Bienvenidos al peor vuelo de vuestras vidas.

19:06










Abróchense sus cinturones, la canción está a punto de comenzar.
En caso de emergencia, no tengan miedo, ni se muevan de sus asientos.
El miedo paraliza a las personas, lo sé porque también lo he sentido alguna vez. Pero no soy yo la que tiene miedo hoy.

Ella respira mientras baila. Más de 453 gramos de nicotina se pegan a sus pulmones acelerando aquel motor al que llaman corazón. Ese motor que ha sido destrozado muchas veces por el paso de gente como tú, y el alcohol, siempre haciendo daño. Ese que es tan difícil de domar, que no puedes parar aunque lo desees con todas tus fuerzas. Ese mismo, el que ella tiene bajo su pecho izquierdo. El mismo corazón de ella que ahora te da la bienvenida y te grita que, por favor, no rompas nada más.

La chica de la falda azul jugaba esa noche a olvidarse del miedo de toda la semana y a disfrutar con sus amigas lejos de casa.

No sé por qué ni cómo, pero ambos acabaron en el mismo bar, y eso que ninguno de ellos era de allí. Estaban en el sitio adecuado, en el momento adecuado.

Intercambiaron palabras, miradas, y algún que otro apretón de mano.
Pero al lunes siguiente, mientras ella se acordaba del color de sus ojos, del lunar en su mejilla y su pequeña argolla plateada de su oreja, él solo se acordaba del estúpido color de su falda.



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