Justin y Kelly || En mi mente || {3}

9:06

-          ¿Estás juguetón? – dijo riendo sobre mis labios.
-          Quizás. – susurré para luego tirar de su labio inferior y dar un pequeño mordisquito.
-          No me beses así…-dijo con algo de vergüenza.
-          No me pidas eso, no puedo evitarlo. – reí nuevamente sobre sus labios para volver a jugar con nuestras lenguas. Era tan delicada. Tan frágil.
-          Cariño…-susurró.
-          ¿Qué? – abandoné sus labios y observé sus preciosos ojos azules. No sé como lo hizo, pero dio una vuelta sobre mí, dejándome esta vez a mí recostado en la hierba. Ella quedó sobre mí. Sentí un pinchacito de deseo.
-          Joder. – reí. Y volvió a besarme, puso sus manos casi alrededor mi rostro. Me estaba besando en grados superiores a lo que lo habíamos hecho otras veces.
-          Justin. – dijo retomando aliento.
-          ¿Qué? – dije algo agitado.
-          Ni te muevas. – susurró mirándome a los ojos.
-          ¿Por qué? De todas formas no puedo.
-          No me lo creo.
-          Créetelo. Pero ¿Qué pasa? – fruncí el ceño.
-          No mires a ningún lado. Hay un paparazzi muy cerca.
-          Estás bromeando.
-          No bromeo, tú bésame. – dijo volviendo a tomar control de mis labios.
-          Creo, que no va a ver ningún problema en eso. – dije con la respiración un poco dificultosa.
-          Shhh…– sonrió.

Levanté mi mano y acomodé un poco de su cabello, para luego bajar mis dedos por su mejilla y llegar hasta su boca. La acaricie despacio, con cuidado. Ella me sonrió. Y sentí como se abría un espacio para ella en mi corazón. Le sonreí y di un cortito beso en sus labios. Miró hacia a un lado y luego volvió a observarme.

-          Ya no está. – sonrió y se echó a un lado.
-          Creo que volveré a llamar al paparazzi.  – Ella carcajeó y observó el cielo. Estaba llegando la noche.
-          ¿Qué paso? – pregunté.
-          Nada. – sonrió débilmente.
-          ¿Kelly tú alguna vez, has venido algún concierto? – pregunté. Nunca le había hecho esa pregunta.
-          No Justin. – negó. Cuando viniste a España, yo no pude ir a verte. Mis padres no me dejaron. La situación económica no era del todo buena y….pues ya sabes. Seguro que te pasó alguna vez, antes de ser... – se elevó de hombros. – ‘Lo siento hija, pero sabes que no está la cosa como para andar gastando dinero’
-          Oh.  ¿Te gustaría venir a la próxima gira?
-          ¿Bromeas? – me observó ilusionada.
-          Haré lo que sea por que vayas.
-          Aww, me encantaría. – dijo sonriendo. Yo reí.
-          ¿Nos vamos? – preguntó. – Ahora mismo llegará mi mamá.
-          Claro. – me puse en píe y estiré mi mano para ayudarla a levantar.
-          Vamos señorita. – reí.
-          Yo a veces soñaba que era la señorita de Bieber.
-          ¿Quién es ese? – bromeé.
-          Un chico. Egocéntrico, mujeriego y un poco idiota.
-          ¿Pero te trae loca no? – entramos en el hotel.
-          Eso es lo que él piensa.
-          ¿Cómo sabes que piensa eso?
-          Porque a veces…-le observé.- soy un poco brujita. – entró en el ascensor.  Me apoyó en la pared de este.
-          No puedes negar que te trae loca. – susurró contra mi oído.
-          En realidad, el que no acepta que yo le traigo loco es él. – seguí su juego.
-          ¿Qué pasa si ahora pulso este botón y el ascensor se para? – preguntó pícaro.
-          Que tanto tú – me pegué otra su cuerpo. Como yo…-me acerqué a sus labios y tiré de su labio inferior. Él cerró los ojos. – Moriríamos de  Claustrofia. – dije comenzando a carcajear muy fuerte. La puerta se abrió y salí. El se quedó observándome con cara de pocos amigos.
-          Eres horriblemente mala.
-          Ya bueno.
-          Kelly…- preguntó con un aire pícaro.
-          ¿Qué? – reí.
-          ¿Cuántos novios has tenido? – preguntó.
-          ¿Por qué me preguntas eso? – me confundí.
-          No lo sé, me intriga.
-          He tenido 3 novios.  – me sinceré.
-          ¿Y tú? – pregunté.
-          Yo también he tenido tres. – sonrió.
-          Creo que tengo que irme…- carcajeé sonoramente. Me acerqué a él y deposité un cortito beso en sus labios.
-          Adiós bonito.
-          Adiós linda, sueña conmigo. – dijo carcajeando para cerrar la puerta de su habitación.

Al ratito mamá llegó, estuvimos hablando de la tía Macarena, ya estaba un poco mejor gracias a un remedio que mamá le había preparado.

-          ¿Y qué has hecho hoy? – dijo sonriendo.
-          Pues nada. – me tumbé en el sillón.  – Estuve en la piscina y…ya sabes. – elevé mis hombros.
-          Qué bueno – sonrió. - ¿Vamos a cenar?  - preguntó.
-          Sí claro, vamos.

Me puse en píe y bajé con mamá al buffet. Esta vez me decidí por algo diferente.  Lasaña.

-          Que rico está esto. – dijo mamá. Ella también se había decidió por la Lasaña. Tenía muy buena pinta.
-          Si,  está muy bueno.  – sonreí.
-          Mamá…-dije dejando mi tenedor a un lado.
-          ¿Sí? – contestó dando un sorbo a su refresco.
-          Gracias por estas vacaciones.
-          ¿Cómo?  - dijo frunciendo el seño.
-          Que muchas gracias por estas vacaciones. Al principio, - recordé.- ya sabes. Lo siento por ser así contigo.  – Asintió dejando una gran sonrisa en su rostro.
-          No te preocupes cariño. – sonrió y colocó su mano encima de la mía, en el mantel.
-          A veces eres un poco terca. – rió. Sonreí.
-          Si, lo sé. – asentí.

El resto de nuestra cena transcurrió normal. Comimos helado. De chocolate y vainilla.  Mamá prefirió turrón. Dediqué algunas miradas hacia mis lados, incluso cuando me levantaba a coger algún plato aprovechaba para ver si Justin y Ryan andaban cerca. Pero no les vi. Bajarán más tarde, supuse.

-          ¿A quién buscas?
-          ¿Yo?  - elevé una ceja. – A nadie. – negué un tanto nerviosa. Mamá rió.  –
-          ¿Terminaste? – pregunté cambiando tema. Ella simplemente negó sonriendo y colocó su bol encima de una bandejita.
-          Vamos Kelly. – se levantó y hizo una señal en marcha. Yo me extrañé por eso. Estábamos saliendo del buffet, cuando alguien se estampó contra mamá.
-          ¡Pero niño! ten cuidado, mira por donde caminas. – dijo recogiendo unas gafas que se habían caído al sueño. Mi corazón se había parado. Ese era mi niño. El me miró y luego dirigió la mirada a mi madre. Tenía el gorro de la chaqueta puesto.
-          Si señora, lo siento. – dijo mirando a mamá. Ella nos observó a los dos algo confundida.
-          Creo que debemos irnos. – dije dándole las gafas a Justin.  – Vamos mamá.
-          Oye…- dijo mamá parando a Justin.
-          ¡BRO, VAMO….! – casi gritó Ryan apareciendo de repente. Se quedó obsérvanos a los tres. Silencio.
-          ¿Yo a ti no te conozco? – le preguntó mamá a Ryan. Él sonrió.
-          Hola señora. – dijo Ryan saludando a mamá.

Miré a Justin. Él solo me observaba a mí.
-          Hola Ryan. – dije dándole dos besos.
-          Hola Kelly. – sonrió algo divertido.
Mamá se detuvo observando a Justin. Estaba comenzando a traspasarle con la mirada. Oh dios mío, que no le reconozca. No sé porque aún no le había dicho nada aunque tampoco le había preguntado si debía contarlo.  Aunque... ¿Qué debería contar?
-          Vamos Ryan. – dijo Justin volviendo de nuevo su mirada a mí. – Adiós. – susurró.
-          Que sigan bien. – dijo Ryan para luego desaparecer con Justin.

De camino a la habitación, mamá me hizo preguntas tipo: ¿No se te parecía a alguien? ¿No notaste como  te miraba? ¿No se daba un parecido a Justin Bieber?
Al llegar a nuestra habitación, me di una gran ducha de agua templada, me puse un corto pijama y me acosté en el sillón. Ya mamá se había ido a la cama. Mi cabeza comenzó a dar vueltas y vueltas y vueltas. Sentí un golpe en el balcón. Me levante de un solo bote y abrí la cristalera corredera.

-          ¡Justin! ¿¿¡Qué haces ahí!??
-          ¡Shhh!  - dijo riendo mientras saltaba el muro.
-          Tú estás loco.
-          Hola. –susurró pegándome a su cuerpo.
-          Hola.
-          ¿Qué te pasa? – rió.
-          Te pudiste haber hecho daño.
-          Pero no me hice nada ¿No lo ves? – dijo extendiendo sus manos.
-          Pero te pudo haber pasado algo.
-          Ya calla y dame un besito. – dijo colocando sus manos en mi cintura.
-          Nos van a ver Jus. – susurré.
-          Me da igual.
-          Pero va a salir mi madre.
-          Me da igual.
-          Y te va a ver.
-          Me da completamente lo mismo.
-          Si hombre. – reí y le rodeé con mis brazos.
-          Claro. Le diré: Hola señora, soy Justin Bieber creo que me estoy comenzando a volver adicto de los besos de su hija, por lo que he tenido que saltar el muro para poder besar sus labios.
-          Eres un idiota. – mordí mi labio.
-          Pero te traigo loco.
-          Te lo tienes demasiado creído.
-          ¿Supuestamente ahora te tengo que decir que si no?
-          No, ahora te callas y te beso.

Lentamente fue apoyándome contra la pared mientras una sonrisa divertida hacía que mi corazón se acelerara más y más. Él sonrió levemente y mordió su labio para luego comenzar a acercarse a mí. Sus ojos color dorado hacían que entrara en un mundo aparte. Y luego lo hizo. Me besó. Besó mis labios, un beso virgen. Un beso sin lenguas. Puro toque de labios. Un beso suave y lento. Hasta que él levantó un poco mi mentón para abrir un poco más mi boca. Al sentir su cálida lengua con la mía sentí varios disparos de electricidad. Lentamente, me fui alejando por falta de oxigeno.

-          Bueno si es cierto. Me traes loca. – asentí. Él sonrió – Pero yo también te traigo loco a ti. Acéptalo.
-          No. – negó. – eso sí que no es cierto.
-          ¿Ah no? – dije poniéndome nuevamente de puntillas, estrechándole contra mí, mientras volvía a morder mi labio. Él se acercó para besarme de nuevo, pero me hice hacia atrás. - ¿En serio no te traigo loco?  - pregunté divertida.
-          No, la verdad que no. – negó mostrando una franja de su dentadura.
-          Ah bueno, entonces ahí queda la cosa. – dije soltándome de su agarre. Obviamente bromeando, caminé hacia la puerta y me quedé observándolo. Nuevamente haciéndome un escaneamiento corporal. Diablos, mi pijama.
-          ¡Ya! ¡No sigas mirándome así!

|| Narra Justin ||

-          Shh – dije llevando mi dedo índice a mis labios. – No grites. – reí acercándome a ella. - ¿Cómo que ahí quedó la cosa? – elevé una ceja y volví a apoyarla contra la pared.
-          ‘No, la verdad que no’ – dijo imitándome. Sonreí y me acerqué a su oído.
-          Era una broma Kel. – besé su cuello. – Me tienes completamente loco. – susurré.

Volví a besarla despacio, dulcemente y en cámara lenta. Su nariz acariciaba la mía con cada leve movimiento que hacían nuestras bocas. Era una sensación hermosa. Sin duda su boca tenía un sabor dulce, adictivo….embriagante. Su pequeña mano se apoyó en mi mejilla, mientras se separaba.

-          Creo que ya debes irte. – susurró dándome un corto besito mojado en los labios.
-          Si. – asentí sonriendo. Le devolví su beso y me acerqué al muro saltándolo.
-          Adiós bonita. Nos vemos mañana.

Ella sonrió y susurró un ‘Adiós’. Un adiós que retumbó en mi cabeza.
             
-          ¿Qué haces saltando por los muros romeo? – dijo Ryan divertido mientras le daba unas vueltitas al mando de la televisión.
-          ¿Cazar moscas?
-          Que gracioso.
-          ¿Qué ves? – pregunté tirándome en aquel sillón.
-          Un partido de los Lakers.
-          ¿En serio? – dije sorprendido. Yo amaba los Lakers.
-           No, en broma.

Lo observé con cara seria. Él dejó de mirar a la pantalla para mirarme esta vez a mí. Permanecimos 2 segundos observándonos para luego estallar en una carcajada. Ryan sin duda, era mi mejor amigo. Siempre venía conmigo en las giras, me daba consejos, me hacía reír pero sobre todo, siempre estuvo ahí antes de ser Justin Bieber. Pasaron casi 2 horas. Los Lakers salieron con su victoria y yo Justin, no podía ni con mi alma.

-          Me voy a dormir Bro. – dije tirándole el cojín en la cabeza y rodando sobre mí mismo para ponerme en píe. Eran las 2 y media de la madrugada y estaba realmente cansado.
-          Oye, Justin. – dijo con esa voz que utilizaba cuando se ponía serio.
-          ¿Qué pasa?
-          ¿Qué pasa entre tú y Kelly? – apagó la tele. Tragué sonoramente.
-          No lo sé.  – dije rascándome la nuca.
-          ¿Cómo que no lo sabes? ¿Te gusta?
-          No,  no me gusta. Me encanta. Ese es el problema.
-          ¿Y qué vas a hacer mañana?
-          ¿Mañana? – fruncí el seño.
-          Bro… – se levantó del suelo y se tiró en el sillón. – mañana nos volvemos a Canadá.
¿Canadá? ¿Mañana? ¿Nos vamos? Se me comenzaron a juntar muchas cosas en la cabeza. ¿Pero no nos íbamos en dos días? No, eso no era cierto. Seguro que Ryan estaba bromeando conmigo como lo suele hacer.
-          ¿Qué dices Ryan? – pregunté confundido.
-          Estoy hablando en serio. – dijo con el mismo tono de antes. Esto no me gustaba. Esto no me gustaba nada.
-          No estés jodiendo. – dije entrando en la habitación y cerrando la puerta. Rápidamente entró.
-          Justin…- dijo observándome. Me había acostado en la cama, observando el techo. – Estoy hablándote en serio. Tu madre llamó ayer – me senté. - y nos dijo que teníamos que volver antes porque tú tenías no se qué cosa programada esta semana.
-          Imbécil ¿Por qué no me dijiste nada? – le reproché.
-          Se me olvidó. – se encogió de hombros.
-          Esto es una mierda. – volví a tirarme hacia atrás.
-          Por eso te pregunté antes que ibas a hacer con Kelly.
-          Kelly. – cerré fuertemente mis ojos. – Arrgs. – gruñí.
-          ¿Qué puedo hacer? – pregunté confundido.
-          No lo sé. – suspiró Ryan pesadamente.
-          ¿Por qué tuve que conocerla?
-          ¿Te arrepientes de haberlo hecho? – dijo Ryan sorprendido.
-          ¡NO! ¡Obvio no! Pero, ahora tengo que dejarla. Aquí.
-          Bro… ¿Tú no te enamoraste de ella verdad? – me recosté de nuevo de un solo golpe.
-          ¿Qué? – fruncí el seño. – Claro que no. Solamente que me gusta.
-          ¿Sólo te gusta?
-          Sí. – volví a fruncir el seño.
-          ¿Te acostaste con ella? – elevé una ceja.
-          No. – reí.
-          Estuviste lento…
-          No man, déjate de estupideces. Estoy bastante preocupado. ¿Cómo le digo?
-          Pf… ni idea. – negó con la cabeza.
-          ¿A qué hora nos vamos?
-          A las diez y media de la mañana.
-          ¿¡Tan pronto!?
-          Si. – salió de la habitación. - ¡Hasta mañana Bro!

Me quedé observando la ventana y luego me tiré hacia atrás en la cama. Estuve unos minutos observando el techo. Sólo eso. Observando el techo con la mente en blanco. Pero luego comenzaron unos Flashes muy extraños. La primera vez que la vi en la piscina, por la noche. Cuando me preguntó mi nombre. El día en el parque comiendo golosinas. Cuando caímos al agua, empapándonos y corriendo uno tras del otro. Cuando la pasamos aquí. La cena en el buffet. Hace unas horas.

-          Dicen que a mal tiempo buena cara y que después de la tormenta viene la calma. –  escuché a Ryan desde el salón.
-          También dicen que querer es poder y hace más quien quiere que quien puede.
-          Y que si te pica te rascas ya que todo lo que escuece cura. – volvió a decir.
-          Y que la confianza da asco. – carcajeé esta vez yo bajando las sábanas.
-          Buenas noches princesa. – dijo carcajeando.

Me quité la ropa, quedándome en bóxers y abrí un huequito entre mis sabanas. Ryan decía que le gustaba más dormir a fuera ya que hacía más fresco. Me acosté y coloqué mis brazos tras de mi cabeza. Cerré los ojos y otra vez apareció ella. Pestañeé y me tumbé hacia un lado, abrazando la almohada y volviendo a cerrar los ojos. Esta vez, quedándome dormido.

Piiiiiiii pip pippipipi.

Una alarma me despertó. Gruñí casi insonoramente y bostecé. Rodé sobre mí y observé en mi iPhone la hora. ¿¿¡¡8:30 de la mañana!!?? Lo dejé donde estaba y volví a retomar mi sueño.

Piiiiiiiiiii pip pippipipi. Otra vez ese impertinente sonido.

Me levanté con cuidado yendo al baño.

-          Buenos días eh. – dijo Ryan metiendo unas cosas en su maleta.
-          ¿Qué haces despierto ya? – bostecé estirándome la espalda.
-          Lo mismo que tú. ¿Te gustó la alarmita? – carcajeó.
-          Fuiste tú. – le dediqué una mirada de pocos amigos.
-          Claro que si Bro, siempre tardas años. Si no te despierto pronto ¿Dónde nos vamos después? ¿En trineo?
-          Yo aún tengo que hacer mi maleta. – dije cansado.
-          Prepárala y vístete, tengo hambre.
-          Ve tú. Yo quizás voy más tarde.
-          ¿Qué vas a hacer?
-          No lo sé. – suspiré pesadamente.
-          Está bien. – cerró su maleta.  – Voy a desayunar.
-          Llévate tu tarjeta. – se la lancé y cerró la puerta.

Fui al baño, me lavé la cara unas tres veces y cepillé mis dientes. Salí del baño dirigiéndome a mi habitación. Me puse unos vaqueros con un cinto negro y una blusa blanca. Una chaqueta morada por encima, con unas supra moradas y  una gorra negra que ponía ‘Magic’. Me vestí a mi gusto. Ya era el último día y no me importaba que alguien me reconociera. Cerré mi maleta y la coloqué al lado de la puerta. Cogí mi iPhone y piqué en Kelly.

|| Narra Kelly ||

Estaba en mi decimo octavo noveno sueño, cuando sentí el sonido de mi teléfono móvil. Gruñí por lo bajo y me di la vuelta. Volví a cerrar los ojos. BIIIIIIIIIP. Otra vez el teléfono. Rayos, quien será a esta hora. Abrí los ojos. Cogí el teléfono y miré con los ojos aún pegados la pantallita. <<2 mensajes de Justin>> Se me abrieron los ojos del golpe.

‘’Buenos días bonita. Supongo que estarás durmiendo. Espero que no tengas el teléfono apagado y escuches este mensaje, por lo que de lo contrario creo que me iré con ganas de verte. Baja a la piscina, te espero en 10 minutos. Si no bajas porque lo tienes apagado, gracias por estas vacaciones. Sin duda serán inolvidables. Eso sí, no te librarás tan fácil de mí. Haré hasta lo imposible por volver a verte. JB.’’

‘’Por cierto, bonito pijama el de anoche.’’

Se me escapó una risita y volví al primer mensaje. ‘’Si no bajas porque lo tienes apagado, gracias por estas vacaciones.’’ BOM, BOM, BOM, BOM, BOM, BOM, BOM, BOM, BOOM. Corrí al baño, salí del baño, corrí a la habitación, salí de la habitación, volví al baño, salí del baño, fui al salón, entré en la habitación ¡Donde coño dejé las sandalias! Volví a la habitación y sí, allí estaban. En la esquinita. Bufé y di unos pasitos para que mamá no se despertara. Salí de la habitación y cerré la puerta. Volví al baño.

-          ¿A dónde se va? – suspiré terminando de colocar mi pelo.

Salí de la habitación y bajé en el ascensor al llegar a la piscina observé todos lados. Estaba desierto lógicamente. Caminé hasta las palmeras, al final de la piscina. Donde le vi por primera vez. Vi una sombra a lo lejos.

-          ¿Justin? – susurré.
-          ¿Otra vez con lo mismo?
-          ¿Dónde andas? ¿Qué pasa?
El crujido de las hojas le delató.
-          Hola bonita. - sonrió observándome. Me acerqué a él y le di un fuerte abrazo.
-          Hola. – sonreí dándole un besito en su mejilla. - ¿Qué pasa? – pregunté. Él suspiró.
-          Vente. – dijo tirando de mi mano.
-          ¿A dónde vamos? – pregunté.

Me llevó a unas escaleras con flores que había allí. Nunca lo había visto. Este Hotel tenía lugares auténticamente preciosos que ni siquiera había descubierto.

-          ¿Qué tal dormiste? – preguntó sentándose a mí lado.
-          Pues bien. – sonreí. - ¿Y tú?
-          Más o menos. – me perdí en sus labios.
-          Justin…- reí.- ¿Qué te pasa? Estás medio tonto. – carcajeó.

No contesté. Simplemente me acerqué a ella y hice lo que tenía ganas. La besé.

-          ¿Y eso? – susurró aún con los ojos cerrados.
-          Kelly. – susurré.
-          ¿Qué?
-          Me voy.
-          ¿Cómo que te vas?  - me miró exaltada.
-          Me vuelvo a Canadá en 1 hora y media.
-          ¿Qué hablas? – dijo con un tono elevado. Noté como se comenzaba a acumular agua en sus ojos y su voz comenzaba a quebrarse. Por no hablar de sus gestos forzados.
-          Mi madre llamó ayer, tengo que volverme porque tengo que preparar cosas de la gira que se acerca. – respiré hondo.
-          ¿Entonces qué…?- miró al suelo. Volvió a mírame. ¿Qué ya no te veo más no?
-          No me digas eso joder. – esta vez miré yo al suelo. Respiré hondo una vez más y volví a mirarla. Estaba retirando una lágrima con su pequeña mano. – No llores. – la estreché contra mi cuerpo, abrazándola.
-          Yo soy una idiota. Todo me sale mal. – suspiró.
-          No, no es cierto. – acaricié su mejilla. – Te prometo que vamos a hablar todos los días ¿sí? – le sonreí. Ella sonrió levemente.
-          Pero tú te vas a ir a hacer tu vida normal. Y te vas a olvidar de mí.
-          Que no Kelly, que eso no va a pasar. Te lo prometo. – volví a sonreír. Ella simplemente asintió y me acerqué para besar sus labios. Lentamente. Otra vez, en cámara lenta.
-          Bueno…- dijo separándose lentamente. – Gracias por este verano. Eras realmente como siempre soñé. – sus mejillas tomaron color.
-          ¿Soñabas mucho conmigo? – mordí mi labio inferior.
-          Todos los días. – sonrió besando ella esta vez mi labio inferior con algo más de fuerza.
-          Creo que compondré una canción sobre esto. – carcajeé.
-          Estaría bien. – dijo ella riendo. Observé mi reloj. Miró ella también rápidamente y me miró con un rostro triste.
-          Llámame, mensajeame, pero por favor, si te envío algo respóndeme.
-          No te preocupes. – me puse en píe.- Lo haré. – sonreí tomándola por la cintura. Se puso de puntillas.
-          Gracias. – susurró.
-          Kelly.
-          ¿Hm? – sonrió.
-          ¿Me vas a besar y contarlo?

Ella frunció el ceño, quedó unos segundos en silencio y luego, entendió lo que quise decirle. Y no es que no quisiera que nadie se enterara de que estuve con ella. Lo que pasa, es que si se llegan a enterar, la buscarían y estarían todo el día encima de ella para buscar una exclusiva. Se basarían en rumores falsos y se la pasarían inventando.

-          No, no te voy a besar y contarlo. – negó volviéndose a poner de puntillas. – No me hace falta contarle a nadie, yo sé que esto pasó y punto.

Sonrió haciendo que una sonrisa rápidamente se plasmara también mi rostro. Volví a besar sus labios, esta vez con más pasión. Era la última vez que iba a probarlos. Ella respondió, tal y como yo estaba intentando. Su lengua y la mía jugaban mientras sonreíamos sobre nuestras bocas. Con ansias. Recorrí su espalda varias veces mientras ella acariciaba mi cabello. Se separó lentamente dejando un sonido chirrioso al separarse.

-          ‘Solo mantente callada, mantelo en silencio. Y lo que hagamos mantenlo entre nosotros dos. No quiero verte twitear sobre JB, porque las únicas personas…-la corté.
-          ‘Que deben saber esto, somos tú y yo’. - susurré mordiendo mi labio inferior. Ella sonrió y comenzó a acaricias mi mejilla, mientras su mirada atentaba contra mis labios.
-          ‘Tus labios me están llamando’…-susurró esta vez ella.- ‘Como si quisieran hacer algo.’ – reí.
-          ‘Dime que me vas a besar y que luego le contarás a todos que me tienes loco con tus labios.’

Me acerqué a ella y mordí su labio inferior levemente, tirando suavemente de él para luego dejarlo caer. Ella cerró los ojos.

-          ‘Si me vas a besar y contarlo…’ – dijo aún con los ojos cerrados.
-          ‘Ese no soy yo.’ – negué para cogerla levemente y dar una pequeña vuelta en el aire.
-          Me encanta esa canción. – dijo sonriendo. – Mi favorita era ‘That should be me’. Aunque creo que ahora será Kiss and Tell. – rió.
-          Toma. – dije entregándole mi gorra.
-          ¿Para qué? – me miró confundida.
-          Para ti. Te la regalo.
-          No Justin. – negó volviendo a colocármela. Me la quité y se la puse.
-          Es para ti, yo te la estoy regalando. Es un recuerdo. – sonreí.
-          Me bastan estos recuerdos, créeme.
-          A mí también, pero me gustaría que te la quedaras. – sonreí tocando su mejilla.
-          Es muy bonita. – dijo observándola. – Magic. – susurró.
-          Magia. – susurré esta vez yo. Me miró fijamente a los ojos para luego dirigir su mirada hasta su mano, quitando una pulsera morada que llevaba. Cogió mi mano e hizo un lazo.
-          Para ti. – sonrió. Sonreí observándola, para depositar un besito en su cachete.
-          Gracias.
-          Ven. – tiró de mi mano.
-          ¿A dónde vamos?
-          ¿Nos sacamos una foto? – sonrió.
-          Es verdad no nos hemos sacado ninguna. – reí. Nos pusimos detrás de unos árboles pues ya la gente, estaba comenzando a salir. La volví a observar con una sonrisa en los labios. Estaba poniendo la cámara en su teléfono móvil. Era tan bonita.
-          Ya. – me miró. - ¿Qué pasa? – rió levemente.
-          Nada. – noté como me subió color a mis mejillas. – Venga. – reí. Me coloqué a su lado, dejando el móvil enfrente de nosotros. Sonreímos y… FLASH. Retiró su mano y miramos la foto.
-          Me encanta. – sonrió.
-          Y a mí. Vamos a hacer otra. – sonreí esta vez yo poniendo mi móvil en frente.
-          Mejor lo hacemos con el mío Justin. – dijo ella.
-          No, yo quiero también tener una.
-          Pero…
-          Veenga. – reí y coloqué mis labios en su mejilla, le di al botón y volví a retirar la mano.
-          A ver. – dijo curiosa.
-          ¡Esta me encanta! – dije con entusiasmo.
-          Oh a mi también. – hizo morritos.
-          Voy a subirla.
-          ¿Qué? ¿A dónde? – se exaltó.
-          A twitter. – dije con simpleza.
-          ¡¿Qué dices?! ¡No! – dijo quitándome el móvil.
-          ¿Por qué? – elevé una ceja.
-          Porque… porque comenzarían con los rumores y… ¿No dices que no quieres que nadie se entere? – dijo ella elevando esta vez la ceja.
-          Sí, pero….no serían rumores falsos. – sonreí divertido. Ella rió.
-          No Justin, que no quiero darte problemas. – negó nuevamente.
-          Está bien, como quieras. – me elevé de hombros. Volví a observar el reloj. Ya era hora de irme.
-          Me tengo que ir. – suspiré.
-          No quiero. – dijo con voz triste enganchándose en mi cuello.
-          Te voy a extrañar. – dije sincero colocando un mechón de su pelo tras de su oreja.
-          No tanto como yo. – negó haciendo morritos. Lamí mis labios para acercarme a ella lentamente. Un último beso, que nos dejó sin aliento. El sonido de mi teléfono móvil nos interrumpió. Me separé lentamente para darle un beso fugaz con sonido.
-          Espera. – dije sacando el teléfono móvil mientras ella asentía.
-          ¿Sí? – pregunté.
-          ¿Dónde estás? Llevo media hora intentando localizarte. – dijo Ryan con preocupación.
-          A bajo. ¿Qué pasa? ¿Dónde estás?
-          Se nos adelantó el vuelo, sale ya a la calle. Están aquí esperándonos, no tardes. – Y cortó.
-          ¿Qué pasa? – me preguntó ella con preocupación.
-          Se adelantó el vuelo. – respiré hondo. - Me tengo que ir ya.

Ella me miró con tristeza y observó nuestro alrededor para luego asentir, con una pequeña sonrisa y abrazarme con todas sus fuerzas. Aspiré por última vez su perfume, cerrando esta vez los ojos y abrazándola con fuerzas. Me separé lentamente volviendo a capturar sus labios con cuidado.

-          ¿Cuídate vale? Y sigue así, que eres increíble. – susurró.
-          Prometo que nos veremos pronto. No me olvides.

Volví a darle un beso casi fugaz y comencé a caminar dejándola atrás. Cuando casi iba a desaparecer por la puerta del hotel, me llamó.

-          ¡OYE DEREK! – gritó riendo.
-          Derek. – susurré y sonreí recordando el primer día que la vi. Me di la vuelta.
-          ¿Sí? – grité riendo.
-           Te quiero. – dijo vocalizando. Se me encogió el corazón.
-          Yo también. – asentí de la misma forma. Y desaparecí.



2 días más tarde…

Hogar dulce hogar. No me había dado cuenta de lo mucho que había echado de menos mi casa. Salté sobre mi cama y hundí mi nariz en mi almohada. Me sorprendí al notar que todavía olía a mí. Me incorporé y empecé a deshacer la maleta. Saqué su gorra y su olor me envolvió, regalándome en cámara lenta los cortos pero inolvidables momentos que pasé a su lado.  Me tiré en la cama y comencé a mirar las fotos que nos hicimos antes de que él tuviera que irse. Sonrisas constantes dibujaban en mi rostro.  Piqué en Twitter y comencé a responderles a mis amigas.
-¿DIOS KELLY, COMO HAS CONOCIDO A JUSTIN?
- ¡Tía, tía, tía!
-  ¿Qué hace Justin contigo?
-  ¡Puta!
- Awwww, me encanta veros como pareja.
- ¡KELLY! ¿¿Dónde vistes a Justin, por qué no me has contado nada??

Y así, saltaban y saltaban. ¿Qué era esto? ¿Cómo sabían? ¡Pero si no nos dejamos ver ni un solo día! Seguí observando menciones, todas bajaban en segundos. Entré en el perfil de Justin, para informarle cuando…

@justinbieber Ayer al mediodía, me encontré con esta chica @bieeberwoorld twitpic.com/546652 ella si tenía cámara, pero quise sacarla con mi móvil. Hola Kel!

Será idiota. Si le dije que no lo hiciera. Daba igual. Ahora mismo estaba sonriendo.

|| 5 meses más tarde – Narra Justin  ||

Cogí mi móvil casi de golpe y abrí la agenda. Kelly…Kelly…susurré buscándola. Aquí. Pulsé el botón verde. Un tono. Dos tonos. Tres tonos…empecé a darle golpecitos al suelo. Estaba completamente impaciente.

-          ¿Sí? – escuché su voz un tanto dormida.
-          Hola bonita. – susurré. Se me escapó una risa casi insonora.
-          ¡¡Justin!! – exclamó con entusiasmo. Sonreí.
-          Me tienes olvidado. – dije imitando un tono triste.
-          No es cierto, tú me tienes olvidada.
-          ¿Sabes dónde estoy? – dije con normalidad.
-          ¿En dónde? – preguntó.
-          Adivina.
-          En Narnia.
-          Que graciosa. – carcajeamos.
-          No tengo ni idea. – suspiró. - ¿En dó… –se cortó a sí misma. - ¡AH NO! ¡¿YA LLEGASTE?!
-          Hace media hora. – reí.
-          ¿Qué tal el vuelo? – preguntó.
-          Bien, mejor que el otro. – reí.- Ryan ama España.
-          ¿Preparado? - Esta noche, tenía el concierto en Madrid.
-          Preparadísimo.  ¿Y tú? – dije con simpleza.
-          ¿Yo? – preguntó perdida.
-          Si, tú.
-          No entiendo nada. – carcajeó algo nerviosa. Pude notarlo.
-          Te vienes a Madrid.
-          ¿Qué hablas? – dijo seria.
-          Que te vienes a Madrid.
-          No estés bromeando conmigo Justin.
-          No bromeo Kel – reí – ya sabes que tu madre sabe todo lo que pasó en el Hotel. Bueno, ayer hablé con ella.
-          ¿¡Cómo has hablado con mi madre!? ¡Tú me vas a volver loca!
-          Tú tienes la culpa. – reí. – Bueno ya sabes, soy Justin Bieber.
-          Justin se sube en su ego y… ¡SALTA! – dijo riendo. Carcajeé. – No espera. – se pausó de repente. - ¿Me hablas en serio?
-          Sí, esta noche a las 8:30 en el aéreo. Te espero en el aeropuerto de Madrid.
-          Justin Drew, ¿Te estás quedando conmigo?
-          No bonita, yo simplemente quiero estar contigo, verte, abrazarte y volver a probar tus labios ya que todas las noches me torturas ya que quiero besarte. Pero, son sueños y no puedo.
-          ¿Puedo comerte?
-          Esta noche. – dije divertido. - A las 8 y media.  – advertí y sonreí.- Tengo una entrevista Kel, llámame cuando llegues. – suspiré cansado.
-          Está bien, suerte. Tengo que hablar con mi madre, tú estás loco. – Y cortó.

Se me escapó una pequeña carcajada y me guarde el teléfono móvil en el bolsillo. Kenny me llamaba molesto. Los periodistas de aquí, me deben tener mucho aprecio. Otra vez en España y volvía  a llegar tarde a una entrevista. Al llegar allí, me hicieron unas cuantas fotos y contesté unas preguntas. Al volver al hotel, almorzamos y fuimos a los ensayos. Estuve probando sonidos unas 3 horas. Kelly ya estaría llegando a Madrid.

|| Narra Kelly ||

En esta ciudad. Sola. Sin casa. No sé a donde tengo que ir. Sin nadie. ¿Qué hago? Suspiré y cogí mi maleta. ‘Llámame cuando llegues’ recordé. Cogí mi móvil y tras 4 toques lo cogió.

-          ¿Hola?
-          Hola. – reí.
-          ¡Ah Kelly! – dijo entusiasmado.
-          ¿No miraste la pantalla o qué? – reí.
-          No me dio tiempo. – carcajeó.
-          Ya estoy aquí. ¿A dónde voy? ¿Qué hago?
-          Kenny te está esperando. – dijo riendo.
Observé a mí alrededor. Había mucha gente con cartelitos. Padres esperando a sus hijos. Mujeres esperando a sus esposos. Niños esperando que vinieran sus amiguitos…

-          ¿Kelly? – escuché al otro lado del teléfono.
-          Justin yo  no veo a Kenny. – suspiré. Observé a mí alrededor y vi un señor de estatura alta y corpulenta. - ¡Ya lo vi! – dije con demasiado  entusiasmo. Alguna gente que estaba a mí alrededor, me observó.
-          ¿Y ahora qué hago? – pregunté.
-          Acércate y dile que eres tú. – rió. Escuché música de fondo.
-          ¿Qué haces? – pregunté mientras me acercaba.
-          Ensayando.
-          Joder, que guay. – susurré.
-          Estoy cansado. –suspiró con cansancio.
-          Y yo quiero verte.
-          Eso no tiene nada que ver. – rió.
-          Ya. – carcajeé. – Te dejo, voy a acercarme.
-          Está bien, nos vemos ahora. – y colgó. Me guardé el teléfono en el bolsillo y me acerqué. Él no dejaba de mirar a todas partes.
-          Hola.  – sonreí.
-          Hola. – sonrió.
-          Soy Kelly. – reí.
-          Yo Kenny. – dijo obvio. – Vamos. – dijo cogiendo mi maleta.

Esto resultaba raro. Muy raro. Lo observé unos segundos, quería coger mi maleta, él no tenía porque cargarla. Yo no era nadie.

-          Yo la llevo. – sonreí.
-          No te preocupes. – me observó. – ya casi llegamos.
-          Está bien…

Llegamos al coche. Abrió la puerta ofreciéndome asiento. Fruncí mi ceño y entré. Cerró la puerta. Se subió y después de poner el coche en marcha, apretó el acelerador. Hablamos de unas cuantas cosas y me hizo un par de preguntas. Era muy simpático. Desde luego era un gran tipo. Llegamos a un recinto enorme. Este sitio lo había visto yo en la tele. Era el palacio de los deportes. Habían casetas de campaña, habían carteles, habían muchas chicas, el color morado hacia tono de esas calles, pude escuchar alguna chica gritando ¡ESE ES EL COCHE DE JUSTIN! Kenny tuvo que acelerar más ya que de pronto, una oleada se echó encima. Yo me encogí. Esto era nuevo para mí. Yo debería estar ahí fuera, con todas ellas, haciendo cola, cantando sus canciones, contándonos nuestros sueños, esperando que la puerta se abra para echar a correr. Pero no, estoy aquí. Mi sueño, él. Se ha hecho realidad. Y ahora estoy entrando por una gran puerta, donde hay un gran equipo. Muchos me saludan, todos me suenan.  Carín, Scooter, Scraapy, Pattie, Jeremy, Bruce, Diane…mucha gente. Mi corazón se revoluciona.

-          ¡Hoola! -  dijo Pattie dándome un cálido abrazo.
-          ¡Hola! – dije sonriendo mientras le correspondía.
-          ¿Cómo estás? –  preguntó mientras me observaba con una sonrisa.
-          Muy bien, algo nerviosa y…. – reí.- ¿Y usted? – sonreí.
-          Yo muy bien. – sonrió. – No me trates de usted, llámame Pattie. – carcajeó.
-          Está bien. – asentí. – Pattie. – sonreí.
-          Justin está por allí. – señaló unas puertas. Habían muchos pasillos.- Por allí da al escenario, está ensayando. – sonrió.
-          Muy bien. – asentí mostrando una pequeña sonrisa.
-          Eres muy bonita Kelly.
-          Muchas gracias. – sonreí. Noté como el calor subía a mis mejillas.
-          ¡Hola! – dijo con entusiasmo una voz masculina. Me giré.
-          Hola. – reí. – Soy Kelly. – tendí mi mano y elevó una ceja.
-          Yo Scooter. – me abrazó. – Encantado. – rió.
-          Encantada Scooter. – carcajeé esta vez yo.

Sí, tal y como nos decían. Eran todos  muy bromistas. Me encantaban. Estuve un rato hablando con Bruce. El abuelo de Justin. Ese señor era increíble.  Le pregunté a Pattie que si podía ir  a ver a Justin. Tenía unas ganas inmensas de abrazarle. Habían pasado 5 meses desde la última vez que le vi. Pattie se dirigió y salí a lo que era el escenario, donde estaban todas las sillas. Miré hacia arriba y estaba con su cuerpo de baile haciendo bailes un tanto extraños. Sonreí observándole. Tenía mucho talento. Desde luego lo tenía. Miró hacia abajo, encontrando su mirada con la mía. Se quedó parado en medio del escenario, tan solo observándome.  Miró hacia atrás y dio unas indicaciones, los chicos siguieron bailando y el saltó desde el escenario, al suelo. Se fue acercando a mí caminando muy despacio, mientras una sonrisa se iba formando en su rostro. Comencé a caminar hacia a él y cuando estuvimos lo suficientemente cerca se paró. Me miró. Llevó un mechón de pelo tras de mi oreja y sonrió. Mi corazón hizo clic. Mi cabeza dejó de reaccionar. Cuando recuperé el control de la situación, estaba en los brazos de Justin Bieber. Me estaba abrazando.

-          Te extrañé mucho. – susurró.
-          Yo también. – susurré sonriendo.

Se alejó despacio y miró mis labios, luego volvió a mirarme y elevó una ceja divertido. Negué con la cabeza mientras sonreía.

-          Ven. – dijo tirando de mi mano.
-          ¿Ya terminaste de ensayar? – pregunté mientras me llevaba por aquellos pasillos.
-          No aún me queda 1 hora. – siguió caminando.
-          ¿A dónde vamos? – pregunté.
-          Aquí. – llegamos a su Backstage, había un papelito donde ponía ‘Justin Bieber’.
-          Qué bonito. – dije observando aquel lugar. Habían sillones, una tele plasma y comida.
-          Como tú. – susurró casi contra oído mientras colocaba sus brazos en mi cintura, abrazándome por detrás. Me di la vuelta y rodé su cuello con mis manos.
-          Hola Bieber. – susurré sonriendo.
-          Hola bonita. – sonrió lamiéndose los labios. - ¿Cómo estás? – dirigió su mirada a mis labios por un segundo.
-          Muy bien. – sonreí. ¿Y tú? – pregunté divertida.
-          Bien. – sonrió.
-          ¿No deberías estar ensayando? – fruncí el ceño.
-          Llevo 3 horas. – suspiró. – ¿Merezco un descanso no? – elevó una ceja divertida.
-          Sí, creo que te lo mereces. – sonreí y besé la comisura de sus labios.
-          ¿Me vas a besar? – preguntó.
-          No. – negué.
-          Uh me gusta.
-          ¿Te gusta? – pregunté con una ceja alzada. Me pegó más a su cuerpo.
-          Sí. – asintió divertido.
-          ¿Entonces no me vas a besar? – pregunté. ¿Le había hecho la misma pregunta que él me había echo anteriormente?
-          No. – se mordió el labio y  dio conmigo unos pasos hacia atrás. – A ver cuánto aguantamos. – dijo divertido.
-          No será muy difícil. – pasé mi lengua por el contorno de mis labios. Humedeciéndolos. Él se quedó observando como mi lengua daba la vuelta entera y luego me miró a los ojos.
-          Sabes jugar. – dijo serio.
-          Un poco. – volví a sonreír.
-          A ver ahora…- dijo pícaro. Dio otros 5 pasos hacia atrás y me dejó caer sobre el sillón. Él quedó encima de mí, apoyaba su mano a un lado del sillón para no caer totalmente encima.
-          Estás jugando con fuego.
-          Lo sé. – susurró. Volteé, quedando él esta vez debajo de mí.
-          Uf, sitio peligroso. – estalló en carcajadas, contagiándome. Me acerqué a su cuello cuando él se reía, pasando mis labios húmedos por este. Calló de repente. Me alejé de su cuello y comencé a crear un camino de besos por su mejilla hasta llegar a la comisura de sus labios, donde me separé. Le miré a los ojos.
-          Te extrañé mucho. – acarició mi mejilla.
-          Yo también. - .  ‘Los amores de verano terminan por todo tipo de razones, pero al fin y al cabo todos tienen algo en común: son estrellas fugaces.’ Temía por eso.
-          Adoro tus ojos. – dijo observándome fijamente. – Juro que no sabría descifrar ese azul.
-          Es un azul típico. – se me escapó una pequeña carcajada.
-          ¿Típico? – elevó una ceja. – Típicos son los míos. – dijo  rió.
-          Tus ojos son dorados, pero dorados caramelo. Y son preciosos. – pasó su dedo pulgar por mis labios y se acercó a mí.
-          Necesito besarte. - Y a pesar de que no le estaba viendo, sabía que tenía los ojos cerrados.

 Cerré los ojos y sentí sus labios. Sus labios eran suaves y calientes y sabían como a pasta de dientes de menta. Moviéndose con los míos, en un ritmo lento. Suave. Abrí un poco su boca y él respondió abriendo la suya, dejando pasar mi lengua.  Comenzó a acariciar mi espalda, mientras mi interior comenzaba a revolucionarse. Rozaba su lengua con la mía, formando pequeños circulitos. Era extraño. Parecía como si nuestras lenguas estuviesen jugando al escondite. Reí sobre sus labios cuando él capturó de una forma más salvaje mi boca. Separé mis labios de los suyos, ya que no me bastaba con el oxigeno que él me traspasaba. Abrí los ojos y lo observé un segundo, el me sonrió y se acercó. Me besó  otra vez, tan cuidadoso, tan suave, tan perfecto. Se separó. Mojé mis labios, intentando que mi cerebro comenzara a trabajar otra vez.

|| 9 horas más tarde ||
Música. Música, luces y sueños. Mi corazón a mil por hora. Miles de personas gritando. Su cara por todas partes. Un equipo corriendo por pasillos. Justin haciendo pasos de baile frente a un espejo mientras tararea. Está nervioso. Ryan bromea con él, el sonríe y mueve sus brazos de lado a lado mientras da unos pequeños saltitos. A fuera todo está lleno de luces de colores, todos están nervios. Incluso yo. Observo el escenario. Observo a las chicas. Algunas lloran impacientes. Otras sienten que están a punto de ver frente a ellas a su sueño. Recuerdo aquellos días, donde siempre soñé poder estar aquí. En la punta de adelante, observando a mi ídolo, mientras hacía que mi corazón diera miles de vuelcos. Recuerdo aquel día cuando vino por primera vez y yo no pude ir. Recuerdo como hablaba con las demás chicas que tampoco pudieron ir. Recuerdo aquella sensación de tan lejos tan cerca y de todo o nada.
-          ¡Justin, 3 minutos! – gritan desde adentro.

Me entran escalofríos. La gente comienza a gritar. La rueda comienza a girar. Miles de colores. Temporizador. 10,9,8….
-          ¡2 MINUTOS!
7,6,5,4…humo. Humo por todas partes. Luces. Gritos. Sueños cumplidos cada vez más cerca. Y de repente. Comienza a girar. 3,2,1…0:00:00.
-          ¡Justin, fuera!
No le estoy viendo. Sé que está nervioso. Ahora está dando pequeños saltos de cuclillas. Y ya suena la música. Mi corazón a dos mil por hora. Los gritos cada vez son más fuertes. Incluso yo, me atrevo a gritar con fuerza. Estoy adelante. Con Scooter, Pattie, Ryan y Jeremy. Jeremy observa la esfera. Sus ojos son cristalinos. Pattie sonríe orgullosa. Scooter está orgulloso de haberle encontrado aquel día. Ryan ríe. De pronto se acercan Bruce y Diane. Y en ese momento, ya está listo. Todo se vuelve eufórico. Él se mantiene quieto, como una estatua. Sin moverse. Me da un vuelco al corazón. Me tenso. Mi corazón comienza a ir muy rápido. Quiero llorar. Oh Dios, quiero llorar. Pattie coloca su mano alrededor de mi cintura y me abraza. Yo le sonrío y paso mi mano alrededor de ella. Justin se mueve. Da un ligero movimiento hacia la derecha. Mira hacia donde estamos nosotros. Vuelve a quedarse quieto y me mira. Se lame los labios y sonríe para luego…comenzar a hacer, lo que fue, uno de los mejores días de mi vida. Me dedicó miradas y alguna frase. Pero esta noche, era de todas esas personas que estaban ahí por él. Todas sus Beliebers. ¿Yo ya no era Belieber? Sí, sí lo era. Yo era Belieber. Yo tenía una Belieber en mi corazón. ¿Se había evaporado con todo esto? ¿Quién era ahora? Eso me asustaba. Me asusta pensar que algunas cosas ya se han quedado atrás. Pero me encanta esto. Después de casi 2 intensas horas. Después de dejarme la voz, después de saltar, llorar y reír a carcajadas, el concierto dio su fin.
-          Corre, vamos. – dijo Ryan tirando de mi mano.
-          Espera, espera. – digo riendo. Estaba corriendo muy rápido.
-          ¡Man! – dijo lanzándose sobre Justin. Él estaba tirado en un sillón con los ojos cerrados. Estaba sudando. Justin rió y se lo sacó de encima. Todos comenzaron a aplaudir, incluso yo. El nos miró a todos hasta que detiene su mirada en mí. Noté como el calor subía a mis mejillas, todos me miraron y Ryan silbó. Justin abrazó a su padre, a su madre, a sus abuelos, a Scooter, a Ryan y llegó a mí. Le di un abrazo enorme y se quedó a un centímetro de mi cara. Toda su familia estaba ahí. Le di un beso en su mejilla y me aparté. Él sonrió.

-          ¡Bueno, vamos a comer! – gritó Ryan desde adentro.
 Todos rieron y entraron por una puerta blanca, allí tenían comida. Justin me detuvo, le miré con el ceño fruncido. ¿No pensaba entrar? Él colocó su mano en mi cintura, miré hacia abajo y volví a mirarle, sonrió, de esa forma que sólo él sabe hacer y yo sabía la respuesta. Le devolví la sonrisa, me enganché en él y antes de besarle, susurré.
-          Has estado increíble.
Volví a sonreír, con esos labios carnosos que  cuando  sonríen  te hacen pensar que  la paz mundial sería posible si todo el mundo sonriera como él. Tira lentamente de mi labio inferior para luego morderlo levemente. Sonrío y me separo un poco de él.
-          No seas malo. – digo haciendo morritos.
El sonríe y me besa de nuevo, de esa forma tan especial. Sentía su lengua por cada rincón de mi boca. Y sus labios moviéndose en cámara lenta con los míos. Sin duda, era increíble. Me separé en busca de aire.
-          Vamos anda. – dije besando por última vez sus labios.
Dejé un sonido al separarme. Él sonrió y me cogió de la mano. Sentí electricidad por todo cuerpo al mirar hacia abajo y ver nuestras manos unidas. Comimos, reímos, Pattie nos contó algunas cosas. Ryan contó algunos chistes, él era hiperactivo. No podía estar quieto. Me encantaba como era. Estuvimos mucho tiempo allí. Eran las 4:30 de la madrugada y yo estaba muerta. Justin estaba acostado en el sillón y yo a un lado de él. Nos habíamos quedado dormidos.

|| 8 meses más tarde – Narra Kelly||

Estoy aquí, en casa. No he vuelto a verle desde el concierto. Él está muy ocupado con sus cosas y a pesar de que hablamos todos los días, necesito verle y tenerle cerca. Pero, de alguna manera me he metido en su mundo. Se extendió el rumor de que Justin estaba con una chica al día siguiente del concierto. Ya que fuimos a dar un paseo por la playa y los paparazzi nos fotografiaron. A partir de ahí, mi vida ha dado un gran vuelco. Mi sueño era ser bailarina y se ha cumplido. Ingresé en una escuela de baile a los pocos días del concierto y hoy, trabajo como bailarina de videoclips. Es un poco extraño, porque hay gente que me reconoce y me pregunta ‘¿Tú eres la novia de Justin Bieber?’ ‘¿Desde cuándo estáis juntos?’ y yo me siento realmente incomoda. Yo solo espero, poder verle pronto. Porque esta distancia me está matando. Y por él, o mejor dicho…hoy, gracias a él, no tengo miedo de confiar en mí misma. Que nada es imposible y que algún día te tendré a mi lado quizás para tan solo poder drogarme con su perfume todos los días. Ojalá algún día, pueda tenerte, más que sea, un poquito más cerca.

|| 2 meses después - Narra Justin ||

-          ¡Kelly! – gritó por teléfono.
-          ¿Qué pasa? – pregunté exaltada.
-          ¿Dónde estás? – preguntó.
-          En mi habitación. ¿Por qué? – pregunté extrañada.
-          Cierra los ojos.
-          ¿Qué dices? – reí.
-          Cierra los ojos.  – volvió a repetir. ¿Qué me pasaba? Era tan extraño. Le sentía totalmente cerca.
-          No voy a cerrar los ojos, ¿Para qué quieres que cierre los ojos? – me puse en píe y me acerqué a la pequeña ventana de mi habitación, observando los coches pasar.
-          Ciérralos por favor.
-          Está bien. – susurré y cerré los ojos. -Ya. – reí. - ¿Y ahora? – escuché un golpe.

De repente, sentí unas manos en mis ojos. Mil, dos mil, cuatro mil quinientos, a seis millones de kilómetros por hora. El corazón anunciaba con salírseme del pecho.

-          Hola bonita. – susurró contra mí odio, haciéndome estremecer. Me giró levemente, para después, besarme de una forma, completamente ilegal. Se separó y me miró a los ojos convencido. – he venido para llevarte conmigo.

Y entonces, mi corazón hizo CLICK y estalló, desprendiendo mil y un colores. Como aquel día, cuando me enamoró, con aquella sonrisa que podía hacer suspirar a millones de chicas de todo el mundo. En ese momento, en ese preciso instante, cuando me di cuenta, que ya era imposible, sacarle de mi mente.


~~~~~~~~~~~~FIN~~~~~~~~~~~~



You Might Also Like

4 comentarios