Mesa para dos, por favor.
10:11
Pedimos mesa para dos (yo nunca había pedido mesa para dos) y nada más sentarnos apagó su móvil y después pidió que apagase el mío. Realmente no sabía qué estábamos haciendo, y de pronto me cogió la mano izquierda y me desabrochó el reloj.
"Se acabó eso de mirar constantemente el tiempo que nos queda"
Y tenía razón. Desde entonces nos queda todo el tiempo del mundo.
0 comentarios