• Desafío al corazón. Capítulo {63}

13:57

Escondidas, bajaron corriendo por el otro lado sin que nadie las viera hasta llegar a su cabaña y encerrarse en ella. Anahí, Ashley, Paula y ___ subían carcajeando. Pero a una de ellas, poco le duró la sonrisa. Abrió la cabaña y encontraron la ventana rota. Pero no tan solo era eso. También la cámara de ella. Se encontraba en el suelo, rota, inservible. ___ tragó saliva. Se acercó al suelo y cogió la cámara en sus manos. Justo al lado había un pequeño pendiente brillante. Lo cogió y se lo guardó en el bolsillo. Una pequeña lágrima se deslizó por su mejilla hasta perderse en su boca. Miró a las chicas que la observaban con el rostro en blanco. No sabían qué hacer. Ellas sabían que aquel objeto era muy preciado para ella, pues se lo habían regalado sus abuelos. En blanco. Se giró y miró a las chicas. Furia. Demasiada. Totalmente cabreada. Echando fuego. Sabía quien fue. Y lo iba a pagar. Lo iba a pagar muy caro. Apretó la mandíbula.
-Lo sé, cálmate. – dijo Ash señalándola. ___ apretó aún más la mandíbula.
-___, relájate. – dijo esta vez Any acariciándole el hombro.
La apartó rápidamente sin decir ni una palabra. Dejó ‘lo que quedaba’ sobre su cama. Y con la misma se marchó corriendo de la cabaña. De pequeña todo era fácil, todo nos lo hacían y todo se solucionaba en un ‘plis, plas’. Pero cuando ya eres adolescente cambian las cosas, los problemas abundan y casi nunca encuentras la solución.
Entró como diablo en la cabaña de Jasmine, Janelle, Ruth y Judith, otra del ‘grupito’. Ellas se quedaron mirando a ___, quien se tiró contra Jasmine como fiera. Tirando de su cabello y lastimándola.
-¡Eres una hija de puta! – le gritó ___ a Jasmine. Esta se defendió arañándole el cuello con las uñas.
-Habló la que se corta las venas para huir de la realidad. – le gritó ésta intentando defenderse.
Gritos, tirones de pelos y más gritos. ___ le gritaba mil cosas a ella y esta se defendía como podía. Las chicas intentaron separar a ___ pero no podían, Anahí llamó a Justin quien llegó rápido a la cabaña.
-¡Que pasa! – gritó Justin separando a ___. - ¡Para! – le gritó.
-¡Suéltame! – gritó ella pataleando mientras Janelle agarraba a Jasmine. - ¡Justin te estoy diciendo que me sueltes! – gritó más alto.
-¡Cállate! – le gritó él sacándola de la cabaña.
-¡Que me dejes! ¡Voy a matarla! – gritó pataleando mientras se le escapaban las lágrimas. - ¡Te juro que la voy a matar Justin! – gritó más fuerte.
-Tú no vas a matar a nadie, estate quieta. – dijo mientras entraba en la cabaña de ella y con la pierna cerraba la puerta.
-¡¡Que me sueltes!! – le gritó. Justin la soltó en la cama. ___ se levantó de golpe y Justin se situó en la puerta.
-Déjame salir. – le dijo enfurecida.
-No.
-¡¡JUSTIN QUE ME DEJES SALIR!! – le gritó aún más fuerte.
-Cuando te tranquilices, hablamos.
-¡Agggggg! – gruñó. – Te odio. – apretó la mandíbula y lo miró. – Además, contigo también quería hablar. – le empujó levemente, él frunció el ceño. – Como te atreves a mirar a la otra idiota de esa forma delante de mí. – le gritó. Él sonrió.
-¿Qué hay de malo?
-¿¡Cómo que qué hay de malo!? – el carcajeó y la agarró del brazo ahora totalmente serio.
-¿Te vas a sentar y te vas a relajar vale?
-¡Qué no me voy a sentar en ninguna parte! ¡Que esa tía tocó ya el fin conmigo! ¡Y me las va a pagar! ¡¡Quítate!! – le empujó.
Justin permaneció inmóvil observándola. Ella viendo como él no se rendía pegó una patada al pequeño mueble de madera y todo cayó al suelo. Comenzó a llorar de nuevo y se tiró boca abajo en la cama. Justin cerró los ojos y suspiró. No sabía que había pasado, pero algo muy grave, demasiado, no era normal que ___ se comportara de esa forma. Sólo la vio así una vez y con la misma persona. Escuchaba el sollozar de ella en la cama, le dolía verla así. Se acercó y se sentó a su lado.
-Cuéntame que pasó. – dijo él.
Ella no respondió, siguió llorando. Y así pasaron cinco minutos hasta que ella levantó la cara de la almohada y con el puño se quitó las lágrimas. Justin vio como tenía el cuello aruñado y un pequeño corte con sangre no más grande de un centímetro, al lado del ojo. Rápidamente se acercó al botiquín que tenían todas las cabañas y le limpió la herida, para luego colocarle una pequeña tirita redonda mientras ella seguía llorando.
-¿Me vas a contar? – preguntó de nuevo acariciándole el hombro.
Ella miró al suelo, estaban los cristales de la cámara allí. Cerró los ojos. Y visualizó cuando su abuelo le regaló la cámara en navidades. Y comenzó a llorar de nuevo. Dios…todo esto es tan... difícil. Vale, que a mal tiempo buena cara, pero es que a estas alturas es muy complicado.
-Cuéntame ___. – le susurró él. Ella lo miró. El estaba sentado sobre la pequeña mesa de madera que estaba justo debajo de la ventana. Se levantó de la cama y se sentó en su pierna. Justin la agarró.
-Lo siento. Siempre la pago contigo. – le dijo recostando su cabeza en su hombro.
-No me importa, pero por favor dime que pasó. No es normal que te comportes así. – dijo pasando la yema de sus dedos por su cuello. ___ se quejó y se alejó rápidamente llevándose la mano al cuello.
-¿Te duele verdad? – dijo él. Ella asintió con una mueca de dolor.
-Me hizo daño la perra esa. – se llevó la mano al cuello de nuevo.
-Ven, ponte esto. – dijo él señalando una pomada. Ella se acercó y él se la extendió a lo largo del cuello mientras ella soltaba leves quejidos de dolor presionando los ojos.
-Me rompió la cámara Justin. – él dejó de extender la crema.
-¿QUÉ?
-Estaba duchándome con las chicas y cuando subimos estaba la ventana rota y mi cámara en el suelo en mil pedazos. – volvió a deslizarse otra lagrima. Justin la secó. Ella curvó sus labios para no llorar.- Tenía fotos muy importantes ahí, ¿sabes? – tragó saliva y apretó la mandíbula. – Era la única forma de recordar a mi padre.
-Es una per…- ella le silenció.
-Lo sé. Pero me las pagará. – tragó saliva fuertemente y contuvo el aliento mientras Justin volvía a extender la pomada por su cuello.
Jasmine había caído muy bajo. Podía haberle cortado el pelo, la podría haber tirado por un barranco. Pero fue lista, y rompió una de las cosas más importantes para ___. Y es que, aquella cámara la había acompañado en los momentos más difíciles de su vida. Y se la había regalado, una de las personas más importantes de su vida.
-¿Qué le vas a hacer?
-No lo sé. Ya se me ocurrirá algo.
Justin dejó la pomada sobre la mesa y ella se levantó. Recogió los cristales que estaban en el suelo y los tiró en la papelera. Luego se sentó en la cama y cerró los ojos un segundo. Él se sentó a su lado, colocó su mano en su mejilla y con cuidado consiguió su mirada.
-Si quieres puedo regalarte una. – ella curvó sus labios y soltó una sonrisa un tanto forzada. Él elevó una ceja intentando levantarle el ánimo y ella negó.
-Yo también puedo comprarme una. El problema no es que haya roto la cámara porque sabía que era cara. El problema es que la rompió porque sabía que ESA cámara, tenía un valor familiar muy grande. – Justin asintió y clavó su mirada en la suela de sus zapatos. – Pero ahora me conformo con que me regales un beso.
-¿Sólo uno? – dijo él sonriendo.
Ella sonrió y se acercó a sus labios, depositando uno suave y corto, cosa que él se encargaría de arreglar.
-Y no seas tonta, que si miro a otras chicas, no es porque me gusten. Tu también miras a otros chicos que te he visto pero aunque me muera de celos no te digo nada. Es lógico ___. Pero no celes así, yo sólo tengo ojos para ti ¿me entiendes?
‘He aprendido una pequeña cosa. Nadie merece más la pena que yo misma. Nadie merece mis lágrimas, ni mis sonrisas, ni siquiera mis verdades. Así que tengo que proponerme un reto. Delante de mí, solo estoy yo.’
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• 1 día más tarde, último día. 5:30 de la tarde.
Después de la escalada entre muchas otras actividades, después del almuerzo, los chicos fueron a sus cabañas. ___ estaba desganada desde el día anterior. Estaba pensando en un plan. Pero no sabía qué hacer. Ella no era como Jasmine. No le gustaba hacer daño.
Por desgracia su padre no está, pero su madre sigue aún estando a su lado. Ella la educó en la libertad, en la honestidad, en la sinceridad, en la responsabilidad, en la solidaridad y sobre todo en la lucha. Tanto ella como Rick, siempre predicaron con el ejemplo y siempre lo ha llevado a cabo en todas las ocasiones que se le presentaron.
Le enseñaron lo importante que es la lealtad, la gratitud, el honor, el respeto, el optimismo y sobre todo la familia...siempre le ayudaban en todo. Aunque se equivocara, siempre estuvieron ahí, por si los necesitaba. Siempre le apoyaron y nunca le dieron de lado, aún cuando se presentaron situaciones adversas en su vida. Le dieron su amor, su cariño, su comprensión y su apoyo.
Y le costaba mucho renunciar a todo aquello, para poder vengarse de otra persona.
-¡___! – Justin entró como fuego dentro de la cabaña. Pau, que se estaba vistiendo, se llevó rápidamente un cojín al pecho. ___ soltó una leve risa desde su cama.
-¿Qué pasa? – carcajeó.
-Lo siento. – dijo él riendo. – Te prometo que no voy a mirar.
-Joder. – dijo Pau mientras se colocaba la blusa y Ash y Any reían sin parar.
-¿Por qué tanta velocidad? – dijo ___ mientras le hacía un hueco en su cama.
-Mira. – Justin elevó la mano y le enseñó una pequeña tarjeta. Ella abrió mucho los ojos y lo miró. – Se salvó. – dijo con una sonrisa.
-¡No! – dijo ella. - ¡¿En serio?! ¿Cómo lo hiciste?
-Sí, ya lo comprobé. Estaba lastimada por un lado, pero ya la arreglé. Está todo dentro. – sonrió él.
-¡Ahhh! – gritó y en un hábil movimiento se quedó sobre él y lo besó. - ¡Te amo! – Justin soltó una pequeña carcajada sobre sus labios.
-Nena, están tus amigas. – dijo él carcajeando.
Riendo se levantó y bajó por la escalera. Se acercó a su maleta y la guardó dentro. Justin bajó por la escalera y dio un pequeño salto en el último. Agitó su cabello y las miró. Todas se quedaron mirándolo. El sonrió.
-¿Por qué me miran así?
-Y pensar que intentabas ligar conmigo. – dijo Anahí observándolo mientras reía.
-Acéptalo Any, te tenía loca. – dijo él observándola. ___ lo miraba divertida.
-Por favor Justin, pero si te ignoraba completamente.
-Es cierto. – dijo Pau.
-Sois odiosas. – dijo él con tono peliculero. Ellas carcajearon.
-Adiós, me voy. – caminó hasta la puerta, la abrió y se giró. Señaló a ___. – Nos vemos luego. – dijo sonriendo. Ella asintió y el cerró la puerta.
-Nos vamos en media hora. – dijo Ash.
-Ya está todo recogido. – dijo ___. – Sólo falta meter esto en tu maleta Pau. – le entregó una camiseta.
|| Narra ___ ||
Después de recoger todo y abandonar las cabañas, Ben y Hudson, las revisaron con detalle. El bus llegó, y nos subimos en él. Exactamente igual como la vez que vinimos. Casi media hora hablando y riendo en él. Os voy a contar algo de mí. Soy la clase de persona que no se rinde fácilmente pero que a la mínima se le echa el mundo encima, ese tipo de chica que no piensa lo que dice, de las que se arrepiente al tiempo que habla, soy alguien fácil de convencer y difícil de hacer entrar en razón.
Suelo ser la que se sabe poner sin problemas en el lugar del otro, aquella capaz de hacer reír a todo el mundo, ese tipo de persona que nunca llegas a conocer del todo y que sin querer, sonríe para parecer mucho más fuerte. Sé que soy de lo más insoportable y cargante que te puedas encontrar al principio. Me río sin motivo hasta no poder parar. También puedo enfadarme sin motivo, en cuestión de un minuto pasar de estar alegre a no aguantarme ni yo. Tropiezo con todo lo que se encuentra a mi paso. Probablemente sea una de las personas más inquietas que has podido llegar a conocer y, no hay solución alguna para dejar de serlo.
He aprendido que por mucho que me preocupe por los demás, no siempre ellos tienen porqué preocuparse por mí. Soy de una celosa inimaginable, aunque no suelo decírtelo. He aprendido que lo que verdaderamente tengo en la vida, no son las cosas que tengo alrededor, sino las personas que tengo alrededor. He aprendido que puedo llegar mucho más lejos de lo que pensé posible. He aprendido que la madurez tiene más que ver con las experiencias que he tenido y aquello que he aprendido de ellas que el número de años cumplidos.
Nunca he sido el ejemplo a seguir en nada ni de nadie. Puedo hacer algo bien o, incluso, muy bien, pero nunca soy la mejor. Puedo ser buena en muchos aspectos, pero de momento no he sabido destacar en ninguno de ellos.
Quiero ser feliz, y si alguna vez me equivoco, conllevaré las consecuencias como mejor me salga. Sacaré mi mejor sonrisa y haré creer al mundo que es de verdad. Cómo he hecho muchas veces hasta ahora. Porque ni las nubes son de algodón ni el sol es un bebé que sonríe. Aquí las cosas importantes no se deciden con un "pinto pinto gorgorito", no puedes salvar a tus amigos con un estúpido "por mí y por todos mis compañeros" y mucho menos parar el tiempo con un "¡tiempo muerto!". No conseguirás arreglar las cosas con un simple “¿Empezamos otra vez?”.
Que aquí el tonto no es el último, es el que se deja engañar. Y la vida se me va a tener que poner mucho más hija de puta si quiere joderme de nuevo. Porque dicen que el dolor te hace más fuerte. Y yo corroboro totalmente con la teoría.
-Creo que se avecina una tormenta. – me susurró Justin observando el cielo desde la ventana.

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