• Desafío al corazón. Capítulo {27}

11:08

• Capítulo 27.

|| Narra ___ ||
Recuerdo una conversación mamá. Hace mucho tiempo. Recuerdo que había venido a casa una amiga suya, llorando. ‘Problemas de mayores’ recuerdo que me dijo. Yo la escuché. Decía algo así como ‘Y es que estoy enamorada, pero no me quiere’. Y de pronto estalló en lloros. Yo estaba detrás de la cocina, observándola. Al caer la noche, mamá subió a mi habitación. Yo era pequeña, ella me fue a dar mi beso de buenas noches y formulé una pregunta.
• Flashback•
- Mami, ¿Cómo es eso de estar enamorada?- pregunto subiendo mi manta. Ella se ríe y cierra la puerta. Se sienta en mi cama y me observa.
- Pues, ¿Sabes esas canciones y poemas de amor que a veces nos cuenta la abuela? Yo asiento. – Cuando seas mayor, quizás puedes tener muchos amores pasajeros, pero cuando llegue esa persona lo sabrás, todo será distinto. Y también debes de saber que el amor es algo frágil, muy frágil, es algo que de repente un día se va como al siguiente vuelve, por eso hay que ir con pies de plomo, poquito a poco, y sin buscarlo que el día menos pensado, ¡Bom! ahí está. No hay por qué sentirse mal por no tener a alguien al que le gustemos o porque no nos correspondan, simplemente hay que saber dar un paso más hacia delante.- sacude su cabeza, yo la observo sin entender nada. Ella me mira y se le escapa una pequeña carcajada. Me quita las gafas y la deja sobre la mesita de noche. Se acerca y deposita un beso mi frente. - Ese día lo sabrás, te lo aseguro.
A un paso de irse, la llamé.
-Mami. – dije observándola. Ella me miró desde el marco de la puerta. - ¿Entonces nadie me va a querer porque llevo gafas y estas cosas brillantes? – dije enseñando mis dientes. Ella rió.
-No cielo, esa persona te querrá tal cómo eres.
Y entonces, cerró la puerta.
• Fin del flashback•
-Ya tonto, levántate. – digo besando su mejilla.
Él niega con la cabeza y vuelve a besarme en los labios. - ¡Justin! - Vuelve a hacerlo. Me río sobre sus labios y se separa. Se pone en pié me lanza su mano. La cojo y me levanto. Coloco mi pelo hacia un lado y lo tuerzo, dejando que el agua caiga. Qué horror. Observo mi ropa, totalmente empapada y pegada. Con esa cara de horror la despego un poco de cuerpo y luego miro a Justin. Otra vez mirándome de esa forma.
-No sé porque me miras así. – digo observándole curiosa. – Me pones nerviosa y lo sabes.
-Lo siento, no puedo evitarlo. – dice negando. Se vuelve a poner serio y escurre su blusa esta vez él. Frunzo el ceño. Eleva su mirada hasta a mí y me sonríe. Curvo mis labios y tiende su mano para que caminemos. Miro su mano, le miro a él. Y le ignoro. Camino a mi ritmo, el carcajea y me sigue.
-¿No cambias verdad? – dice a mi lado riendo.
-Ya he cambiado bastante. – digo intentando parecer seria.
-Ya lo creo. - le observo y elevo una ceja. – O sea, antes también lo estabas. Pero ahora más.
-Antes no estaba buena. Y ahora tampoco.
-Si lo estabas.
-No Justin, no lo estaba.
-Bueno ___, resultas cargante a veces eh. – dice curvando sus labios. Me paralizo. Acaba de decir mi nombre. Por segunda vez.
-Te odio. – digo echando a correr. Él carcajea tras de mí, y entre carcajadas, llegamos a la casa.
-Abre ya, ¡Estoy congelada! – digo acurrucándome con mis brazos. El me mira y muerde su labio inferior.
-Estás demasiado deseable.
-Deja de reírte de mí y abre. – digo seriamente. Me regala una sonrisa débil y saca las llaves, abriendo por fin. Cerramos la puerta. Estamos hasta los topes de arena y agua de mar. Tengo la boca salada, una de las veces una ola llegó al punto de empaparnos enteros, pero no dejamos de besarnos. Maldita sea, no sé que acabo de hacer y el caso es que no me arrepiento de absolutamente nada. Me giro. Sigue parado en la puerta, observándome.
-Voy a ducharme. – digo elevando el dedo índice.
-¿Te acompaño?
-No, gracias. Sé donde está. – contesto. Él eleva una ceja. Carcajeo y subo las escaleras. Siento su mirada clavada en mí. Me giro.
-¿Se te perdió algo?
-No, pero te ves muy bien así. – vuelve a morderse el labio inferior. Frunzo el ceño y me observo. Mi camisa está empapada llena de arena y pegada a mi cuerpo, se me transparenta bastante por lo que se me ve la ropa interior. Me tapo rápidamente. Lo miro y elevo una ceja mientras él carcajea.
-¡Eres un asqueroso! – digo subiendo rápidamente los peldaños, perdiéndome en el baño. - ¡¿Por qué mierda no me dijiste nada?! – cerré fuertemente la puerta. Escuché su carcajada.
Pasé el pestillo y me desnudé, abrí el grifo y me comencé a aclarar. Era extraño. Me había marchado triste y confusa y había vuelto con una sonrisa pero confusa. Totalmente confundida. No entiendo nada. No entiendo cómo puedo llegar a odiarlo tanto y otras veces…sonreí. Pasé las yemas de mis dedos por mis labios y cerré los ojos. Besa tan bien…me hace sentir tan bien. Abrí los ojos y me sentí como una autentica estúpida. Borré el rostro de niña quinceañera e intenté concentrarme en la ducha. Quitarme la arena de mi cabello sería un gran reto. Me esparcí el champú por el resto de mi cabello, frotándolo y aclarándolo. Luego dejé caer el agua de nuevo sobre mí. Cerré los ojos.
|| Narra Justin ||
Entré en el cuarto de baño de mi habitación. En la casa hay tres baños. Uno enfrente de la habitación de ___. Donde ella se está duchando ahora, otro aquí en mi cuarto y otro a bajo, en la planta baja. Dejo la ropa sobre el lavamanos y me quito los pantalones, los meto en la ropa sucia y prosigo con la blusa. La dejo caer también en la cesta. Entro en la ducha y abro el grifo. Dejo caer el agua por mis músculos y llevo mis manos a mi cabeza, las coloco en mi nuca por unos minutos. ¿Qué cojones haces sonriendo Justin? Sacudo mi cabeza. Vuelvo a sonreír y muerdo mi labio inferior recordando sus besos. Nunca había besado a nadie de esa forma. Volví a sacudir mi cabeza. El propio pensamiento me aterrorizó. Volví a recordarla. Sobre la arena, sus manos vagabundeando en mi cabello, mi boca sobre su boca, su lengua en plena lucha con la mía, sus labios, sus carnosos labios, su risa sobre mi boca. Mi risa sobre la suya. Mis manos recorriendo sus caderas, las suyas recorriendo mi torso. Este deseo… ¡Alto! Alto. Alto dos veces. Alto tres. Cuatro. ¡Alto! ¿¡Que te pasa estúpido!? Colgué una señal de STOP y terminé de ducharme.
|| Narrador ||
___ se mira en el espejo buscando el más mínimo rastro de fuerza, pero no aparece. Hoy no es ella. La fuerza, la valentía y el coraje la han abandonado. También merecen un descanso, pero podrían haber elegido otro momento mejor para desaparecer. Se miente a ella misma y, con un nudo en la garganta, dice que todo va bien. Cuando en realidad sabe que las cosas no van bien. Que dentro de ella se está produciendo una sensación extraña que no logra conocer. Y lo peor es que no lo acepta. Lo peor es que no se da cuenta de esa sensación.
Por otro lado, Justin se tira sobre su cama cansado. Eso no entraba en sus planes de super estrella. No había hueco para quererla, para adorar sus defectos. Para correr detrás de ella si se enfadaba. Para admirarla sin gafas, con gafas. Y creer que estaba guapísima así. Para llevarle flores en un día no especial o aparecer en su puerta sin motivo. No, para él no existía todo eso. Eso solo salía en las películas de drama que veía su madre cuando estaba en Canadá. Canadá. Sintió una enorme nostalgia a recordar su pueblo. Sonrió a recordar a sus abuelos, a sus hermanos. ¿Cómo estarían sus hermanos?
___ bajó las escaleras a beber un poco de agua, después de tomarla, se tiró en el sillón a ver la tele. Pasando y pasando canales. Uno. Dos. Se mantiene en un concurso. ‘¿Qué es la física?’ pregunta el presentador. Ella frunce el ceño y cambia de canal. Tres. Cuatro. ‘Una veintenar de fallecidos en…’ Cinco. Seis. Sigue cambiando canales. Sus ojos se comienzan a cerrar. Siete.
-¿Qué haces? – pregunta él. Ella adormilada gira su cabeza con dificultad y lo mira. Vuelve a volver la vista a la tele y deja caer su cabeza en el sillón.
-Nada. – dice con desgana.
-¿Otra vez así ___? – pregunta él cansado.
Ella no contesta. Justin se va a la cocina. Ella cierra los ojos y suspira. Sí, cierra los ojos. Otra vez él. Sus labios se rozan. Y ella se olvida de todo por un instante, recuerda esos besos nuevos, diferentes y misteriosos. Abre los ojos. Comienzan los recuerdos.

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