• Desafío al corazón. Capítulo {80}

14:07


-Si llego a saber que te ibas a tomar así el comentario te lo habría dicho antes. – me dice al oído Michelle, sin desparpajos, mientras ríe.
-¿Qué comentario? – la miro a propósito y la corta distancia creo que la intimida pues gira su cabeza un poco. Esto me resulta hasta divertido. Ella me mira de nuevo confusa y yo sonrío, la suelto y me siento en un pequeño banco que está bajo de un árbol. Justo enfrente de donde está ___. Michelle se acerca y se sienta al lado mío.
-Lo de “primo, eres muy malo conmigo”.
-Ah. – sonrío falsamente y miro de nuevo a ___. Ella cruza la mirada conmigo y luego la esquiva hasta su amiga de nuevo. Casi traga saliva a la misma vez que yo.
-Esa chica que tanto miras es la estúpida de la niñera. ¿Por qué la miras tanto.
La miro rápidamente y alzo una ceja.
-¿Estúpida?
-Sí. Me trató muy mal el primer día de trabajo.
-¿Qué te dijo?
-Bueno. – se elevó de hombros. – Ella tocó en la casa y yo abrí. Me miró de arriba abajo unas dos veces y luego casi me empujó para entrar.
-¿Ella hizo eso?
-Sí, Justin. Me trató muy mal.
Aguanté la risa.
-Vaya primita. Pobre. – me acerqué y le pasé la mano por encima, atrayéndola a mí. Ella dejó caer su cabeza sobre mi pecho. Sabía que ___ me está observando en todo momento.
-Eres tan lindo primo. – susurró.
Levanté la mirada un poco y ella estaba acariciándole el pelo al estúpido ese. La sangre me corría a mil por hora a toda hostia por el cuerpo. Apreté la mandíbula. De repente, se puso en pie y tiró de la mano de él. Fruncí el ceño observándola. ¿Qué demonios estaba haciendo? Giraron hacia la derecha y se metieron en un pequeño parque.
-Vamos, levanta.
-¿Tanta prisa de repente?
-Sí, tengo sed. Vayamos a comprar algo para tomar.
-Está bien, está bien.
Camino muy rápido mientras Michelle me grita cosas que no entiendo ni quiero entender. Me duele la cabeza de escuchar sus idioteces. ___ está con Danny justo allí. Perfecto. Vuelvo a agarrar a Michelle mientras camino junto a ella riendo. Le he tenido que hablar a cerca de las nuevas revistas de Teen Vogue para que me haga una pizca de caso.
-Vaya Justin, si que sabes. – dice ella carcajeando.
-Bueno, ya sabes. – respondo riendo esta vez yo intentado dar segundos contextos. ___ está justo al lado de mi prima esperando por su helado. El tipo no deja de mirarme. La miro a ella. Y miro al señor que está redondeando una bolita de vainilla y chocolate. Su favorito.
-¿Qué queréis vosotros chicos?
-¿Qué quieres mi amor? – le pregunto a Michelle. Ella frunce el ceño y luego sonríe ampliamente.
-Uno de fresa.
-Y yo uno de chocolate y vainilla.
Miro a ___ y por fin, me mira. Y siento que muero. Y siento como se me cae el mundo, el universo y las galaxias encima. Y seguimos cara a cara. Juraría que el tiempo no pasa.
<<Se seguían queriendo. Mucho. Demasiado. Se querían de la peor de las maneras. Se odiaban de la mejor de ellas. Decían que no, pero sabían perfectamente que desde que se habían separado las cosas no habían ido bien. Él había sido un auténtico capullo con todas las personas y ella había roto todo su mundo. Pero no iban a decirlo. Eran demasiado orgullosos. Pero qué más da ya. Eran unos orgullosos enamorados que no se tenían el uno al otro. Las sonrisas se escaparon. El suelo tembló. Nada sería como antes. Lo sabían y pensaron que todo, antes, era perfecto. Pero ninguno daría el puto paso de decir la verdad porque eran unos putos cobardes.>>
-Claro, un segundo, termino con ellos y os atiendo.
El señor termina de montar los helados y se los devuelve. Ella saca un billete de su bolsillo.
-No, yo pago. – dice el estúpido.
-No, pago yo.
-He dicho que pago yo y punto. – dice él y a ella se le escapa una pequeña risa incomoda. Él le entrega el billete al hombre, canoso y de aspecto fiable. Luego me mira. Lo miro. Su mirada es extraña. Se ve un buen tío. Pero…no puedo evitar pensar de nuevo que es un cabrón, ya que me ha quitado a mi chica.
-Hasta luego y muchas gracias.
El hombre carraspea.
-Uno de fresa. – digo volviendo a observarle.
-Muy bien.
Unos segundos y se lo entrega a Michelle. Ella lo toma en sus manos y luego me observa a mí.
-Más nada ya está. Muchas gracias. Aquí tiene. – le entrego un billete de cinco euros. Algo doblado por un lado.
-¿Y el suyo?
-No, ya no tengo ganas. – río. – Quédese con la vuelta. Buen día.
-Gracias chico, buen día para vosotros también.
Si claro, un día de puta madre. Suspiro y me giro caminando de nuevo.
-Oye, espérame.
Resoplo. Volvemos a donde estábamos. Y entre segundos minutos e incluso una hora, entre miradas fugaces, se pone en pie, se despide de todos. Danny le dice que él la acompaña, pero ella niega y vuelve a besarle en la mejilla. Y se me tensa de nuevo el pulso. Decido marcharme yo también. Miro a Michelle. No sé cuantos royos me ha contado. Ella sigue y sigue hablando acerca de sus esmaltes de uñas y una nueva colección de ropa que van a lanzar al mercado.
-Vamos, ya es tarde.
-¿Y entonces?
-¿Entonces qué? – frunzo el ceño mientras la observo.
-¿Cúal me pongo?
-¿Eh?
-No te enteras de nada Justin. – niega con la cabeza y se pone en pie.
-Ponte el que quieras Michelle, todos te quedan bien.
Ella sonríe orgullosa. Vaya. Qué golpe más bajo Justin, tratas a tu prima como a una de las plásticas de la universidad. Supuse que vería a ___ cuando estuviéramos de vuelta a casa, pues sólo le habíamos sacado unos dos minutos. Pero otra vez, me equivoqué. Había volado. No la vi por ninguna parte.
-Llegamos. – digo cerrando la puerta y tirando las llaves sobre la mesa.
Luego, me desplomo yo sobre el sillón. Me saco el móvil del bolsillo y estoy como media hora observando mi fondo de pantalla. Mí jodido fondo de pantalla junto a ella. Yo no era así, a mí nunca una chica me había afectado, pero ella tenía algo que me volvía loco. Una tonta sonrisa salió de mis labios. Recordaba cada día junto a ella. Cuando la tiré al agua y ella estaba hecha una fiera. Luego entre golpes la tomé por el cuello y la besé. También recuerdo que ese día le pedí que saliera conmigo. Ese día fue uno de los mejores días de mi vida sin duda. Me encantaba hacerla rabiar. Subo las escaleras rápido. Ya me ducharé mañana. Me desnudo y me meto en la cama. Sigo pensando en mis problemas. Estoy a punto de dormirme. Un último pensamiento de ella. Sonrío. Y poco a poco, soy raptado por Morfeo.

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