• Desafío al corazón. Capítulo {53}

13:30

___ elevó los brazos, sacándose el traje del todo. Quedándose en ropa interior. Él enloquecía. ___ era infinitamente hermosa. La más hermosa de todas. Casi le costó respirar cuando analizó la ropa interior de ella. Era malditamente sexy. Tenía unos pechos de grandes proporciones condenadamente deseables. Lanzó el traje al suelo.
-Joder. – susurró mientras lentamente subía la mirada hasta sus ojos con picardía. Volvió a exclamar mirándola esta vez a los ojos. Ella rió y tiró de él haciéndole quedar de nuevo justo encima.
___ recorrió la espalda suave de Justin con sus manos, mientras él la besaba, amagaba por su cuello, volvía a besarla y recorría sus muslos y su barriga. Como un maestro, jugó con ella. Lo hizo con suavidad, con un leve roce de labios, mordiendo su labio inferior, soltándolo, succionándolo. Un suspiro erótico cuando apretó su boca contra la de ella y abandonándola otra vez recorriendo su cuello. Besó su clavícula y llegó a la cruz de sus pechos. Miró hacia ella y mordió sus labios para luego bajar una de las tiras del su brassier. Peligro. Se iba acercando. Mordió su hombro. Deslizó la segunda. Y volvió a mirarla.
-Hazlo ya. – dijo ella con los ojos cerrados.
-No. – respondió Justin juntando más sus cuerpos. Volvió a besarla algo más furioso. – Te dije que ibas a disfrutar. No voy a hacer nada hasta que te note al límite.
-Estoy al límite.
-No gatita, estás caliente, pero no al límite. Y yo quiero que estés al límite. Te comenzaré a hacer pequeñas caricias, e iré subiendo el nivel de éstas besando cada parte de ti, con mi lengua. Y entonces me pedirás más, mucho más y ahí es cuando estarás al límite. En el momento en que no te puedas controlar.
Susurró de nuevo sobre su oído con una pequeña risa ahogada. Mordió el lóbulo de su oreja mientras pegaba su erección a ella con total descaro. ___ arqueó su espalda. Justin pensó que se corría al instante y hasta con ropa. Sin ni siquiera haberle tocado. Esto era una locura. Quien iba a imaginarlo. Sus pensamientos volaron cuando ella tiró de su cabello reclamando su boca. Él accedió totalmente volviendo a besarla, mientras su mano izquierda subía por su barriga con un rumbo fijo. Caray, ellos dos llevaban magia pegada en la piel, en cada beso que se daban. En cada beso o en cada caricia se notaba la magia que desprendían, aquello era amor no puro sexo y placer.
___ se estaba cansando ya de aquello. Ella quería complacerle también a él. Mierda, pero no sabía cómo, era primeriza en esto. Mordió el labio inferior de él y se pegó totalmente a su cuerpo dejándole casi sin fuerzas. Le presionó y se giró contra él, saliendo victoriosa y ganando la primera posición. Justo arriba y él acostado. Debajo. Justin elevó una ceja y ella soltó una carcajada. Se arqueó de nuevo sobre él, recostándose encima, besando su cuello, su boca, mordiendo sus labios, amagando de nuevo hasta su cuello, bajando por este, llegando a su torso.
-Estás asquerosamente bueno. - susurró ___.
Aquello se lanzó directamente a su miembro poniéndole aún más duro. Justin se comenzó a tensar. La lengua de ella estaba recorriendo su piel demasiado rápido y ya estaba demasiado cerca del peligro total. Sin hacerle daño, con total cuidado volvió a vencerle. Lentamente se comenzó a levantar con ella encima, haciendo que quedara a horcadas sobre él. A Justin se le escapo un gemido extasiado al sentir su suavidad y apretó su agarre. Las manos de ella se perdieron acariciando su pecho y su abdomen, haciéndole gemir audiblemente, mientras las manos de él recorrían de arriba abajo su espalda. Justin comenzó a besar a ___ de una forma salvaje, le encantaba el sabor que desprendía y le regalaba. Ella lo continuó besando, se dejó llevar. Sentía todo su cuerpo caliente, y su corazón que se quería salir de su pecho. Justin la tenía sobre él, a horcadas, joder estaba haciendo presión sobre él mismo y esto no era bueno. Es decir, lo era. Demasiado. Ella se dio cuenta de eso y con sus brazos alrededor de él, comenzó a moverse. Justin lanzó un gemido ahogado mientras separaba sus labios para pegarlos a su cuello. La había imaginado miles de veces sobre su cama, dispuesta para él como el manjar más exquisito, listo para saborearla. El corazón se le aceleró. Su miembro palpitó.
-Joder, eres… - susurró con voz ronca. Su miembro palpitaba de deseo.
-¿Soy? – susurró esta vez ella sensual.
-Eres mejor que una puta fantasía.
Esta vez la que lanzó un gemido ahogado fue ella. Aquellas palabras se convirtieron en una electricidad que avanzaba por su cuerpo, centrándose en su sexo. La aferró del trasero para apegarla a su intimidad, ganándose otro gemido algo más fuerte. Quería poseerla, hacerla perder el control del placer. Llegó. Abrazado a ella con las manos en su espalda llegó al cierre del brassier.

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