Dos mil millas más allá.
16:27
Me prometí hace una semana que no volvería a escribir sobre ti. Pero necesito hacerlo, necesito desahogarme y ya sabes que como único me desahogo es entre letras. Aunque termine ahogándome en ellas. Sabes...
Me pongo a mirar nuestras cosas, nuestros recuerdos, nuestros momentos y veo como nuestro "todo" se quedó en un simple "nada". Y no es que me caigan mal los antónimos, pero ellos acabaron con nosotros. Leo tus "me estoy enamorando" y mis "no quiero hacerte daño" y te juro que me dan ganas de pegarme de cabezazos contra el suelo. Porque perdí. Nunca pensé que el mayor daño me lo iba a llevar yo. Y no es que no supiera que podría pasar esto, que estaba claro que iba a pasar, pero no estaba preparada. No estaba preparada porque pensaba que iba a ser diferente, como tú. O eso pensaba yo. O eso decías tú. Estoy triste, porque tú eres feliz, y no te hace falta recordarme. Y me parece genial, siempre te deseé lo mejor, pero pensé que todo esto iba a ser distinto, o conmigo. Decías que no querías perderme, te perdí yo, y no sólo eso, me estoy perdiendo a mí misma. Y ya sabes lo que dicen de las noches, que son muy putas. Como mis ganas. He vuelto a leer aquel, "solo quiero que te enamores de mí". Y es que ya no te siento, poco a poco se me va olvidando tu voz, tus manías, aquellas noches hasta la madrugada susurrando, y encima ni siquiera puedo esconderme cerca de tu casa para verte aunque sea de lejos. Ya sabes, soy miópe. Y estás lejos. Y por si nos parecía corta la distancia que ya nos separaba, ahora te noto a dos mil millas más allá.
Y si me lees, créeme, era capaz de enamorarte de nuevo, pero tu indiferencia se lo cargó todo.
Una vez lloré contigo, hoy volví a llorar por ti.
Estuve a punto de coger un avión también por ti. Y un billete me estaba esperando para la época de las luces, pero creo que el avión lo voy a coger con destino hacia, "hasta aquí".
Cuídate. Te quise. Muchísimo.
O eso parece por cómo duele/s.
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