• Desafío al corazón. Capítulo {22}

10:44


• Capítulo 23.

Y dicho esto, se levantó. Tiró la manzana a la papelera y salió por la puerta. Esta vez, quien tenía que tirar sacos de cemento en su corazón para tapar heridas, era Justin. Se levantó de la mesa, negando todo el dolor que sentía, no quería aceptar nada, no se daba cuenta de nada, al igual que ella. Al fin y al cabo, ¿Quién iba a explicarle al corazón? Son dos mundos totalmente diferentes. El popular, la fea. El que tiene todo lo que quiere, la que lucha a muerte por sus cosas. Corrió hasta donde ella estaba, terminando de subir las escaleras, para entrar en su habitación. Tiró de su mano con fuerza, volviendo a apoyarla en la pared. Ella lo miró de nuevo con indiferencia, intentando ocultar el deseo que sentía de besarle nuevamente. Se hizo la fuerte. Y fue uno de los mayores retos contra los que había luchado. Él llevó su mano a su mejilla y le susurró algo al oído.
-¿En serio no te importo ni un poquito Maslow?
Ella tomó fuerzas, tragó saliva.
-No Justin, conmigo el jueguito de romeo mentiroso. – negó con la cabeza haciendo unos sonidos con la boca. – no cuela.
Le empujó. Justin volvió a tirar de su mano, ocasionándole daño en sus muñecas aún débiles. Suspiró casi contra ella, volviendo a presionar sus labios. ____ tuvo que hacer cabeza, intentando zafarse del agarre de Justin, hasta que lo consiguió. Fundó una cachetada en su rostro y él la miró perdido. ¿Qué fallaba? ¿En qué estaba fallando ahora? ¿Qué estaba haciendo mal? Quizás otras cosas no, pero lo de pegar a ___ se le daba bien. Maldita sea, como le dolía la cara.
-¡Que sea la última vez que intentas hacer eso imbécil! – gritó ___, cerrando la puerta de su habitación.
Justin cerró los ojos ante el fuerte estruendo que hizo la puerta. Llevó la mano a su cara y apretó sus dientes, marcándose la vena del cuello. Era al mediodía y en tres horas tenía que irse con ella a la empresa de su padre. Llegó a su habitación, furioso, tiró su chaqueta al suelo, luego su blusa. Ryan y Chaz le observaban carcajeando. Justin los miró con esa mirada de odio, ellos seguían riendo. Ryan fumaba un cigarrillo. Justin subió las escaleras, aún furioso y se metió a duchar. Por el otro lado, ___ hacía lo mismo, furiosa. En tres horas tenía que volver a verlo.
-¡Estúpido! – dijo ella mirándose en el espejo.
-¡Estúpida! - dijo esta vez él, saliendo de la ducha.
____ se preparó. Un chándal. Ya le daba igual todo. La misma ropa con la que llegó el primer día. Y sus Nikes. Se recogió el pelo. Se colocó las gafas y se limpió los dientes. Al terminar formuló una sonrisa falsa, observando sus aparatos. Ya estaba harta de ellos. Abrió la puerta, bajó las escaleras. Sólo estaba Any, pintando sus uñas.
-Me voy. – dijo cogiendo su teléfono móvil.
-¿A dónde vas? – dijo Any levantando su mirada.
-A la empresa del padre del estúpido. – suspiró pesadamente.
-¿Otra vez?
-Si. – se echó perfume. Lo colocó sobre su estante y abrió el pomo de la puerta. – Deséame suerte Any. – revoloteo los ojos y rieron para luego cerrar la puerta.
Por otra parte, estaba Justin. Él se acababa de preparar. Aún no se explicaba porque había besado a ___. Tampoco se explicaba por qué le había gustado tanto aquel beso. Y mucho menos se explicaba porque mierda no dejaba de pensar en aquello. Le dio una patada a la puerta del baño y bajó. Los chicos no estaban. Cogió un cigarrillo hacía tiempo que no fumaba y ahora le venía bien uno para calmar los nervios. Tenía que conducir por un largo tiempo y encima con ella. Al terminarlo lo fundió en el cenicero. Subió al baño y se lavó los dientes, para luego comerse un caramelo de menta fuerte. Cogió las llaves del coche, esta vez, irían en él. Cerró la puerta con fuerza y bajó las escaleras.
A los dos minutos, bajó ___ a paso lento. Él la estaba esperando en las escaleras. ___ lo miró, él la miró a ella y sin decir nada, ella siguió caminando. Él suspiró pesadamente y la siguió. Llegaron a la salida, les pidieron las autorizaciones, Justin las entregó y él se adelantó, abrió el coche y pasaron dentro. Él fue a abrirle la puerta, pero ella fue mucho más rápida, la abrió, se sentó y la cerró con fuerza. Justin suspiró, llenando sus pulmones de oxigeno. A veces ella podía llegar a ser demasiado irritante. Abrió su puerta, se sentó y prendió el motor. Ella miraba a la carretera. Incomoda. La miró un segundo y volvió su mirada para luego, acelerar. Así arrancaron en una carrera, en la carretera y en sus corazones.
El silencio se hacía presente. Ninguno hablaba. Ninguno cruzaba palabra. ___ no quitaba ojo de la carretera, al igual que Justin. En un momento, Justin rosó su pierna cuando iba a utilizar el freno de mano y ella rápidamente la alejó de él.
-¿Se puede saber qué te pasa? – dijo él sin quitar vista de la carretera. Ella no contestó. Justin se hizo hacia un lado y frenó. Esta vez ella le miró.
-¿Se puede saber que haces?- preguntó esta vez ella. Miró a la carretera y volvió a mirarlo. – Pon el coche en marcha.
-No hasta que me expliques. – dijo él observándola.
-Yo no tengo que explicar nada Bieber. – lo miró. Él elevó una ceja.
-Eres una niñita.
-No me apetece insultarte. Creo que ya te dejé demasiado claro lo que pienso de ti.
-Sí, y luego me besaste. – dijo esta vez él. Eso a ella le pilló por sorpresa. Carraspeó su garganta y volvió su mirada a la carretera.
-Pon el coche en marcha.
-No pondré el coche en marcha. – lo miró.
-Justin Drew, pon el coche en marcha. – elevó el tono de la voz, observándole furiosa.
-Me gusta que me digan Drew. – dijo esta vez él, sacándole de sus casillas.
Ella apretó el pestillo y salió del coche enfadada. Él abrió su puerta rápidamente. Ella caminaba rápido.
-¿¡Se puede saber a dónde vas!? – gritó él.
-¡No te importa! – gritó esta vez ella caminando por la orilla de la carretera.
-¡Vuelve al coche!
-¡No me da la gana subir a tu puto coche!
-¡Eres una estúpida! – gritó Justin entrando en el coche, pegando un gran portazo. Puso el coche en marcha y aceleró hasta donde ella estaba, a lo lejos. Bajó la ventanilla. Ella seguía caminando, sin inmutarse.
-Súbete. – dijo acelerando a su lado, mientras ella caminaba.
-¡Que te subas! – gritó esta vez muy fuerte. Ella lo miró. Apretó su mandíbula y subió al coche. Cerró la puerta.
-Eres una caprichosa.
-Que no me insultes.
-Y también una consentida, si no hacen lo que quieres…- le cortó.
-Justin. ¡Qué aceleres de una vez! – gritó ___.
Así arrancaron en una carrera, acelerando tanto en la carretera como en sus corazones. Después de casi una media hora, llegaron a su destino. Justin estacionó y ella bajó rápidamente del coche. Caminó hasta la empresa de la familia de Justin y entró. Saludó a Alice. Así se llamaba la recepcionista. Subió las escaleras y entró en el ascensor. Justin corrió y lo paró con la mano. Ella se quedó observándolo con indiferencia mientras comía un chicle. El entró dentro y el apretó el botón verde. Llegaron a la decima planta y bajaron. Él soltó una pequeña risa casi inaudible, cuando ella bajó del ascensor, pasando por delante de él y rosando su hombro. Negó con la cabeza riendo aún y la siguió. Tocó dos veces en la oficina de su padre y luego entró. Se quedó sorprendido por eso. Entró detrás de ella. Ella ya había saludado a su padre.
-Buenas. – dijo Jeremy radiente.
-Hola pá. – dijo él acercándose a su padre mientras le chocaba la mano. Jeremy tiró de él y depositó un beso en su mejilla. Luego le dio un pequeño puñetazo en la barriga. Justin rió y se sentó en una silla de cuero.
-¿Por qué tardaron tanto? – preguntó Jeremy mirando a Justin. Él miró a ___ y luego volvió a mirar a Jeremy.
-Nos quedamos sin gasolina.
-Te he dicho que mires el depósito antes de ponerte en marcha en la carretera. – le espetó.
-Si, ya. – se elevó de hombros. Jeremy volvió a mirar a ____.
-¿Cómo estás ___? – preguntó.
-Pues bien. – sonrió. - ¿Y usted?
-Muy bien también. – asintió sonriendo.
-Me alegro mucho. – dijo ella sonriendo. Justin se quedó enganchado de su sonrisa. Pestañeó. Miró a Jeremy que le observaba con el ceño fruncido. Justin se levantó y se acercó al ventanal. Jeremy volvió a mirar a ___.
-Miren. – dijo enseñando una revista. – Tenemos que realizar el reportaje para estos diseños.
-Qué bonitos. – dijo ella observando la colección de ropa. Alucinada. - ¿Quién hace todo eso?
-Un diseñador muy importante. Un cliente nuestro.
-Ah, qué bueno. – asintió sonriendo.
-¿Estás preparada? – le preguntó.
-¿Para qué? – frunció el ceño.
-¿Para algo viniste hoy no?
-No entiendo. – carcajeó. Volvió a ponerse seria. Jeremy soltó una pequeña risa y se puso en pié.
-Justin, vete con Ryan.
-¿Para qué?
-¿Te quieres ir con Ryan?
-Pero Ryan tiene que estar haciendo su trabajo. ¿Para qué quieres que le interrumpa?
-Justin, tu eres su trabajo.

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