• Desafío al corazón. Capítulo {40}

10:49


• Capítulo 40.

-Eso fue un día. Los siguientes trascurrieron igual. Sólo que nunca más volvió a tocar a mamá. O eso pensaba yo. Tenía 13 años y vino de nuevo. Borracho. Y se repitió la historia. Sólo que me gritó a mí. Recuerdo que me dijo que era lo peor que había traído al mundo. Que no era lista, no era guapa y no estaba orgulloso de mí. Que era un estorbo.
-Es un gilipollas de mierda. – susurró Justin.
-Yo no aguantaba más. Apenas tenía amigos. Mi padre me decía eso. Mi padre. ¿Qué podía pensar yo? Tenía razón. ¿Y para qué seguir? Corrí hasta el baño.
Volvió a tragar saliva. Pero no aguantó. Aun se quisiera hacer la fuerte, no podía. Y rompió. Comenzó a llorar. Sus lagrimas caían, pero sin ruido. Apenas caían. Ella sentía que si ahora rompía en un llanto, no terminaría nunca. Se acercó el puño a la cara y se las quitó de golpe. Justin frotaba sus hombros y la apretaba dulcemente a él.
-Subí al baño y abrí su cajón. Donde él tenía las hojillas para afeitarse. Saqué una. Me miré en el espejo. Aparatos. Gafas. Mis ojos rojos. Ojeras. Volví a mirar la cuchilla y miré mi muñeca. Lo demás se volvió oscuro. Sólo recuerdo acercármela, sentir un leve escalofrío. Un pinchazo. Un toque de agua fría dentro de mi cuerpo. La sangre corriendo y el corazón comenzaba a latirme cada vez más lento. Tres segundos. No recuerdo más. El mundo dejó de latir. De girar. Te quedas boca abajo sin saber qué hacer y el mundo encima de ti. Te vuelves pequeñita, insignificante. De repente, sientes como el corazón apenas te late, las sonrisas, los momentos, todo lo que te quedaba por vivir, se desvanece. Fue el peor día, el peor. Pero de repente, escuchas un grito, que te dice, ‘Adelante, esta es tu segunda oportunidad’. Y sientes una melodía. Esa me hizo despertar. Un pequeño ‘bip,bip,bip,bip,bip’. Abrí los ojos lentamente volviendo a la realidad. Pero es la segunda y no te quedan oportunidades. Giré lentamente la cabeza y la vi allí. Mamá sobre el sillón, cansada, durmiendo, con los ojos cerrados. Te detienes y miras el techo, blanco, sin ninguna mancha. Limpio. Y suspiras. Luego intentas hablar, pero no tienes voz. Intentas moverte, pero permaneces inmóvil. Y se te cierran de nuevo los ojos. Así me pasó.
Justin va a hablar, pero ella le interrumpe.
Pasaron unos días, y volví a abrir los ojos. Habían pasado meses. Meses durmiendo. Perdiéndome mi vida. Pronuncié ‘Mamá’ y ella abrió los ojos. Emocionada se acercó a mí, me dio un beso y sentí de nuevo como mi corazón latía, lentamente. Como volvían las sonrisas y los malos momentos se marchaban. Una segunda oportunidad. Y era mi segunda oportunidad. Luego aparecieron médicos, médicos y médicos. Me ingresaron en un centro. Estuve un año allí, recuperándome, lentamente. Hice amigos, bueno, tan solo dos. – suspiró. – Subría bulling constantemente. La gente me hacía mucho daño. Una de esas dos personas, era Danny. Él fue mi primer novio. Pero me marché. Ese año pasó, lento. Y ya estaba totalmente recuperada. Y entonces me di cuenta. Lo que no sabía era que si te rindes de verdad, olvidas por qué estabas luchando, y entonces me di cuenta de la realidad, la vida se compone de caminos y caminos llenos de obstáculos. Que nunca cesan, simplemente tienes que aprender a convivir con ellos. Aprender a vivir en lo más alto y en lo más profundo. Aprender a dar un salto y saltar las piedras, a valorar los pequeños detalles, cuando aprendamos a llorar sin miedo y a reír con ganas, a poder sonreír cuando estemos en el suelo y a levantarnos sin miedo. Y entonces entre aquí.
Se giró y se quedó mirando a Justin que ahora comenzaba a curvar sus labios, mostrando una leve franja de su dentadura.
-Me encontré con un niño, estúpido. Idiota. Mujeriego. – Justin elevó una ceja y la acercó. – Que odio intensamente. Que es insoportable. Llegué allí, bajé de mi coche y miré hacia mi izquierda. Y te vi allí, con aquella pandilla de estúpidos. Mirándome mientras reían. ‘La nueva fea de la universidad’.
-Eso no es verdad.
-Lo es. No mientas.
-Bueno vale, me reí un poco con los chicos. – dijo sincero. – Pero te vi de lejos. Además, yo pensaba que el señor aquel era tu padre.
-No, él es Rick. Salí del centro a los 14 años y cuando cumplí 17 mamá comenzó a salir con él. La hace feliz. Me trata genial. Y hizo que mamá volviera a recuperar todo el tiempo perdido.
-Yo pensé que era tu padre.
-No, de él nunca supe mas nada. Cuando quedé en coma, sucedieron cosas. Pero mamá nunca quiso contarme. Me dijo que se separó de él. Pero bueno, ya eso da igual.
-¿Y qué pasó?
-Pasó que entré aquí y me encontré de nuevo con un muro enorme de superficialidad. Todos eran iguales. Seguían tratándome mal. Pero yo me volví fuerte. Ya conmigo no iba a poder nadie. Pero hubo un chico, que me seguía jodiendo.
Justin elevó una ceja y sonrió. __ se puso en pie y lo miró.
-El primer día, entró en mi habitación, cuando yo estaba saliendo de la ducha. Me insultó. Lo bofeteé. Me insultó de nuevo. Me hizo tirarle comida en su cara. Me desafió frente a la directora. Me pusieron un castigo. Tuve que aprender a tocar piano. Seguía insultándome. Me raptó. Me hizo montar en moto, con el pánico enorme que tenía. Me hizo… - la cortó. Tiro de su mano y la sentó en su rodilla.
-Te tenía loco, admítelo.
-No idiota, te odiaba.
-No es verdad. – besó su mejilla, suave y lento. Se alejó.
-No lo sé. Pero te voy a confesar algo. – dijo ella. Sus mejillas tomaron color.
-¿El qué? – preguntó él sonriendo.
-A veces, cuando estabas cerca de mí. Me ponía muuy nerviosa y el corazón me latía muy rápido. Y no entendía para nada eso.
-Sí, a mí también me pasaba. Y yo lo entendía menos. Yo nunca…
-¿Tú nunca te has enamorado, verdad Justin?
Él la miró y volvió la vista hasta el mar.
-No.
-¿No sabes que se siente?
-Supongo que lo que siento contigo. – dijo por fin.
-¿Te estás enamorando de mí? – dijo ella acariciando su nuca, su cabello. Un toque de magia rebotó en su corazón. Él la miró y miró sus labios para luego seguir con su mirada hasta sus ojos. Y sonrió.
-¿Tú te estás enamorando de mí?
-Yo creo que me gustas, mucho. – dijo ella. Justin pasó su dedo índice por la comisura de sus labios.
-Yo creo que tú me gustas mucho más.
Y besó de nuevo sus labios.
-Ahora me toca a mí. – dijo él.
-Te escucho.
-Yo soy de Canadá. Vengo de un pequeño pueblito en Ontario – Stratford. Allí está mi madre. Patricia. Aunque todos le dicen Pattie. – Justin sonrió y __ formuló una sonrisa en su rostro observándolo con atención. – Tengo dos hermanos. Jazzy y Jaxon. Ellos son pequeñitos. Y no les veo hace casi un año. Mi padre me trasladó aquí, con el fin de que estudiara la misma carrera que él. Abandonándolo todo allí. Yo llegué aquí y toda mi vida cambió de repente. Me tuve que volver rebelde, la vida me cambió. La gente era mala. Pero de alguna forma sin darme cuenta, me volví como ellos. Mujeres, bebida y velocidad. Nunca hice caso a los estudios, pues a mí esto no me gusta. Yo quiero dedicarme a…
-A la música. – dijo ella. Justin la miró y frunció el ceño.
-¿Cómo sabes eso?
-Tú. La manera con la que me explicabas las cosas en el teatro. La forma en la que tocabas las teclas. La soltura al tocar la guitarra. Cuando cantabas bajito y luego te dabas cuenta que yo estaba y te callabas. Eso me lo dijo.
-Nadie se había dado cuenta.
-Pues son unos imbéciles. Porque se nota muchísimo. – dijo ella sonriendo. Él la sonrió y depositó un leve beso en su mejilla.
-Pues sí. La música. Me quiero dedicar a eso el resto de mi vida.
-¿Y por qué no lo haces?
-Porque tengo miedo.
-¿Tú? ¿Miedo?
-No quiero romper las ilusiones de mi padre. Él quiere que yo sea todo un empresario, como él. Es su sueño.
-Pero no es el tuyo.
-Ahí tienes razón.
-Pues lucha, si quieres eso, sale ahí y ve a buscarlo. Eres bueno con la música Justin.
-Este fin de semana iba a volver a Canadá.
-¿Y por qué no fuiste?
-Mi padre atrasó el vuelo.
-Ah…- ella soltó aire y él la miró.
-Yo pensaba que mi vida iba a seguir así siempre. Mujeres, dinero, lujos, bebidas y velocidad. Motos, coches y cigarros. Esa era mi vida. Día a día. Hasta que un día…- la miro y se le escapó una pequeña risa. – Un día llegó una niña con gafas y con una sonrisa brillante. Me sacaba de quicio. La única chica que me retaba. La única chica que me decía las cosas a la cara, habiendo o no gente delante. La única chica que me hacía sentir extraño cuando estaba solo, con ella. Recuerdo que subí a tu habitación, en busca de Anahí. La llamé, pero no estaba, y de pronto te asomaste, acababas de salir de la ducha. Me gritaste, me dijiste que me marchara, me insultaste. Y yo no sé como aguanté las ganas de besarte en ese momento.
-¿Querías besarme ahí?
-Uf…no sabes cuánto lo deseé.
-Pero si era horrible. Es decir….era horrible. – carcajeó.
-No eras horrible. Eras hermosa. Como ahora.
-No lo era. Y ahora tampoco soy hermosa. Mejoré un poco.
-A mí me gustaste, siendo así. Y cuando fuimos a hacernos las fotos y te cambiaron. Yo pensaba que me moría del placer allí.
-¿Del placer? – dijo ella carcajeando. Justin se contagió.
-Joder ___, es que ahora la que no entiende eres tú. Tú sabes jugar muy bien en las cartas de la seducción y yo…
-Si, ya. – le pegó en el hombro.
-Intenté hacerlo con dos chicas. Pero no pude. – dijo avergonzado.
-¿Cómo que no pudiste? – abrió mucho los ojos.
-No. No subía.
-¿Quién? – frunció el ceño. Justin miró hacia abajo. Ella abrió aun mucho más los ojos.
-¿No se te…? – él negó. Ella estalló en carcajadas. - ¿Y conmigo funciona? – preguntó intentando ponerse seria.
-A ti te ve y se dispara.
-Joder. – susurró. Esta vez estalló él, contagiándola de nuevo. Otra vez riendo. Sin parar. O eso pensaba ___. Se acercó a ella y la besó. Anulando su risa dentro de su boca. Un beso más fluido y fuerte. Pero con millones de sentimientos. Se alejó después de unos minutos.
-¿Y eso? – preguntó ella recuperando el aliento.
-Eso significa, que creo que si me estoy enamorando de ti. Sé que nos conocemos desde hace poco, pero te quiero. A lo mejor te parezco un loco, pero lo sé, porque cuando me miras el mundo se para y sólo te veo a ti. Y también cuando me besas desearía que no pararas nunca. Sé que tienes miedo de que te hagan daño de nuevo. Todo el mundo lo tiene, yo lo tengo. Pero te prometo que no te fallaré. Y si lo hago, mátame.
Cliiiiiiiiiiiiiiiiic. El corazón de __, acababa de estallar en millones de pedazos. Que se reconstruyeron al instante. Al sentir de nuevo, la textura de los labios de Justin sobre los de ella.
-Yo creo que también me estoy enamorando de ti. Y te prometo que si te atreves a hacerme daño, te mataré.
-Mátame si me atrevo a hacer eso.
-No te atrevas.
Justin fue a besarla, pero ___ se alejó y comenzó a reír. Lo había dejado de nuevo con las ganas. Contadas, ya eran unas cinco veces.
-Vamos, me muero de frío.
-No princesa, no. Primero tenemos que secarnos, no permitiré montar así contigo en moto. Además, no me juego que los imbéciles te vean así.
-A veces, eres un poco pesado.
Carcajeó y se tumbó en una piedra, intentando que el sol absorbiera el agua de mar. Cerró los ojos. Justin estuvo por un instante observándola. Era totalmente hermosa. Tragó saliva. ___ ahora, era suya. Se sentó a su lado, y cerró los ojos también con el mismo propósito. Estuvieron en silencio casi quince minutos. Hasta que Justin sintió un tacto en sus labios.
-Gatito, que te duermes. – susurró.
Él carcajeó y depositó un besito mojado en su boca para ponerse en pie.
-Vámonos ya, tengo un hambre terrible.
-Sí, yo también.
|| Narra ___ ||
Hablamos de miedo. Todos sentimos miedo alguna vez en nuestras vidas. Miedo a cosas como a la oscuridad, miedo a que a nuestros familiares les puedan pasar algo, a coger un avión, o miedo a los sentimientos. Como enamorarme, miedo a hacer daño y a que me lo hagan. Pero me voy a arriesgar. Voy a abrazar al miedo, voy a dar un salto. Quiero comerme el mundo. Quiero gritar. Quiero saltar. Quiero bailar. Quiero reírme a carcajadas. Quiero llorar de felicidad. Quiero darlo todo y más. Quiero no perder nunca la esperanza. Quiero enamorarme. Quiero viajar. Quiero ser feliz. Porque creo que ya llega mi turno, porque después de la tormenta viene la calma, porque detrás de la oscuridad, puedes encontrar un pequeño rayo de luz. Porque la magia existe y porque quiero hacer magia en mi vida. Algunos dicen que se reconoce el gran amor cuando nos damos cuenta de que el único ser en el mundo que podría consolarnos es justamente el que nos ha hecho daño. Los poetas casi siempre describen el amor como un sentimiento que escapa a nuestro control, que vence a la lógica y al sentido común. En mi caso, fue exactamente así.
-Toma. – dijo Justin dándome una de las pequeñas bandejas del comedor de la universidad. Hoy no había absolutamente nadie. Excepto nosotros dos y otros tres chicos al fondo. Nos acercamos a David, ¿Recuerdan? El cocinero. Él nos observaba extrañado.
-Hola David. – dije sonriendo.
-Hola ____. – me devolvió la sonrisa. – Hola Justin. – dijo observándolo esta vez a él.
-Hola Dei. – dijo Justin. David elevó una ceja y Justin se rascó la nuca riendo. – Hola David.
David carcajeó y nos miró de nuevo.
-¿Dónde os habéis metido? – dijo observando nuestras pintas. Justin y ella se miraron y carcajearon. Les daba igual.
-Él, que me odia y quería matarme. – dijo ___ señalando a Justin. David asintió y Justin negó con la cabeza.
-Quiero de esto. – dijo Justin señalando unos pedazos de pizza mientras carcajeaba.
-Sí, yo también. – añadí. Tenía una pinta increíble.
Recogimos nuestros platos y cogimos unas bebidas para luego sentarnos en las grandes mesas de madera. Comenzamos a comer, tranquilos. No había prisa. Miradas cruzadas y alguna sonrisa tonta. Algún dialogo corto y más miradas. La mente en el cielo y el corazón en las nubes.
Después de comer, ___ fue a su habitación y Justin se fue a la de él. Ya todos habían llegado y tenían muchas cosas que contar. Con tan solo ___ abrir la puerta, las chicas se giraron y la observaron. De pies a cabeza.
-¿Qué demonios haces así?
___ carcajeó y entró, tirándose en la cama, suspirando.
-¡El suspiro! – dijo Anahí. - ¡Acaba de dar el suspiro!
-¿Qué suspiro? – dijo Ash. ___ rió de nuevo.
-¡¡El suspiro!! – volvió a decir Anahí. - ¡Cuéntanoslo todo! ¡YA!

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1 comentarios

  1. Euni eres increible... No tengo palabras para expresar cada uno de tus capitulos.

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