• Desafío al corazón. Capítulo {14}

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• Capítulo 14.

-Aquí tenéis. – dijo una señorita colocando las pizzas sobre la mesa. Acto seguido, colocó nuestras bebidas.
-Muchas gracias. – sonreí.
-Gracias. – dijo él.
Cogí mis cubiertos y corté un pedazo. Él la cogió con la mano y mordió, con hambre. Me hizo bastante gracia, pero me retuve. Estaba todo manchado de kétchup, parecía un niño pequeño. Me miró.
-¿De qué te ríes?
-De nada. – negué intentando aguantar mi risa. Él me miraba divertido.
-Tonta. – rió. Pinchazo.
-¿Qué?
-Nada. – negó y volvió a mirarme.
-¿Estás mejor?
-Sí, gracias. – asentí.
Después de terminar nuestra comida, Justin pidió la cuenta.
-Yo pagaré.
-Yo no pensaba hacerlo, me sacaste a rastras de allí. – volvió a mirarme divertido.
-Vamos.
Nos levantamos de la mesa y salimos de allí. Me di cuenta que tenía un pequeño coletero en mi muñeca, elevé mi cabello y lo rodeé consiguiendo un perfecto moño alto. Justin comenzó a caminar rápido y entró por una gran puerta de cristal. Volteó.
-¿Qué pasa? – me observó con un rostro confuso. – Vamos.
-¿Qué es esto? – pregunté con el seño fruncido.
-La empresa de mi padre.
-¿Y qué hago yo aquí?
-¿Para algo vinimos no? – elevó una ceja.
-Pero…
No me dejó terminar la frase. Se acercó y tiró de mi brazo, logré zafarme de su agarre y susurré un ‘Args’. Aquel sitio era enorme. Justin se acercó a una especie de recepción, la señorita le sonreía y le entregó una tarjeta mientras yo observaba confusa aquel lugar tan grande. Habían muchas cámaras de fotos por todas partes y modelos muy bonitas en cuadros enormes. Me quedé observando a una de las chicas. Lo que yo daría por lucir linda. A veces, me gustaría saber cómo la gente me ve, como se ven mis gestos, mi físico hasta mi manera de hablar. ¿Nunca has sentido esas ganas de transportarte a otra persona para poder verte a ti misma?
-Vamos Maslow. – volvió a tirar de mi.
-¿Vas a dejar de hacer eso?
-¿El qué?
-De tirar de mí, no soy ningún animal.
-¿No?
Volvió a carcajear, como la primera vez. Ese ‘¿No?’ Llevaba una gran indirecta. Desapareció el Justin que había permanecido conmigo la última media hora y dio paso al verdadero Justin. Lo observé con furia y él sonrió arrogante, me quedé observándole unos segundos y luego, di media vuelta. Bajé las escaleras que apenas habíamos subido.
-¿Se puede saber a dónde vas? – bajó las escaleras siguiéndome. El taconeo de mis botas hizo que la recepcionista mirara hacia arriba.
-Adiós. – dije a paso ligero. Volvió a tirar de mi brazo, esta vez bruscamente haciéndome voltear.
-¿A dónde te crees vas? – me preguntó con una ceja elevada. – Ya estamos aquí, ahora no te vas a ir.
-¿Por qué? ¿Porque tú lo dices? – elevé una ceja.
-A sí es. – tragó saliva y levantó su mentón asintiendo. Me solté de su agarre y le miré fijamente.
-No te aguanto.
-¿Y tú te crees que yo sí? – carcajeó subiendo los peldaños que habíamos bajado.
De repente, apareció un señor alto. Se parecía muchísimo a Justin, tenia algunos tatuajes en sus brazos. Un señor de unos 38 años. Era apuesto y vestía un traje de chaqueta y corbata. Se quedó observándonos hasta que Justin se movió y le dio un cálido abrazo. Este sonrió y luego dirigió su mirada a mí. Entonces comprendí, que él era su padre.
-¿Y esta es tu amiguita? – dijo el señor con una gran sonrisa mirando a Justin. Él me miró y volvió a mirar a su padre con una sonrisa burlona.
-Encantada. Soy ___ Maslow. – tendí mi mano, pero este la negó depositándome dos besos a cada lado de mis mejillas.
-Encantado. Yo soy Jeremy Bieber. – volvió a sonreír. Tenía una sonrisa hermosa. Volví a mirar a Justin. ¿Qué se supone que estoy haciendo aquí? ¿Qué hago conociendo al padre de mi pesadilla? ¿Por qué estoy en su empresa?
-Acompáñenme. – dijo haciendo un movimiento con su cabeza en señal de marcha. Me quedé inmóvil. Justin me volvió a mirar.
-Vamos. – dijo con voz ronca. Les seguí.
-¿Te gusta la fotografía verdad? – me preguntó Jeremy sonriendo.
-A sí es. – asentí. - ¿Cómo sabe usted eso? – pregunté ingenua. Este miró a Justin que le dedicaba una mirada de odio. ¿Qué película me había perdido?
-Pasen. – dijo abriendo una puerta de madera.
Y entramos. Miles de luces. Miles de flashes. Una chica posando y un fotógrafo captando todas sus poses. Aquello era perfecto, era lo que me gustaba. Me quedé observando a la chica, todas sus poses eran perfectas. Su cara, parecía la de una completa muñequita de porcelana, su silueta moldeada, daba la talla de una completa barbie. Miré a Justin el cual la observaba con deseo. La chica, haciéndose capta de nuestra presencia le dedicó una sonrisa pícara, que el fotógrafo no dudó en fotografiar. Volví a mirar a Justin, que la miraba de la misma forma. Fruncí el seño y me acerqué a un gran ventanal. Podía verse el mar. Era un piso muy alto y podía verse la ciudad. Habian unas vistas preciosas. Volteé nuevamente y vi la chica conversando animadamente ahora con Justin. La observé. Lo daría todo por ser la mínima parte como ella. Vuelvo a mirar al fotógrafo, que me observa con una sonrisa. Le miro confundida y esté, logra ruborizarme. Vuelvo a dirigir la mirada al gran ventanal. Los segundos se hacen eternos.
-¿Bonitas vistas verdad? – me interrumpe una voz masculina.
-Sí. – digo secamente.
-¿Eres nueva? – preguntó el fotógrafo sin dirigirme mirada.
-¿Nueva? – le observé.
-Modelo. – añadió. Fruncí el seño.
-¿Qué? – reí nerviosa.
-¿Eres una nueva modelo?
-No. – negué exageradamente. ¿Modelo? –silencio. - ¿Yo? – carcajeé irónicamente. – No, no soy ninguna modelo.
-¿Por qué te ríes? – dijo totalmente serio, cosa que logró desconcertarme.
-Por…- me quedé callada. – por lo obvio.
-¿Qué estás queriendo decir? - este hombre estaba logrando desconcertarme por completo.
-¿Qué?
-¿Qué quieres decir con esa risa irónica?
-Nada. –arrugué mi entrecejo. – Yo no soy ninguna modelo. Nunca seré modelo. No puedo ser modelo. De hecho no sé que estoy haciendo aquí.
-¿Quién te dijo que no puedes serlo?
Vuelvo a mirarle confundida. Decido no contestar a esa pregunta y volteo buscando a Justin o tal vez con algo más de suerte a Jeremy. Éste está a un lado, hablando por teléfono. Justin sigue hablando animadamente con la rubia mientras ella pone caras totalmente vomitivas. Suspiro pesadamente y miro al fotógrafo que aún se encuentra mirando el mar.
-Yo también amo la fotografía.
-¿Sí? – me mira, sonriente.
-Sí. – asiento.
-¿Quieres ser fotógrafa?
-Sí, de hecho estoy estudiando para sacar mi carrera. – observo su cámara. – Es muy bonita. – asiento. Éste dirige su mirada hacia la cámara.
-Sí. – asiente. – Me la regaló el señor. - miró hacia Jeremy.
-Debe ser muy buena.
-Sí. – vuelve a sonreír.
Miro por última vez la ventana y me acerco a Jeremy que ha terminado de hablar.
-No es por ser grosera pero, ¿Necesita decirme algo? Es que tengo que irme.
-Sí, acompáñame.

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