• Desafío al corazón. Capítulo {23}

10:53

• Capítulo 23.

Ryan. Ryan Good. Él era el estilista de la empresa de mi padre. Preparaba a los modelos, su vestuario, su cabello, su maquillaje. Junto con otras chicas que se encargaban de lo demás. ¿Qué demonios pintaba yo allí?
___ se encontraba con Jeremy, bajando al segundo piso. Nadie sabía nada. Nadie se imaginaba nada. Entraron por unos pasillos, había gente corriendo, otros caminando muy rápido con vestuarios. Todos la saludaban, ella desde luego, no entendía nada. Entraron en un salón, era enorme. Había focos, luces de miles de colores, sillones, paisajes y simples paredes decoradas a la perfección. Una chica se acercó a ellos. Miró a ___ y le dedicó una sonrisa para después mirar a Jeremy y asentir.
-Te dejo con Sarah, ___. Ella lo miró, frunció el ceño y luego asintió.
-Está bien. – rió. Sarah miró la sonrisa de metal de ___.
-Hola ___. – dijo Sarah.
-Hola. – le sonrió.
-¿Cómo estás? – le preguntó. A ella aquello le sonó muy rutinario.
-Pues, bien. – dijo con desdén, se le escapó una pequeña risita que no duró más de 5 segundos. - ¿Y usted?
-Oh por Dios, tutéame. – carcajeó Sarah. – Yo bien, muchas gracias. – asintió. – Acompáñame. – dijo señalando la puerta. Salimos de aquel salón y entramos en otro, un poco más pequeño con muchos espejos. Ella estaba alucinada, aquello era hermoso.
-¿Dónde estamos? – preguntó.
-En la sala ‘make a change’.
-Ah. – reí. - ¿Y de que va?
-De cambios.
-¿Cambios?
-¿__, no te han dicho por qué estás aquí?
-No. – carcajeó nerviosa. Miró a su alrededor. Comenzaba a entenderlo todo. Volvió a mirar a Sarah.
-___, tú vas a ser la modelo.
-¿Qué? – elevó el tono de voz atónita. - ¿Qué dices Sarah? – carcajeó esta vez por los nervios. Se estabilizó. Sarah la observaba decidida, había dicho totalmente la verdad.
-No miento.
-¿No mientes?
-No, no miento.
-¿Sarah que me estás diciendo? – dijo esta vez seria observándola.
-Todos nos dimos cuenta que tu serías la modelo desde el primer momento en que te vimos.
-¿Qué dices? – su boca formó una ‘o’.
-¿Estás preparada? – sonrió Sarah observándola.
-Pero…- no la dejó terminar.
La llevó a una sala, amplia. Dentro de ese mismo salón. Habían dos señores.
-___, pasa con Robert.
Ella abrió una pequeña puerta. Había una camilla. Después de explicarle lo que iban a hacerle, se recostó sobre ella y comenzó…el verdadero ‘make a change’. Cerró los ojos. Y tras una media hora, Robert le susurró. ‘Ya estás lista’.
___ se acomodó, se sintió mareada por estar tanto tiempo en la misma posición con los ojos cerrados. Llevó su mano a la cabeza y rió con Robert.
-Mírame. – le dijo él. Ella se giró. – Sonríe. – le pidió esta vez. Ella lo hizo. Ya no tenía aparatos. – Tienes la sonrisa más bonita del mundo. – dijo esta vez sonriendo.
___ se acercó al gran espejo que había enfrente. Abrió la boca e hizo unas muecas observando sus ‘nuevos dientes’. Habían quedado perfectos, tanto sufrimiento, había merecido la pena. No paraba de hacer muecas, admirando su nueva ‘boca’.
-Te quedaron perfectos. – dijo Robert observándola. Ella giró y le sonrió. Volvió a mirarse en el espejo.
-¿Estos dientes son míos? – dijo con algunas palabras entrecortadas, aún estaba haciendo muecas. Robert carcajeó.
-Tuyos.
-Que fuerte. – susurró.
-Ahora acompáñame. Llega el turno de Katy.
-¿Quién es Katy? – pregunté.
Él me sonrió y sin decir palabra entramos en otra sala. Esta era aún más pequeña. Después de los saludos, me senté, esta vez en una silla en movimiento. Unas maquinas estaban alrededor de mis ojos, tonándome la falta de vista. Al cabo de veinte minutos, tenía lentillas. Esto era un sueño. Pero esta vez, no me dejaron ver.
-¡Katy! ¡Déjame por favor! – supliqué.
-No ___. – carcajeó. – Es sorpresa cariño.
-Anda por fa. – reí. Ella negó e hice un puchero.
Llegaba el turno de Dank. Él según me habían dicho, era el peluquero. No os voy a contar mucho de esta ‘fase’ simplemente deciros, que es la persona más divertida del mundo. No paraba de hacerme reír. Lo peor fue estar allí, en aquella situación y no poder verme en un espejo. Ver lo que estaba haciendo.
-Lista ___. – dijo dejando la plancha sobre la mesa.
-¡Quiero verme!
-¡No!
-¡Por favor!
-¡No! – carcajeó.
-Joder.
|| Narra ___ ||
Luego me giró de la silla. Me hizo mirarle. Después de un ‘cierra los ojos’ comenzaron a maquillarme. Yo aún no entendía esto. Era el sueño que siempre tuve. Lucir bonita. No ser más la vergüenza. Esto era extraño. Era muy extraño. Terminaron de maquillarme y me dirigí a una sala. El paraíso. El autentico paraíso. Millones de prendas. Millones de diseños. Todos. Todos los de la revista. El total sueño de una chica. Respiré hondo y sonreí a todos los que estaban allí. Ellos me alagaban y yo moría por verme. Me enseñaron un vestido. Era corto. Era muy corto. Elevé una ceja observando a Ruth. Sí, Ruth era la estilista, ella se encargaba según me habían dicho, en vestirme.
-Eso es muy corto. – espeté.
-Póntelo.
-Nunca he llevado un traje.
-Tienes un cuerpo precioso ___, póntelo.
-No estoy segura de eso. No creo en eso.
-Póntelo. – me señaló un probador.
Suspiré pesadamente y me adentré. Quité mi chándal y mis playeras Nike y las dejé a un lado. Cogí el vestido y lo observé. Me elevé de hombros. Bajé la cremallera y me lo coloqué con cuidado. ¿Y ahora como demonios subía la cremallera?
-¡Ruth! – grité. Escuché su carcajada de afuera. - ¡Ayuda! – carcajeé esta vez yo. Ella entró y me subió la cremallera. Se quedó observándome.
-¿Qué pasa? – dije preocupada.
-Eres muy bonita. – dijo mirándome a los ojos.
-Bobadas. – dije saliendo del probador. - ¿Qué zapatos me pongo?
-¿Zapatos? – carcajeó. – Toma. – dijo entregándome unos tacones rojos de plataforma. Eran preciosos. Y sobre todo enormes.
-¿Y yo sé caminar con esto? – carcajeé. Me los puse y ¡Vaya! – se me da bien. – reí. Miré a Ruth.
-¿Ruth que pasa? – dije preocupada.
-___. – dijo observándome.
-¿Qué?
-Ya estás lista.
|| Narrador ||
Por otro lado, Justin se encontraba con Ryan.
-Tío, ¿Y esto para qué? – dijo Justin entrando en otro de los salones.
-‘Man’ – dijo Ryan carcajeando. – Tú vas a ser el modelo.
-¿Qué? – pegó una fuerte carcajada. Se puso serio. – No juegues.
-No juego. – dijo Ryan sacando su vestuario.
-¿Modelo? ¿Yo?
-Así es.- asintió.
-¿Y eso por qué? Si mal no recuerdo habían casi 200 chicos para hacer estas fotos.
-Eso pregúntaselo a tu padre.
Después de una pequeña charla, Ryan se encargó de Justin. Desmontó un poco su pelo y lo descolocó, dándole un toque más atractivo. Justin se puso la ropa que Ryan le había dejado allí. Un pantalón vaquero pitillo, una blusa de pico de color roja, una pequeña chaqueta de vestir de manga larga, negra. Y unas supra de color negra. Salió del probador.
-Genial tío, genial.
Le maquillaron un poco y…
-¿Qué? – dijo Justin mirando a Ryan con una ceja elevada.
-Estás listo.
-____ se fue a salón. Donde estaban todos los focos. Admirada por todo aquello, entró. Todos se quedaron observándola. Richard. El fotógrafo, le sonrió. Ella recordó su conversación con él. ‘¿Quién te dijo que no puedes serlo?’ volvió a mirarle. Él sería su fotógrafo.
-¡___! – la llamaron. Ella volteó rápidamente. Era Jeremy. Se quedó observándola, con los ojos muy abiertos. Se acercó.
-Oh dios.- dijo sonriéndole. – Estás preciosa.
-Muchas gracias. – asintió sonrojada. – Aún no me he visto.
-¿No?
-No. – curvó sus labios.
-¡Ruth!
-¿Sí? –dijo Ruth acercándose.
-Muéstrale el resultado. – dijo Jeremy mirándome. Mi corazón comenzó a bombear rápido.
Ruth me acercó a los espejos. Y antes de virarlo. Me preguntó.
-¿Lista?
-¡Si!
-¿Segura?
-¡Sí!
-¿Preparada? No te vas a reconocer.
-¡Si joder si! – dije impaciente. ¡Dale ya la vuelta! – carcajeé. Pero no estaba en broma.
-Vamos. A la una. A las dos. A las tres.
Viró el espejo.

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