Creo que se pudo escuchar a lo largo de toda la universidad. Miré a ___ y esta elevó los brazos carcajeando. Había sido ella.
-¿Qué te ha ocurrido en el cabello?
-¿No le gusta? – dijo fingiendo indiferencia. – Seguro que le quedaría bien.
Tío, como se le notaba. Intentaba fingir que le gustaba para no quedar como una autentica gilipollas. Claro, y es que no era normal que alguien se metiera con Jasmine. Y para caer tan bajo, prefería mentir.
-Jasmine Villegas, el mundo está lleno de graciosas y graciosos como usted y hasta la fecha nadie los ha contratado. Supongo que estás muy desesperada para intentar llamar la atención de esa manera. Yo, personalmente le recomendaría ir a un psicólogo, pero eso ya no es de mi incumbencia. Así que siéntate y procura seguir la clase como los demás.
Menudo corte. Hay que reconocer que la tía esta tiene autoridad sobre nosotros porque nadie dijo ni pío, incluso Chaz. Jasmine sonrió falsamente y miró a ___ queriendo saltar sobre ella y quitarle hasta el último pelo. ¡Y que se atreviera la muy zorra! ___ la había atacado a su ‘belleza’ y se notaba a mil leguas que le jodía de sobremanera.
Sentí un golpe en mi hombro por parte de mi novia y fruncí el ceño. Ella me hizo dirigir la mirada hasta la pizarra y comprobé que estaba llena de formulas y preguntas. Saqué un bolígrafo y coloqué mi nombre en la hoja en blanco. Copié las preguntas y las formulas e intenté resolverlas. La verdad que se me estaba dando bien. Joder, ahora entendía eso de que estudiar era bueno. No me sentía como un imbécil intentando copiarme de Ryan. Recuerdo que un día entregamos los dos el folio... ‘Justin Butler, Ryan Bieber’ seriamos tontos. Valla bronca que nos llevamos aquel día.
Miré a ___, estaba terminando. Se le veía concentrada y pensativa. ¡Justin a lo tuyo!
Volví a mirar mi hoja. Me faltaba la última bendita pregunta. Me llevé el lápiz a la boca, pensar, pensar, pensar…Quedan dos días para que termine la universidad. Luego nos darán nuestras calificaciones y el suspenso o aprobado. Y entonces sí que terminará todo aquí en Atlanta. Bueno…no todo. Espero. Como todo termine entonces sí que me podréis tirar al suelo, saltar sobre mí, pisarme mil veces más y exprimirme.
-¿Se encuentra bien?
La profesora se me había quedado mirando.
-Sí, sí.
La miré un segundo y luego quité mi mirada para clavarla en___. Ella me miraba expectante como algunos de mis compañeros. Volví mi mirada a mi hoja y resolví esta última pregunta cómo pude. Después de unos diez minutos, Bárbara comenzó a recoger los exámenes para más tardar desearnos un ‘Que os salgan muy bien los próximos, mucha suerte.’ Salió por la puerta y desapareció en el pasillo. ___ se acercó y se sentó en mi regazo.
-¿Bien? - me preguntó dubitativa.
-Sí, muy bien. – asentí esta vez yo sonriendo.
La verdad que me había salido mejor de lo que me esperaba. Ella mantuvo la mirada unos segundos y luego curvó sus labios dando paso a una sonrisa. Se acercó a mí y me robó un corto beso en los labios. Al alejarse elevé una ceja y ella carcajeó caminando hasta el pasillo. Me levanté de mi pupitre y salí de la clase rodeándola por la cintura.
-¿Qué? – me dijo riendo mientras me rodeaba mirándome divertida.
-Nada. – esta vez fui yo el que le robé un beso. Justo cuando iba a responderme me alejé. Y al hacerlo fue ella la que frunció el ceño. Yo curvé mis labios y reí.
-Te estoy comenzando a odiar de nuevo eh. – dijo intentando alcanzar mis labios mientras reía levemente. Volví a alejarme y reí.
-¿Te gustaría que nos lleváramos como antes? – pregunté riendo. Ella frunció el ceño y curvó sus labios. Luego abandonó mi cuello y comenzó a jugar con mi corbata. Clavó su mirada en mí.
-Estaría bien.
-¿Estaría bien? – pregunté sorprendido mientras se me escapaba una carcajada leve. Ella rió y volvió a asentir.
-Bueno…-siguió jugando con mi corbata mientras a mí, prácticamente, se me caía la baba. – antes me divertía mucho contigo no te voy a mentir. Además, eras más…
-¿Más qué? – reí. - ¿Más loco? ¿Fogoso?
-No…- vaciló. - sí.
-¿Extrañas esa parte de mí? – pregunté.
La verdad es que me había impresionado. Lo estaba diciendo en broma pero resultaba ser que en realidad era cierto. Es cierto que me he ablandado y a veces me sorprendo hasta yo. No os voy a decir que extraño mi faceta de ‘malote’ de antes, porque desde que apareció en mi vida ___, todo se ha vuelto mejor. Pero es verdad que a veces me noto bastante… blandito.

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